De acuerdo a antiguas investigaciones, se creía que era imposible que polvo cósmico flotara alrededor de Mercurio, ya que el calor del Sol disolvería dichas partículas.
Astrónomos de la NASA revelaron la existencia de un anillo de polvo en la órbita de Mercurio, dichos hallazgos han sido publicados en la revista The Astrophysical Journal.
Los científicos descubrieron irónicamente el anillo de polvo en la órbita del planeta más cercano al Sol “por casualidad”, mientras buscaban evidencias de una región libre de polvo cerca del astro.
Los investigadores describen el descubrimiento como “una fina neblina de polvo cósmico sobre la órbita de Mercurio” de 15 millones de kilómetros de ancho. La detección fue posible gracias al uso de satélites que recopilan imágenes estereoscópicas del Sol, que revelaron el patrón circular de polvo donde se proyectaba la luz solar.
Antiguas predicciones mencionaban que tanto la Tierra como Venus atraían polvo espacial a sus órbitas gracias a sus fuerzas gravitacionales, pero se pensaba que Mercurio no compartía la misma característica, ya que el calor extremo del Sol vaporizaría de inmediato el polvo cósmico, dejando un área “limpia”.
El polvo cósmico es el resto de colisiones de asteroides y cometas en llamas. Y la importancia de conocer los límites donde el Sol disuelve el polvo estelar podría acercar información a los científicos sobre la formación de los planetas en el sistema solar interno.
Los astrónomos continúan interesados en la búsqueda de la zona libre de polvo, alrededor de la estrella.
Nuevos asteroides por detectar
La NASA también dio a conocer una nueva investigación sobre el origen del polvo cósmico cerca de Venus, sugiriendo que este proviene de “un grupo de asteroides nunca antes detectados”, que orbitan junto al Sol.
“Creo que lo más emocionante de este resultado es que sugiere una nueva población de asteroides que probablemente contiene pistas sobre cómo se formó el sistema solar”, señala Marc Kuchner, astrónomo y autor del estudio.