El joven Ricardo Adair Coronel Robles, de 25 años, tiene Síndrome de Asperger. Esta enfermedad es una variante ligera del autismo, en el que el afectado tiene problemas para relacionarse pero una gran inteligencia. Ayer, él obtuvo un triunfo histórico para las personas con esa condición y otras parecidas.
La Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) le dio la razón y abrió la puerta para que pueda ser considerado como mayor de edad y ejercer sus derechos ciudadanos.
Con cuatro votos a favor y uno en contra, los ministros determinaron darle un amparo federal a Coronel, que ordena que el juez 35 de lo Civil en el Distrito Federal lo escuche y establezca qué derechos puede ejercitar y hasta qué punto sus decisiones pueden ser autónomas.
El triunfo, sin embargo, no fue completo: la Corte no declaró inconstitucionales los artículos 23 y 459 del Código Civil del DF que limitan los derechos políticos de gente con enfermedades de este tipo. El ministro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea dijo que de haberlo hecho se crearía un vacío legal, por lo que la norma continuaría vigente.
Esto, sin embargo, sí sienta un precedente, que va estableciendo criterios para que la Asamblea Legislativa del Distrito Federal realice modificaciones en el sentido fallado.
El único ministro que votó en contra fue José Ramón Cossío Díaz, quien dijo no compartir el proyecto ya que argumentó que era necesario que se declararan inconstitucionales los artículos del Código Civil del DF.
Originario del Distrito Federal, actualmente Ricardo Adair está bajo la tutela de sus padres debido a que hace cinco años un juez de lo familiar determinó que supuestamente no tenía la capacidad de ejercer sus derechos civiles o actuar en sociedad, explicó su abogado Andrés Aguinaco Gómez-Mont.
Agregó que los padres solicitaron dicho estado para proteger al joven luego de que éste cumplió la mayoría de edad.
Leticia Robles, madre de Ricardo, indicó que al nacer Ricardo fue diagnosticado erróneamente con retraso mental, pero conforme crecía, comentó, mostraba aptitudes que no coincidían con lo que los médicos dictaminaron.
Mencionó que su hijo tenía excelente memoria, le gustaba la geografía, recordaba nombres de capitales, banderas, números de teléfonos.
Añadió que cuando les dieron el diagnóstico correcto, como padres “les cayeron muchos veintes”.
Fuente: Apro