Científicos de la Universidad de Bonn, en Alemania, vincularon un gen a la frecuencia con que la gente suele olvidar cosas sencillas. Una variante particular de este gen hace que se distraigan con más facilidad, causando los deslices en la memoria por la falta de atención.
“La ocurrencia frecuente de estos lapsus sugiere que son efectos de la genética”, dijo Sebastian Markett, autor principal del estudio, que se publicará en mayo en la revista Neuroscience Letters.
El gen receptor de dopamina D2 (DRD2) desempeña un papel importante en el olvido pues es esencial en el proceso de transmisión de señales dentro de los lóbulos frontales.
Si el cerebro fuese una orquesta, el gen DRD2 sería la batuta del director pues es esencial en dar indicaciones (de dopamina, en este caso) para el conjunto. Si la batuta pierde el compás, la orquesta se confunde.
Los investigadores hallaron dos variantes del DRD2 en 500 personas. Un 25% de ellas tenía la molécula citosina ( uno de los pilares que conforman el ADN ) en el gen. Para el 75% restante, al menos una molécula de citosina se había sustituido por la molécula timina, otra pieza fundamental del ADN.
Una encuesta de autoevaluación también midió cuán a menudo los participantes olvidaban asuntos simples, cuán fácil se distraían de sus quehaceres, y cuán difícil les era concentrarse.
El uso de métodos estadísticos luego verificó que es posible vincular parcialmente la variante con timina del DRD2 con los síntomas de la mala memoria. Según Markett, en vez de usar este hallazgo como excusa al olvidar nombres o perder las cosas a menudo, es mejor apuntar las ideas importantes y dejar las cosas en un mismo lugar.
Fuente: La Nación / Foto: Eduardo Teran Urresta – El Comercio