Gracias a un estudio en tecnología farmacéutica, estudiantes de pregrado en Farmacia de la Universidad Nacional de Colombia desarrollan una fórmula para producir un repelente a base de productos naturales.
Según José A. Rondón, químico farmacéutico de la UN y miembro del grupo Xano —que adelantó la investigación—, el resultado tiene que ver con un producto tipo emulsión que incluye el principio activo de las plantas neem, altamisa y jaboncillo de uso tradicional, pero que, además, tiene características aromáticas de los aceites esenciales y propiedades repelentes.
“La información obtenida con habitantes de los alrededores de Bogotá, que tienen conocimiento empírico de lo que se usa como repelente natural, refirieron algunas plantas y mediante consulta bibliográfica se confirmó su acción repelente”, dice el investigador.
Para el profesor Milton Crosby, director de la tesis titulada “Desarrollo de un repelente natural aplicado a una campaña preventiva para evitar enfermedades transmitidas por vectores”, la importancia de este trabajo se relaciona con la reducción de toxicidad y de reacciones alérgicas de un 90%, así como con el costo de fabricación, pues se reduce casi en un 50%. “Entonces se hace mucho más económico y se reducen los efectos tóxicos, sobre todo, en los niños”, señala.
Además, se pretende, según Rondón, integrar el producto a una campaña preventiva, para que en poblaciones estudiantiles se fomente el cuidado, se implementen hábitos que favorezcan su control y se utilice el producto antimosquito, toda vez que Colombia está dentro de la zona tropical: “Es pertinente hacer talleres en colegios para conocer las enfermedades causadas por mosquitos y la manera de evitarlas”.
También se trata de “investigar y desarrollar un producto tipo cosmético que tenga actividad repelente contra mosquitos, que contenga dentro de su fórmula plantas de la biodiversidad y que todos los demás componentes sean naturales”, expresa Rondón.
El estudio incluye dos fases. La primera comprende la distribución del producto entre la población escolar. Y la segunda consiste en llevar a cabo el test de eficiencia de la Organización Mundial de la Salud (OMS), para determinar tiempo de eficacia.
“Se trata de un aporte para que nuevos investigadores solucionen problemas prioritarios con nuestra labor”, afirma el investigador.
Su desarrollo tomó 17 semanas (un semestre académico), que implicaron revisión bibliografía, salidas de campo, consecución de plantas en la plaza Samper Mendoza (a donde llegan camiones cargados con plantas de diferentes partes), secado de material vegetal verde, molienda, proceso de extracción, desarrollo del producto y determinación de cantidades. Así, se elaboraron 200 unidades de repelente de 60 gramos.
Fuente: Agencia de Noticias de la UN
