Los seres humanos, en ese afán que tenemos por categorizar y enfrascar en un todo a las cosas que nos rodean, no pudimos dejar escapar al arte; cuando escuchamos el concepto de arte moderno siempre queda esa incertidumbre acerca de a qué se refiere específicamente: si a las vanguardias europeas, a las experimentaciones norteamericanas o a una temporalidad que se escapa de nuestras manos perdiendo una dirección discursiva; y todo por una globalización que siempre es necesaria, pero confusa.
Afortunadamente para nosotros, el arte moderno ha hallado sus delimitaciones ante el viejo arte académico y la rabia o la conciencia del arte contemporáneo, dejando clara y distinta esa producción que queda en el medio y que pertenece a la primera mitad del siglo XX, con todos esos intentos/logros disruptivos que le caracterizan: la más fructífera renuncia a lo establecido.
En esa catalogación existe un lugar específico que alberga la mayor cantidad posible de obras modernas y que promueve un estudio o una apreciación más amplia en torno a lo creado a partir de esas vanguardias fascinantes que conocemos como Surrealismo, Impresionismo, Cubismo, Futurismo, etcétera: el Museum of Modern Arts (MoMA).
Este museo, ubicado en la cosmopolita y vertiginosa ciudad de New York, desde sus inicios y hasta la fecha se ha encargado de propiciar el entendimiento y utilidad de las artes visuales en nuestro tiempo, así como el disfrute de la evolución pragmática-conceptual en lo artístico.
El arte moderno encuentra entonces, a partir de ese ya lejano 1929, una eterna vigencia que es capaz de recordarnos por qué sus propuestas irrumpieron en el pensamiento común del hombre y hasta el día de hoy tienen resonancias de gran magnitud para toda práctica que se pretenda realizar.
Mucho se ha discutido que dicha producción podría definirse como el irracionalismo de la mente en su forma más amplia; no obstante, podemos decir que el irracionalismo es necesario en el arte y que está presente en todas las expresiones artísticas de la humanidad, por lo que no podemos considerarle como algo característico del arte moderno, aunque sí de suma importancia para su sello peculiar.
El arte moderno pertenece al momento considerado como el más artístico de nuestros tiempos, el más puro como disciplina y el más replicado hasta la fecha. Por eso, en una urgencia por hacer aún más alcanzable el arte de vanguardia, el MoMA ha generado una base de datos en la cual es posible descargar las 65,000 obras más importantes que ofrece su colección a nuestra computadora.
Con un importante acervo histórico y visual, el museo neoyorkino ofrece estos miles de archivos con el contenido más famoso de artistas como Mondrian, Dalí, Pollock, Chagall, Monet, Van Gogh, entre otros.
Puedes ir al sitio oficial de la colección y comenzar tu descarga dando click aquí.
Fuente: Culturacolectiva.com
