Una zona elevada en el fondo del océano Ártico, donde miles de morsas del Pacífico se reúnen para alimentarse y criar, recibió nuevas protecciones del gobierno estadounidense que la reconocen como área de importancia biológica y la protegen de futuras perforaciones petrolíferas.
Sin embargo, el anuncio por parte de la secretaria de Interior, Sally Jewell, despertó la indignación de los líderes de Alaska, molestos porque el gobierno federal tome una decisión que, dijeron, dañaría la economía del estado.
“En la práctica, este gobierno ha declarado la guerra a Alaska”, afirmó la senadora Lisa Murkowski.
El banco de arena Hanna se alza en el poco profundo mar de Chukchi y bulle de plancton, moluscos y gusanos marinos que atraen a las morsas y a las focas barbudas. La remota zona se encuentra a 80 millas de la costa noroeste del estado, más allá incluso de localidades balleneras poco pobladas como Barrow, la comunidad más al norte en Estados Unidos.
Sin embargo, las estimaciones federales apuntan a que en los mares de Chukchi y Beaufort hay 26.000 millones de petróleo extraíble, y muchos líderes de Alaska están deseando empezar a perforar en la zona para crear empleo y financiar proyectos y servicios del estado.
En torno al 90 por ciento de los ingresos del estado de Alaska vienen de los impuestos o cuotas del petróleo, y con la caída del precio del crudo a casi 60 dólares el barril desde abril, el estado afronta un déficit presupuestario de 3.500 millones de dólares el año que viene. Los líderes en Alaska quieren encontrar nuevas oportunidades de perforación para compensar esas pérdidas.
La iniciativa emprendida por Jewell el mes pasado para añadir el banco Hanna a otras zonas abiertas del Ártico que no se ofrecerán para concesiones petrolíferas futuras se produjo apenas dos días después de que el presidente, Barack Obama, declarase que pediría protección para el Refugio Nacional Ártico de Vida Salvaje, incluyendo su llanura costera, donde se estima hay unos 10.000 millones de barriles de crudo.
Los dos anuncios tocaron una fibra sensible para Murkowski y otras personas, que consideran que el gobierno federal suele tomar decisiones malas para la economía de su estado. El gobierno de Obama quiere mantener a Alaska como una “pequeña bola de nieve”, afirmó Murkowski.
Los anuncios cambian muy poco para las exploraciones actuales. La zona que acaba de vetarse se extiende unas 2.500 millas cuadradas (unos 6.400 kilómetros cuadrados). Más de 184.000 millas cuadradas (475.000 kilómetros cuadrados) del océano Ártico siguen disponibles para futuras concesiones y exploraciones petrolíferas.
Grupos ecologistas se oponen férreamente a las perforaciones en la zona y alegan que las petroleras no pueden limpiar los posibles vertidos. Los ambientalistas aplaudieron la eliminación de futuras concesiones en el banco Hanna, donde la Oficina de Gestión de Energía Oceánica ha gastado unos 10 millones de dólares en estudios en los últimos tres años.
Los investigadores señalan que el banco de arena, una zona de 30 por 100 millas (de 48 a 160 kilómetros) se alza desde la plataforma continental como la mitad superior de un balón. Sus propiedades físicas interrumpen las corrientes para crear zonas donde el plancton, algas y otros materiales orgánicos giran y caen al fondo, alimentando organismos de los que a su vez se alimentan focas y morsas.
Además, en la zona se mantienen plataformas de hielo durante más tiempo que en otras partes del mar de Chukchi, dando a las morsas un lugar desde el que bucear y donde tener a sus crías.
Fuente: AP