Jeffrey A. Sterling, ex oficial de la Agencia Central de Inteligencia, fue encontrado culpable de espionaje este lunes, por comentar con un periodista de The New York Times acerca de un operativo secreto que pretendía trastocar el programa nuclear de Irán.
El veredicto es una victoria significativa para la administración de Obama, que ha aplicado medidas severas sin precedentes contra oficiales que comentan con periodistas acerca de cuestiones de seguridad sin la aprobación del gobierno.
La fiscalía prevaleció después de una lucha que duró años en la que el periodista James Risen, se rehusó a identificar a sus fuentes informativas.
El caso giró alrededor del operativo de la CIA en la que un ex científico ruso le proporcionó a Irán un esquema de componentes nucleares que tenía fallas intencionales.
Risen reveló el operativo en su libro titulado “State of War” publicado en el 2006, en el que lo describe como una misión mal manejada y potencialmente imprudente que podría haber ayudado inadvertidamente al programa nuclear iraní.
Sterling podría pasar años en prisión
Grupos de activistas liberales han aclamado a Sterling por presentar sus inquietudes acerca de ese programa ante el Comité de Inteligencia del Senado a principios del 2003, en un momento en que algunas voces inconformes que había en la CIA fueron silenciadas mientras el país se preparaba para la guerra en Irak.
Sin embargo, el Departamento de Justicia y la CIA negaron esa situación. Aseguraron que el operativo de Irán no fue mal manejado y que Sterling acudió al Congreso y luego a los medios de comunicación como una manera de arreglar un reclamo personal.
Sterling estuvo a cargo del operativo iraní. El Departamento de Justicia no tiene una prueba directa de que Sterling le haya proporcionado la información a Risen, aunque la fiscalía logró hilar un sólido caso circunstancial.
Describieron a Sterling, quien es afroamericano, como amargado y frustrado por la discriminación que él creía había en su empleo.
Registros telefónicos y correos electrónicos muestran que Sterling y Risen hablaban frecuentemente, la fiscalía argumentó que sólo Sterling tenía la información, el motivo y la oportunidad de filtrarla.
“El acusado antepuso sus propios intereses y ansias de venganza a los estadounidenses”, dijo Eric G. Olshan, fiscal federal, durante los argumentos finales que presentó el jueves. “¿Por qué? Él odia a la CIA y quería desquitarse”.
Los abogados de Sterling comentaron que el caso del gobierno estaba basado totalmente en una sospecha. “El gobierno tiene excelentes abogados. Ésta es una gran teoría y un gran argumento”, comentó Barry J. Pollack, abogado de la defensa. “Lo que le hace falta al gobierno es la evidencia”.
Agregaron que era posible que Risen se haya enterado del operativo por miembros del staff del Capitolio, luego unió algunos detalles de otras fuentes de la CIA y del mismo científico ruso.
Pollack reconoció que Sterling tenía una relación con Risen, pero dijo que sólo hablaron acerca de la demanda de discriminación que entabló Sterling en contra de la agencia.
Probablemente, Risen le preguntó acerca de Merlin y del operativo iraní, dijo Pollack, pero Sterling no le proporcionó ninguna información.
Aunque la administración defendió las medidas severas, el procurador general Eric H. Holder Jr., señaló que cree que en algunas ocasiones se ha ido demasiado lejos cuando se trata de periodistas.
Bajo la dirección de Holder, la fiscalía decomisó los récords telefónicos a The Associated Press, etiquetó a un reportero de Fox News como un posible criminal co-conspirador por indagar acerca de información clasificada y trató de forzar a otro para que declarara ante un gran jurado.
La larga lucha de Risen para evitar declarar acerca de sus fuentes informativas convirtió el caso en un punto de reunión para los medios de comunicación que aseguraron que el Departamento de Justicia había hecho más difícil el cubrir las noticias de la seguridad nacional más allá de lo que daba a conocer a través de boletines de prensa y filtraciones sancionadas como las que contaron la radiante historia de la misión para matar a Osama bin Laden.
Fuente: The New York Times vía El Diario