De “justa y correcta” fue catalogada la decisión de la arquidiócesis de Filadelfia al destituir de manera permanente a tres sacerdotes acusados de una serie de abusos sexuales contra menores.
Entre los expulsados se encuentra el reverendo Joseph Gallagher, quien en un principio fue protegido por la arquidiócesis lo que provocó el suicidio de su acusador, Daniel Neill, al escuchar de un gran jurado que sus acusaciones “no tenían fundamento”.
En ese momento el gran jurado indicó que la arquidiócesis consideró poco creíble las acusaciones contra Gallagher, pero ahora quedó comprobado que eran “absolutamente creíbles”.
“Nuestro único problema es que pasó demasiado tiempo”, dijo Marci Hamilton, defensor de la familia de Neill, quien se suicidó en 2009, menos de un año después de que le dijeran que su acusación no podía demostrarse. El abogado también representa a otros dos que aseguran haber sido abusados por Gallagher.
También fue destituido Mark Gaspar, quien se sumó al monseñor Richard Powers, quien no estuvo entre los padres suspendidos por la investigación del jurado, pero que fue suspendido el año pasado cuando su nombre salió en una lista de sacerdotes acusados de abuso sexual.
Este anuncio se produce días después que el papa Francisco se pronunciara sobre la necesidad de actuar de manera firme contra el abuso sexual de algunos religiosos para que la iglesia Católica recupere su credibilidad.
La Arquidiócesis de Filadelfia también indicó que los demás prelados en esa lista ya murieron, fueron retirados del servicio o están “teniendo una vida de oración y penitencia”, con excepción de Powers.
El reporte del jurado investigador también derivó en cargos contra monseñor William Lynn y otros tres. Lynn, que fue secretario del clero para la arquidiócesis, pasará de tres a seis años en prisión por trasladar a un reconocido sacerdote pedófilo a la parroquia de Filadelfia.
Fuente: Voz de América
