Ya van 4 nombres y pocos resultados

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Los programas “estrella” de los gobiernos federales de las últimas décadas para combatir la pobreza ha cambiado de nombre en cuatro ocasiones desde 1988, pero lo que no ha cambiado son los niveles de esta problemática social que, desde entonces, afecta a más de la mitad de la población mexicana.

De Solidaridad, estrategia anunciada durante la administración federal de Carlos Salinas de Gortari (1988-1994); pasando por Progresa, presentado en la gestión de Ernesto Zedillo (1994-2000), y Oportunidades, implementado en el gobierno del panista Vicente Fox (2000-2006) y continuado por su correligionario Felipe Calderón (2006-2012), ahora el principal programa gubernamental para abatir la pobreza se llamará Prospera en lo que resta del sexenio, según anunció Enrique Peña Nieto durante el mensaje emitido por su segundo informe de gobierno.

Las cifras oficiales muestran que los índices de pobreza patrimonial – insuficiencia para adquirir la canasta básica alimentaria, así como servicios de salud, educación, vestido y vivienda-, ha disminuido en menos de un punto porcentual en 22 años.

En 1992, 53.1% de los mexicanos vivían en esta situación, mientras que en 2012 lo hacían 52.3%, de acuerdo con datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).

Algunos especialistas consultados por CNNMéxico alertan que el cambio de nombre podrían mermar lo que ya se consideraba una política de Estado, aunque difieren sobre los potenciales resultados de los cambios anunciados, más allá de la denominación del programa.

“Se había logrado que Oportunidades se viera más como una política de Estado y no del gobierno en turno; la continuidad que se había dado con Vicente Fox y Felipe Calderón me parecía importante, porque la gente entendía cada vez más que no era un tema de un gobierno, sino una política financiada con recursos públicos”, dijo el politólogo Mario Campos.

Al respecto, el profesor-investigador del Colegio de México, Gerardo Esquivel, calificó como alarmante que el cambio de nombre no responda a un diagnóstico profundo del programa Oportunidades.

“Lo que me parece preocupante es si realmente éste es un cambio de nombre y forma parte de un diagnóstico detallado de la situación y debilidades del programa anterior; o si es, más bien, un intento por desvincularse de los programas anteriores y generar una nueva marca”, sostuvo Esquivel.

El nuevo Prospera

El presidente Peña Nieto afirmó este martes en el marco de su segundo informe de gobierno, que la estrategia antipobreza del gobierno federal, en el que se invierten anualmente cerca de 73,000 millones de pesos, se transformará para dar “más alternativas” a las familias necesitadas para incrementar sus ingresos.

El mandatario indicó que el nuevo programa contará con apoyos como becas educativas y acceso a créditos, y destacó que ahora las familias podrán tener más oportunidades para ingresar a actividades productivas.

Para la directora del centro de análisis de políticas públicas México Evalúa, Edna Jaime, los cambios anunciados al programa más allá de su denominación, pueden revertir lo que era una carencia de Oportunidades: el acceso a actividades productivas y generadoras de recursos.

“Parece que se le agrega una vertiente generadora de ingresos que antes no tenía el programa, no contaba con programas de apoyo productivo vinculados al programa; parece que Prospera quiere construir este puente, pero es importante que no se desvirtúe la esencia de Oportunidades”, mencionó.

Aunque aclaró que es precipitado hacer un juicio sin tener muchos detalles de los cambios, Edna Jaime resaltó la importancia de cuidar la implementación de los nuevos componentes que incluirá este programa social que ahora se llamará Prospera.

“Si se le va a agregar algo (al programa) es importante que se haga bien (…) tenemos que cuidar que el programa no genere clientelas, porque eso nos regresa al pasado”, añadió la especialista.

Con esta preocupación por la implementación de los cambios anunciados coincidió Gerardo Esquivel, aunque consideró que estas medidas podrían estar ya incluidas en otros programas sociales del gobierno federal.

“Para evaluar habrá que ver la implementación del programa, pero no parece ser una propuesta distinta de la que ya teníamos. A pesar de que aparentemente tiene nuevas vertientes como tratar de vincular el programa con proyectos productivos, con becas y con empleos… Son cosas que ya se han intentado y que existen ya en la política social actual”, sentenció el investigador del Colmex.

El programa anunciado este martes por el mandatario mexicano, tiene tres antecedentes en los últimos 30 años. A continuación te presentamos los diferentes nombres que el principal programa antipobreza del gobierno federal ha tenido en el pasado y en qué consistían sus principales líneas de acción.

Solidaridad

Al momento de tomar protesta como presidente de México, el priista Carlos Salinas de Gortari, anunció el inicio del Programa Nacional de Solidaridad Social como medida para combatir los niveles de pobreza en pueblos indígenas, campesinos y en zonas marginales de las principales ciudades.

La estrategia tenía como punto fundamental la participación social comunitaria, pues los recursos entregados por el gobierno federal eran administrados por comités comunitarios. El programa se concentraba principalmente en la construcción de infraestructura.

Salinas señaló, en su último informe de gobierno, que funcionaron para este programa alrededor de 250,000 comités en todo el país y que se ejercieron bajo este programa más de 52,000 millones de pesos en el sexenio.

De acuerdo con información del Coneval, la gestión de Carlos Salinas de Gortari terminó en 1994 con un porcentaje de pobreza patrimonial de 52.4%.

Progresa

Durante el gobierno de Ernesto Zedillo se vivió una de las crisis más fuertes en México que llevó al colapso de la economía, por lo tanto los índices de pobreza se dispararon de 52.4% en 1994 a 69% en 1996.

Esta situación provocó que Zedillo cambiara el programa social, por lo que en agosto de 1997 Solidaridad vio su final y fue reemplazado por el Programa de Educación, Salud y Alimentación (Progresa).

Entre los principales cambios en el plan social, estaban la eliminación de los comités que administraban los recursos, y ahora el dinero en efectivo lo recibían directamente las familias afiliadas a este programa.

Los beneficiarios de Progresa sólo eran familias de comunidades rurales que recibían transferencias en efectivo, las cuales estaban condicionadas a que cumplieran ciertos requisitos de atención de salud y educativa.

De acuerdo con el último informe de gobierno del entonces presidente, en el año 2000 el programa atendía a dos millones 600,000 hogares en todo el país.

Aunque la administración del priista logró reducir los porcentajes de pobreza de 69% a 53.6% en cuatro años, este nivel al final del sexenio era similar al registrado al inicio de su administración.

Oportunidades

La siguiente etapa del programa social enfocado en abatir la pobreza en México llegaría con la primera administración panista en la Presidencia de la República, encabezada por Vicente Fox.

Aunque en los primeros dos años de su gobierno continuó el programa Progresa implementado por Zedillo, en marzo de 2002, Fox anunció que cambiaría de nombre para ahora ser conocido como Oportunidades, y que también incluiría como beneficiarios a familias pobres de zonas urbanas.

Este plan siguió con la estrategia central de otorgar el dinero directamente a las madres de las familias beneficiadas, siempre y cuando cumplieran con revisiones médicas y que llevaran a sus hijos a la escuela.

De acuerdo con información oficial, se incrementó el presupuesto para el programa en 70% en comparación con el último año de Zedillo, por lo que Oportunidades canalizaba más de 146,000 millones de pesos.

Al terminar Fox su sexenio la pobreza se redijo en más de 10 puntos porcentuales, al alcanzar 42.9%.

Al cambiar el gobierno, ahora encabezado por el presidente Felipe Calderón, Oportunidades no nada más siguió con vida, sino que fue ampliado.

A partir de 2007 el monto entregado a cada familia pasó de 529 a 830 pesos al finalizar 2012. Además, incluyó nuevos apoyos alimentarios a familias que no eran parte del padrón de oportunidades.

De acuerdo con el sexto informe de Gobierno de Calderón, Oportunidades y el Programa de Apoyo Alimentario beneficiaron a seis millones 500,000 familias.

Al terminar su gestión en 2012, los niveles de pobreza patrimonial se situaron en 52.3% de la población.

Con información de José Roberto Cisneros.

Fuente: CNN

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