Por Alejandro Páez Varela
¿Qué tienen en común el episodio de la hija del Procurador Federal del Consumidor, Humberto Benítez Treviño; el presunto desvío de recursos de Sedesol en Veracruz; la falta de transparencia en la declaración patrimonial de Enrique Peña Nieto y su esposa Angélica Rivera; la beca fantasma que le permite a Humberto Moreira, ex presidente del PRI, vivir como un duque en España; la entrega del primer contrato de Pemex a una empresa defraudadora; el espaldarazo a Rosario Robles, a Javier Duarte, a Carlos Romero Deschamps y a los líderes del SNTE?
Muy sencillo: que nos dan noticias del PRI de siempre: el de la prepotencia y el nepotismo; el del desvío de fondos públicos, el oscuro, el poco transparente; el reacio a la rendición de cuentas. Un mismo PRI corrupto e impunemente mafioso. De eso hablan todos estos y otros episodios recientes.
No creo que el PRI no sepa que esa es su fama.
Ahora confirme esta información a Washington, y dele una más: que ese mismo PRI, que en menos de cinco meses se ha mostrado como el de toda la vida –corrupto, prepotente, falto de transparencia, impune– se dedicará a combatir la violencia y abandonará el combate a los narcotraficantes… sin pactar con ellos.
Que se los crea su abuela, diría un dicho.
Puede que sea real que el Presidente Peña Nieto ha decidido dedicar su esfuerzo a frenar la violencia. En realidad, los mexicanos estamos hasta la madre de no poder siquiera tomar nuestro auto y cruzar las carreteras de nuestro hermoso país. Pero eso no le quitará de la cabeza a los estadounidenses (ni a los mexicanos, por supuestísimo) la sospecha de que ese mismo PRI corrupto y corruptor ahora planea negociar con los capos el regreso de la paz.
En cinco meses, el gobierno de Peña Nieto se ha esforzado realmente en comunicar que es el mismo corrupto de siempre. La impunidad de Benítez Treviño, de su hija, de Rosario Robles y de Javier Duarte; la falta de transparencia en la declaración patrimonial del Presidente o la beca de Moreira; la cercanía con el SNTE, con Romero Deschamps y la llegada de operadores priistas disfrazados de delegados federales a todos los estados con elecciones nos habla de un PRI oscuro, lleno de perros malolientes y delincuentes sin castigo. El mismo PRI de siempre.
Ese PRI que recordamos en los rostros de Arturo “El Negro” Durazo, de Arturo Montiel o de Carlos Salinas de Gortari, es el que ahora dice que se dedicará a regresar la paz sin negociar con los capos.
Ajá, sí, cómo no.
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Yo sospecho. Tú sospechas. Y los gringos, que se la viven sospechando, sospechan ahora más. Lo que digo es que no sé si el gobierno de Peña Nieto consideró que todos íbamos a sospechar.
¿Mi pronóstico? Que en los siguientes meses, todos esos agentes de Estados Unidos que operaron la guerra de Felipe Calderón y que ahora han sido sacados de la jugada empezarán a filtrar información sobre las operaciones del gobierno del PRI en el campo de batalla.
Que, como en cinco meses el gobierno de Peña Nieto no ha hecho sino gritar a todos los vientos que sigue siendo corrupto, prepotente, falto de transparencia e impune, despertará más sospechas y confirmará cualquier información que salga en New York Times, Washington Post, Wall Street Journal, Time y en otros medios que sirven de mensajeros de lo que se está pensando en Washington.
Que pasaremos de ser un “Estado fallido” con Felipe Calderón, a un “Narco-Estado” con Enrique Peña Nieto.
No digo que así sea –aunque yo, tú, él, nosotros y vosotros desconfiáis–: digo que esa será la percepción. Ya lo verán.
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“No te preocupes, Rosario”, dijo Peña Nieto.
Bueno, sí, ella que no se preocupe. Que hagan lo que quieran, pues.
Pero yo creo que sí hay muchas razones para empezar a preocuparnos los demás.
Y debería también preocuparse el gobierno de la República, porque cuando apuntalaba a la señora Secretaria de Desarrollo Social; cuando apuntalaba a Romero Deschamps; cuando apuntalaba a Javier Duarte confirmaba, al mismo tiempo, todas nuestras sospechas.
Entonces que no se queje si no le creemos que no negociará con el narco. Que no se queje cuando empiecen los periodicazos en el extranjero.
Porque llegarán, sin duda.
Ya lo verán.
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Fuente: Sin Embargo