Cuarto Informe de Peña: desde la mediocridad, nada bueno que contar

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En agosto, el mes previo a su cuarto informe de gobierno, Enrique Peña Nieto alcanzó su nivel más bajo de aprobación popular, lanzado a un tobogán vertiginoso tras sus escándalos de presunta corrupción, conflictos de interés y conductas antiéticas. Todo en medio del agravamiento de la violencia y de las violaciones a los derechos humanos en todo el país, y en un entorno de desastre económico nacional sin precedentes. 

Por Carlos Acosta Córdova/ Proceso

Hizo bien el presidente Enrique Peña Nieto en cambiar el formato de la presentación pública de su cuarto informe de gobierno, el 1 de septiembre.

Nunca un presidente de la República, al menos en la historia reciente del país, había llegado con tan pésimo balance de su gestión a estas alturas del sexenio. Por eso, nada podría decir Peña Nieto en un mensaje tradicional de logros y avances; de noticias de un futuro mejor para los mexicanos.

No los hay

Peña Nieto arriba a su informe de este jueves con el índice de aceptación popular más bajo, jamás visto para un presidente, marcado por la corrupción; manchadas de sangre las manos; incapaz de reducir los índices de inseguridad pública; ineficaz para abatir la delincuencia organizada y, en particular, el narcotráfico.

Y lo peor, en materia social y económica su gobierno arroja los peores resultados, comparado con los tres que lo antecedieron. Han sido insignificantes sus esfuerzos para bajar la desigualdad social y la pobreza.

La economía ha registrado el crecimiento más mediocre de los últimos 25 años. El ejercicio del gasto público ha sido en extremo oscuro; crece y crece, pero no contribuye al crecimiento de la economía. Las finanzas públicas se llevan tan “en orden” que la deuda pública ha crecido más de 10 puntos porcentuales del Producto Interno Bruto (PIB) en lo que va del gobierno, una velocidad de endeudamiento que no se veía desde José López Portillo.

Esto último ha traído como consecuencia que, apenas la semana pasada, dos de las grandes calificadoras internacionales, Standard & Poor’s Global Ratings (S&P) y Moody’s Investors Service, hayan bajado la perspectiva de largo plazo del gobierno mexicano, de “estable” a “negativa”.

Eso quiere decir, en términos llanos, que los mercados financieros le han perdido la confianza al país en su conducción económica, sobre todo de la política fiscal, que comanda Luis Videgaray Caso, el titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (CHCP).

La preocupación de las calificadoras por el crecimiento de la deuda pública no es gratuita. Con Peña Nieto en la Presidencia y Luis Videgaray en la SHCP, la deuda pública neta ha crecido en tres años y medio 10.5 puntos porcentuales del PIB.

MÁS DEUDA

De iniciar el gobierno con un Saldo Histórico de los Requerimientos Financieros del Sector Público (SHRFSP) por 5.9 billones de pesos (36.4% del PIB), ha llevado ese indicador, a junio de este año, a casi 8.9 billones (46.9% del PIB). Es decir, tres billones de pesos más de deuda, 10.5 puntos porcentuales del PIB, en tan sólo tres años y medio.

El SHRFSP es la expresión más amplia de la deuda, pues incluye la deuda neta del sector público presupuestario, las obligaciones netas del Instituto para la Protección al Ahorro Bancario (IPAB), del Fondo Nacional de Infraestructura (Fonadin), los Proyectos de Impacto Diferido en el Registro del Gasto (Pidiregas) y los programas de apoyo a deudores, así como las deudas de la banca de desarrollo y de los fondos de fomento.

Ninguno de los dos presidentes anteriores hizo algo similar en su sexenio completo: Vicente Fox inició con una deuda de 2.05 billones de pesos (30.3% del PIB) y la dejó en casi 3.14 billones (28.8% del PIB). Es decir, el primer presidente panista endeudó al gobierno con 1.1 billones adicionales, pero como porcentaje del PIB la redujo en -1.7 puntos porcentuales, pues de 30.5% del PIB, la bajó a 28.8%.

Felipe Calderón Hinojosa, segundo presidente panista, todavía bajó la deuda a 27.55%  del PIB en su primer año de gobierno, 2007. Inició su gobierno en diciembre de 2006, con una deuda de 3.14 billones de pesos (28.77% del PIB) y la dejó, al término de su sexenio, en 5.9 billones (36.4% del PIB).

Es decir, en sus seis años de gobierno Calderón aumentó la deuda neta total en casi 2.8 billones de pesos: Unos 7.6 puntos porcentuales del PIB, mientras que Peña Nieto, en tres años y medio, ya le metió 3 billones de pesos, unos 10.5 puntos porcentuales del PIB.

Y eso sin que haya padecido una recesión estadunidense al principio de su gobierno, como le sucedió a Fox; mucho menos una severa crisis financiera internacional —que hizo caer a la economía mexicana en poco menos de 5%— , como la que tuvo que sortear Calderón.

EN PICADA

Desde antes de la elección presidencial de 2012, Peña Nieto y su entonces coordinador de campaña, Luis Videgaray, criticaban a los gobiernos de los últimos 25 años —de Miguel de la Madrid a Felipe Calderón— porque no habían sido capaces de superar un mediocre crecimiento económico: En promedio, de poco más de 2%.

Peña Nieto prometió incluso que en su gobierno la economía crecería tres veces esa ínfima cifra de 2%. Apostaba a que, sobre todo después de la primera mitad del sexenio, creciendo “de manera sostenida” al 6%.

Para su cuarto informe, el mandatario priista llega con una economía que sigue creciendo al mediocre 2%. Y no hay indicios de que en adelante las cosas vayan a ser mejores.

Si se compara el desempeño económico de los primeros 14 trimestres, o tres años y medio de Peña Nieto con igual lapso de los gobiernos de Zedillo, Fox y Calderón, el del actual presidente supera necesariamente a sus dos antecesores panistas. No así a Zedillo, quien de los cuatro ha sido el del inicio más caótico y desastroso.

La diferencia con los tres gobiernos que le antecedieron es que Peña Nieto inició su gestión de la manera más cómoda posible, sin crisis afuera ni adentro, con los mejores indicadores y una economía creciendo a tasas superiores al 4%. Como ninguno de los otros tres.

Después de sortear la crisis de 2008-2009, Calderón pudo levantar la economía nacional —con Agustín Carstens como secretario de Hacienda, primero; luego con Ernesto Cordero y al final con José Antonio Meade—, a tal grado que en 2010 el PIB creció 5.13% real anual; en 2011, 4.05% y en 2012, su último año, en 3.77%.

Un promedio de 4.32% en sus últimos tres años de gobierno.

ZEDILLO Y FOX

Zedillo y Fox, que también se las vieron negras al inicio de sus gobiernos, dejaron en sus últimos tres años una economía más fuerte que la actual en el país.

Zedillo: En 1998, la economía creció 4.77%; en 1999, 2.66% y en 2000, su último año, 5.04%, para un promedio de 4.2%.

Fox, igual: En 2004 la economía creció 4.02%; en 2005, 3.26% y en 2006, 5%. Promedio: 4.1%.

En cambio, Peña Nieto, con todo y que inició su gobierno entre algodones y sedas, sin sobresaltos —aunque, hay que decirlo, las secuelas de la crisis internacional estaban vivas, además de que desde mediados de 2012 ya empezaba a desacelerarse la economía—, empezó mal en lo económico, y datos oficiales indican que terminará peor.

Si se promedia el crecimiento en lo que va del gobierno de Enrique Peña Nieto, apenas araña el 2%.

El lunes 22, cuando el Inegi dio a conocer los datos definitivos del comportamiento de la economía en el segundo trimestre del año, el subsecretario de Hacienda Fernando Aportela sugirió, no muy convencido, que la actividad económica lleva buen rumbo y buen ritmo: Sigue creciendo, se crean cada vez más empleos, el crédito sigue expandiéndose, la inflación está en mínimos históricos, las tasas de interés están bajas y que el mercado interno —los servicios y el comercio— es ahora el gran motor de la economía.

Está “tan bien” la economía que el propio funcionario anunció ese mismo día el enésimo recorte que la SHCP aplica a sus proyecciones de crecimiento de la economía nacional.

Fuente: Proceso

1 Comment

  1. INFORME DE LA PRESIDENCIA NADA QUE DECIR NADA QUE ESCUCHAR, NO EXISTE INTERÉS DE LA SOCIEDAD DE ESCUCHAR UN INFORME NEGATIVO,PORQUE LO BUENO QUE TIENE QUE DECIR NO EXISTE, SI DICE ALGO POSITIVO ES MENTIRA, LA VERDAD ESTA TODOS LOS DÍAS EN LA PRENSA Y OTROS MEDIOS SOCIALES, CORRUPCIÓN, DESVIÓ DE RECURSOS, VIOLACIÓN A LOS DERECHOS HUMANOS, RATIFICACIÓN DE PERSONAS QUE FRACASARON EN SUS ENCOMIENDA, EL HOMBRE YA NO TIENE INTERÉS EN LA OPINIÓN DE LA SOCIEDAD.
    PORQUE ESCUCHAR MENTIRAS?