La primera temporada de la serie “The Strain” (traducida como “La Cepa” en algunas partes del mercado hispanoparlante) acabó con El Maestro, la fuente de una infección vampírica en Nueva York y uno de los vampiros más viejos del mundo, escapando de los héroes humanos una vez más.
Lo hizo huyendo sobre los techos de edificios a plena luz del día: algo que según las creencias populares los vampiros jamás podrían hacer.
Y uno se pregunta ¿qué nuevas mutaciones extrañas de las características de los vampiros nos depara la segunda temporada?
Basada en el trabajo conjunto del guionista Chuck Hogan y el director de cine Guillermo del Toro, “The Strain” le da una vuelta de tuerca al Drácula de Bram Stoker, la historia moderna de vampiros por excelencia.
La novela apareció por primera vez en 1897 y la primera adaptación a la gran pantalla fue a cargo de F. W. Murnau con la obra maestra del expresionismo “Nosferatu”, de 1922.
Pero Drácula no es la única fuente de donde beben los que buscan mitos sobre vampiros.
“The Strain” se basa en tradiciones incluso más antiguas de occidente que datan de hace más de 150 años.
El vampiro campesino
La palabra “vampiro” apareció por primera vez en inglés en 1732 y fue traída de reportes confusos sobre un incidente en los límites del imperio de Habsburgo, en el este de Europa.
En Medreyga, un pueblo rural en Hungría, los campesinos habían creado gran revuelo al demandar que se exhumase a uno de los vecinos, que había sido enterrado hacía meses.
Los lugareños aseguraban que el cadáver era una amenaza para el pueblo y que provocaba que el ganado se perdiese en los campos durante la noche.
La palabra que usaron para esta criatura ambivalente, atrapada entre la vida y la muerte, fue “vampiro”.
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Cuando abrieron el ataúd se encontraron supuestamente con un cuerpo en perfecto estado y con incluso sangre fresca saliéndole de la boca.
Los campesinos entonces clavaron el cuerpo en la tumba con una estaca en el corazón y quemaron los restos, solo para asegurarse.
Unos cuantos años después, un monje benedictino recopiló sucesos parecidos en un libro titulado “Sobre los vampiros de Hungría, Bohemia, Moravia y Silesia”.
Fue de estas historias marginales que surgió el mito de los vampiros.
El vampiro aristócrata
El vampiro campesino de Europa del este era un cadáver que acababa con la paz de los pueblos, pero al menos era fácil de destruir.
El tipo de vampiro aristócrata, seductor y corrupto era mucho más poderoso y apareció por primera vez en 1819 en un cuento corto de William Polidor titulado, precisamente, “El Vampiro”.
Lord Ruthven era su nombre: una bestia lujuriosa que cazaba mujeres jóvenes y era particularmente terrorífico porque actuaba en los exclusivos círculos de la alta sociedad.
El vampiro había pasado desde los marginales extremos de la sociedad campesina a la aristocracia más libertina.
Y para darle más interés resulta que su autor era quien había sido designado médico personal del aristócrata más notorio de Inglaterra: Lord Byron, expulsado del país por su escandalosa vida sexual.
En este exilio había estado presente Polidori, quien había sido testigo de las historias de fantasmas que Byron había compartido con los autores Percy y Mary Shelley cerca del lago Ginebra en 1816.
El vampiro había nacido a la vez que el monstruo del barón Frankenstein en una lluviosa noche de verano.
Pero hay algo más que un poco de Byron en el personaje de Ruthven. Algunos incluso afirman que “El Vampiro”, que apareció de forma anónima al principio, era o bien un retrato de Byron o una confesión del pervertido jefe de Polidori.
Pero si lo que este quiso fue vengarse de su jefe, le salió el tiro por la culata, ya que la popularidad de Byron no hizo más que aumentar gracias a la historia.
De hecho, “El Vampiro” fue reimpreso y dramatizado en toda Europa, a menudo sin darle crédito a Polidori, quien murió poco después.
Dulcemente seductor
El vampiro, como un diablo corrupto que seduce a través del sexo y el dinero,nunca ha dejado de estar presente en el inconsciente colectivo.
Esa es la imagen que inspiró una serie de relatos que datan de 1840 titulados “Varney el vampiro” o “La fiesta de la sangre”.
En ellos, se incluían mujeres de la aristocracia que se bañaban en sangre de vírgenes para conservar su juventud eternamente.
El más famoso de estos relatos fue la historia de Sheridan Le Fanu “Carmilla”, que data de 1872, y que fue la primera de miles de relatos sobre fantasías de vampiresas lesbianas.
Le Fanu fue también un editor de diario que le dio a Bram Stoker su primer empleo como escritor, así que no es casualidad que la primera versión del “Drácula” del autor irlandés estuviese ambientada en Styria, Austria, el mismo lugar que “Carmilla”.
El vampiro moderno
La serie “The Strain” muestra cómo los vampiros tienden a verse atraídos por los centros de poder en el mundo.
Hace cien años era la “capital del imperio”, Londres, mientras que ahora es el centro financiero mundial, Nueva York, donde su protagonista, El Maestro, lidera una invasión apoyada por una gran empresa en la que los ejecutivos de Wall Street buscan la vida eterna.
La serie también está claramente relacionada con el género del apocalipsis zombie, ya que en su primera temporada se muestran los lentos comienzos de un brote que recuerda a la infección sobrenatural de ese estilo.
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En esta temporada, el espectador es testigo de como Nueva York cae en el caos, mientras los no-muertos se concentran en las cloacas y matan abiertamente en las calles.
En un país testigo de importantes tensiones raciales y dominado por el miedo a una creciente desigualdad económica está claro que los creadores de “The Strain” han sabido capitalizar esta ansiedad apocalíptica.
Y si hay algún temor de que la invasión apocalíptica recuerde a la inmigración, la serie presenta a un multicultural grupo de héroes salvadores que devolverán la visión de Estados Unidos como un crisol de culturas.
Esta idea, la de un grupo heterogéneo de individuos que se juntan para combatir a un enemigo implacable y logran vencerlo, es también característica de las historias de vampiros.
Y a lo mejor por eso es que este tipo de historias perduran: porque en medio de la maldición siempre hay un pequeño rayo de luz de esperanza.
Fuente: BBC