Una nueva denuncia interpuesta ante la Fiscalía General de la República (FGR) ayer exige a la dependencia que investigue, con base en evidencias publicadas en Estados Unidos, sobre la participación de funcionarios del gobierno de Felipe Calderón Hinojosa en los operativos “Gunrunner”, “Wide Receiver” y “Rápido y Furioso”, que dispersaron armas de fuego en México y alimentaron la imparable ola de violencia que sigue arrasando hoy; y recordó que una de estas armas incluso estaba en manos de Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera cuando fue detenido, en enero de 2015.
De acuerdo con el escrito de la denuncia –presentada ayer por una institución académica, una organización y un despacho reunidos en la iniciativa [DES]arma México, A.C.–, existen evidencias que muestran la participación de la entonces Procuraduría General de la República (PGR) –a cargo de Eduardo Medina Mora, Arturo Chávez Chávez y Marisela Morales Ibáñez, sucesivamente–, la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) –dirigida por Genaro García Luna– o la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SEIDO) en los fracasados operativos.
En una conferencia virtual realizada este jueves, Sergio Aguayo Quezada –quien dirige el Seminario sobre Violencia y Paz de El Colegio de México, la investigadora mexicano-chilena Miriam Morales Sanhueza –de [DES]arma–, el investigador Santiago Corcuera Cabezut y el abogado Javier Schütte Ricaud –quien firmó la denuncia– presentaron los pormenores de la denuncia, insistiendo en su intención de no violar la presunción de inocencia de nadie. De hecho, la denuncia de exige a la FGR que, en caso de que la solicitud de la Cancillería resultara insuficiente, se extiendan peticiones de información a la ATF, el Departamento de Justicia, la Agencia Antidrogas (DEA), el Buró Federal de Investigaciones (FBI), los servicios tributarios (IRS), el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), la Oficina de Aduanas y Control Fronterizo (CBP), el Departamento de Seguridad Interna (DHS) y la Oficina del Fiscal Federal de Arizona.
Entre los elementos que destacó la denuncia figura la investigación que se llevó a cabo en el Congreso estadunidense, según la cual el 26 de septiembre de 2007 agentes de la Agencia de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF) se comunicaron con autoridades mexicanas –probablemente de la Agencia Federal de Investigaciones (AFI)– para monitorear una entrega controlada de 19 armas de uso militar y seguir a los traficantes desde la frontera; sin embargo, los agentes mexicanos les perdieron la pista y las armas se esfumaron. También planteó que Medina Mora, entonces titular de la Procuraduría General de la República (PGR), discutió con el “contacto” y con el agregado de la ATF en la Ciudad de México respecto al operativo.
El investigador Santiago Corcuera recordó que el despliegue militar contra la delincuencia organizada desencadenó una ola de violencia que hasta la fecha sigue agravándose y, tras resaltar que en México se producen de manera regular crímenes contra la humanidad –los cuales permanecen en total impunidad—, recordó que “han llegado casos en instancias internacionales donde se analiza y se sentencia al Estado mexicano precisamente por la actuación del gobierno, particularmente de Calderón”. El experto, quien formó parte del Comité contra las Desapariciones Forzadas de las ONU entre 2013 y 2017, recordó que Calderón se negó de manera reiterada a permitir la visita a México del experto de las Naciones Unidas sobre ejecuciones extrajudiciales y arbitrarias, y ello en plena explosión de la violencia homicida en el país, que dejó más de 120 mil muertos durante el sexenio del entonces panista.
Fuente: Apro