México es uno de los centros mineros más importantes de todo el mundo; sin embargo, el crimen organizado ha mermado no sólo la actividad de las empresas, pues también ha aumentado de manera significativa sus costos operativos. ¿Cuál es el panorama para un sector al que la inseguridad le cuesta entre 20 y 25% de sus ingresos al año?
Por Nayeli Meza
El 6 de abril de 2015, la mina El Gallo 1, en el estado de Sinaloa, celebraba la extracción de 900 kilos de concentrado aurífero, equivalentes a aproximadamente 7,000 onzas de oro. Pero un día después, a las 04:30 de la mañana, un grupo de ocho personas armadas con rifles entraron a las instalaciones del complejo y saquearon el lugar.
La empresa, propiedad de la canadiense McEwen Mining, dijo el 8 de abril que durante el suceso no se reportaron empleados con lesiones graves o daños en las instalaciones de la compañía. Sin embargo, el golpe ya estaba dado: las pérdidas económicas del episodio alcanzaron 8.5 millones de dólares (mdd), equivalentes a 30 días de producción de concentrado de oro.
Sinaloa es parte del bloque pentapartita que conforma con Durango, Guerrero, Michoacán y Zacatecas, que en los últimos años ha sido el blanco del crimen organizado. La delincuencia ha mermado no sólo la actividad de las empresas, pues también ha aumentado de manera significativa sus costos operativos y modificado los protocolos de seguridad de las mineras diseminadas en los territorios de las cinco entidades.
El precio de la violencia
En abril de este año, Manuel Reyes, presidente de la Asociación de Ingenieros de Minas, Metalurgistas y Geólogos de México (AIMMGM), dijo al diario estadounidense The Wall Street Journal (WSJ) que las actividades de las mineras, tanto nacionales como extranjeras, que operan en México se ven amenazadas por la inseguridad.
“Es un peligro diario. Es el crimen organizado asediando a la gente”, detalló Reyes a la publicación.
Calificó de “laxo” el Estado de derecho en México e hizo un planteamiento a las firmas: “¿Por qué las empresas extranjeras no se quejan abiertamente?”
Aunque los empresarios del sector aún no reconocen un impacto grave de la inseguridad en su producción, lo cierto es que después de 11 años de crecimientos constantes, en 2013 la producción minera registró un caída de 9.9% a pesos corrientes, al pasar de 291.1 millones de pesos en 2012 a 262.3 millones.
Una economía deprimida y el impacto por menores precios de los metales fueron algunos de los motivos relacionados con el declive de la producción en 2013, según el Anuario Estadístico de Minería Mexicana 2014 realizado por el Servicio Geológico Mexicano, aunque no se puede descartar un efecto de la inseguridad.
“El crimen organizado tiene un costo muy elevado para las mineras en México. Es lamentable decir que los mecanismos que se han implementado no son suficientes para proteger a las empresas y a sus empleados”, asegura Manuel Valencia, director de los Programas Académicos de Licenciado en Negocios Internacionales y Bachelor in International Business (BIB) del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM) campus Santa Fe.
El especialista advierte que entre 20 y 25% de los ingresos de las 293 empresas mineras con operaciones en México, registradas hasta febrero de 2015 en la Dirección General de Desarrollo Minero, se destinan a cubrir gastos de seguridad.
El sector minero es una de las industrias más importantes en el país: al cierre de 2014 se ubicó en tercer lugar como receptor de Inversión Extranjera Directa (IED), con 9.8% de los recursos que llegaron, debajo de las manufacturas (57.0%) y servicios financieros (24.6%), según datos de la Balanza de Pagos del Banco de México (Banxico).
En la actualidad, la actividad minera contribuye con 4.9% del Producto Interno Bruto (PIB) nacional, y en mayo de 2013 generó más de 337,000 empleos directos y más de 1.6 millones de indirectos, según la Secretaría de Economía (SE).
México es el principal destino en inversión en exploración minera en América Latina y el cuarto a nivel mundial, de acuerdo con Metals Economics Group, gracias a la presencia de un centenar de empresarios provenientes de Canadá, Estados Unidos, Reino Unido, India y China, entre otros.
¿Relaciones públicas con el narco?
Más de 70% de las casi 300 empresas que cuentan con proyectos de exploración, desarrollo y producción de metales preciosos en México son de nacionalidad canadiense, según datos de la SE. Entre éstas destacan Torex Gold, Impacto Silver Corp., Franco Nevada Corp. y Evrim Resources.
En días pasados, Gold Corporation confirmó que invertirá 2,000 mdd en los próximos cinco años en su proyecto Camino Rojo, en el municipio de Mazapil, estado de Zacatecas.
“Canadá es el principal protagonista en el sector minero mexicano. La cercanía con el territorio nacional y las facilidades para hacer negocios en este país son algunas de las razones por las que los canadienses han mirado a México desde hace un par de años”, agrega el catedrático del ITESM.
Tras el robo a la mina de la canadiense McEwen Mining, su director, Rob McEwen, reconoció en una entrevista con la cadena canadiense Business News Network, que la compañía mantiene “buena relación” con grupos del crimen organizado en Sinaloa, lo que les ha permitido operar en la entidad.
“Los cárteles están ahí. Generalmente tenemos una buena relación con ellos. Si queremos ir a explorar a algún lado, les preguntamos, y te dicen: no, pero regresen en un par de semanas después, cuando terminemos lo que estamos haciendo”, comentó.
Rosalind Wilson, presidenta de la Cámara de Comercio de Canadá, dice en entrevista con Forbes México que todas las minas están gobernadas por reglas muy estrictas y tienen que seguir las leyes en donde operan, por lo que niega cualquier relación entre el sector minero canadiense y el crimen organizado en este país.
“Tenemos buena gobernanza corporativa y eso no significa que estamos negociando con grupos criminales. Es un comentario muy desafortunado y es necesario aclarar que al menos las empresas canadienses que están registradas en la Bolsa de Toronto, Nueva York y Londres tienen una serie de reglas muy estrictas, por lo que están obligadas a reportar todas sus operaciones”, asevera.
Lo que Wilson sí reconoce es que las empresas ya han exigido al gobierno mexicano que tome medidas ante el aumento en los índices de inseguridad que elevan los costos operativos de las mineras, además de afectar sus utilidades y operaciones:
“Por parte del gobierno federal ya se ha tenido una respuesta favorable. Pedimos el apoyo para resguardar la seguridad de las empresas, así como la integridad de sus trabajadores. Las empresas quieren que se brinde el pleno respeto al Estado de derecho ante la actual situación que experimenta la industria en México.”
La minería en México es, junto con la agricultura, la industria con mayor relación con comunidades y municipios. Tiene presencia en 24 de las 32 entidades del país, afirma la Cámara Minera de México (Camimex) en su reporte Situación de la minería mexicana en 2013.
A pesar de que las operaciones de algunas empresas canadienses han mermado, para Xavier García de Quevedo, el segundo hombre más importante en Grupo México, la violencia no representa —todavía— una amenaza para la compañía, pero reconoce que sí han reforzado sus protocolos de seguridad.
“Afortunadamente, el impacto (económico) ha sido mínimo. Llevamos unos años en los que no hemos sufrido robos, pero la afectación se ha visto en el costo, debido a la inversión realizada en cuerpos de seguridad especializados para salvaguardar la integridad de nuestra gente. Ojalá no tuviéramos que cargar con un costo adicional”, declara en entrevista con Forbes México el miembro del consejo de administración de Grupo México.
En rangos de importancia, el presidente de Minera México asegura que la lista de prioridades del grupo está encabezada por el cuidado de su personal técnico; los equipos de exploración y traslado ocupan la segunda posición, y el material extraído el tercer lugar.
Respecto al cuidado de sus directivos, García de Quevedo expone: “Somos muy austeros en ese sentido; simplemente no llamamos la atención. Nadie sabe cuándo viajamos.”
Una amenaza permanente
El sector minero es crucial para el desarrollo económico de México. Es el cuarto generador de divisas en el país, sólo por debajo de las industrias automotriz, eléctrica y electrónica, y la petrolera, de acuerdo con un reporte del Programa de Desarrollo Minero (Prodemin) 2013-2018.
A pesar de la implementación de mecanismos de seguridad, la presencia del crimen organizado es una situación que seguirá ensombreciendo las operaciones de la industria y generando esfuerzos adicionales de contención.
“Sí. Tenemos que reconocer que hay problemas relacionados con el crimen organizado, pero no hemos visto ningún cierre de proyectos por cuestiones de inseguridad. Las inversiones siguen aquí y seguirán, lo que muestra la confianza que tienen los empresarios canadienses en el potencial de desarrollo geológico de México”, dice Rosalind Wilson.
El especialista del Tecnológico de Monterrey coincide en que la actividad criminal no ha impactado de manera negativa en las inversiones, pero no descarta que los ataques y amenazas en contra de las empresas continúen:
“Lo irónico es que a pesar de lo grave que es esta situación, la industria minera es tan rentable que las empresas no dejarán de invertir, y si lo hacen siempre habrá una o dos que estén listas para negociar. La minería puede soportar esto y más. Los empresarios están dispuestos a pagar este alto costo a cambio de mantener sus operaciones, ya que no tienen respaldo para poder enfrentar al crimen organizado.”
Fuente: Forbes