Horas antes de que Emilio Lozoya fuera detenido en Málaga, su exjefe, Enrique Peña Nieto, jugaba en uno de los clubes de golf más exclusivos del mundo: La Moraleja, en la capital española. Antes de dejar la Presidencia, el mexiquense había sondeado la posibilidad de mudarse a España, algo que, de acuerdo con muchos testimonios, ya hizo, pues no es infrecuente verlos a él y a su pareja en los sitios españoles más lujosos.
Por Alejandro Gutiérrez/ Proceso
Madrid. La mañana del miércoles 12 Enrique Peña Nieto ponía en práctica su mejor swing y recorría los 18 hoyos del meticulosamente cuidado green del Real Club de Golf La Moraleja, a 20 kilómetros del centro de la capital española –instalaciones diseñadas por Jack Nicklaus, considerado el mejor golfista de la historia– y donde han tenido lugar algunos de los torneos internacionales de mayor prestigio.
El mismo día, a las 14:45 horas, el exdirector de Pemex, Emilio Lozoya, era detenido por la Policía Nacional al salir de la Zagaleta, un exclusivo fraccionamiento en la Costa del Sol malagueña, en cumplimiento de una solicitud de detención con fines de extradición a México, donde se le acusa de delincuencia organizada, cohecho y operaciones con recursos de procedencia ilícita.
Un ejecutivo español que jugaba en el mismo campo, pero unos hoyos por detrás de Peña, confirma al corresponsal que ese día se cruzó con el expresidente de México en un par de ocasiones. “Una de estas veces regresó en su carrito (de golf) hasta donde yo estaba buscando algo que había extraviado”, comentó, pero sin tener conocimiento de con quién jugaba el exmandatario. “Y fue el mismo día que detuvieron a su director de Pemex, eso fue lo que llamó la atención”, añade.
No es la única ocasión que Peña Nieto practica uno de sus pasatiempos preferidos –lo hacía habitualmente durante su gestión–. En agosto pasado fue visto en un campo de golf en la zona de Marbella, a donde se desplazó con su pareja, Tania Ruiz Eichelmann.
Y es que Peña Nieto tiene fascinación por España. La mañana del 25 de abril de 2018 le confesó al entonces presidente español, Mariano Rajoy, su intención de convertir Madrid en uno de sus destinos habituales luego de dejar el poder. Era la última gira europea del mexiquense. Faltaban 10 semanas para las elecciones y dos días antes, el 23 de abril, el primer debate de los candidatos confirmaba a Andrés Manuel López Obrador como puntero.
Rajoy mostró su beneplácito por el anuncio de Peña Nieto, confirmó un funcionario mexicano destinado en ese momento en España, quien añadió que el anuncio del priista no extrañó, porque Madrid es refugio habitual de expolíticos latinoamericanos. Tras dejar el poder, el expresidente inició un exilio dorado en compañía de Ruiz Eichelmann.
A mediados de agosto pasado hizo un viaje redondo de Madrid a los Países Bajos, confirmaron dos mexicanos que lo vieron, uno en un restaurante en Ámsterdam –dato también citado en la columna “Bajo Reserva” de El Universal, el 28 de agosto pasado–, en compañía de un abogado mexicano; y otra persona, que lo encontró en el vuelo de regreso a Madrid.
Sus visitas a restaurantes o sitios turísticos son conocidos por la difusión de fotografías y videos en publicaciones como la revista Quién. Pero también por diversos testimonios obtenidos por este semanario. En San Sebastián un mexicano lo vio en el exclusivo restaurante Arzak (de 170 a 220 euros por cubierto, según la Guía Michelín, que le da tres estrellas).
El funcionario citado –quien pide el anonimato– asegura que “el gesto (de Peña Nieto) de anunciar su intención de venir a Madrid fue más para sondear cómo recibirían su estadía, no tanto porque fuera necesario obtener el visto bueno. Era de esperar una respuesta favorable, porque ambos países son socios prioritarios y mantienen magníficas relaciones diplomáticas”.
Fragmento del texto publicado en la edición 2260 de la revista Proceso, actualmente en circulación.