El próximo 28 de abril habrá elecciones generales en España, así lo anunció el presidente del gobierno español, el socialista Pedro Sánchez, cuya administración al frente del Ejecutivo será la más breve de la historia -de sólo diez meses-, si bien ahora aspira a su primera relección.
El mandatario ibérico se vio obligado a disolver las Cortes y hacer la convocatoria de forma abrupta tras el rechazo de sus presupuestos generales en el Congreso de los Diputados del pasado miércoles, que le dejó sin argumentos para agotar la legislatura, que finalizaba a finales de año.
Las últimas elecciones generales en España fueron en diciembre de 2015, después de un largo periodo de inestabilidad tras la incapacidad de los partidos políticos de llegar a acuerdos para formar una mayoría parlamentaria que diera sustento a un nuevo gobierno.
Finalmente en enero de 2016 el derechista Mariano Rajoy y el Partido Popular (PP) lograron sacar adelante la investidura y asumir el poder que en teoría mantendría hasta finales de este año. Sin embargo, en junio pasado y tras una sucesión de escándalos de corrupción vinculadas al PP y a la derecha española, el entonces líder de la oposición Pedro Sánchez impulsó una moción de censura, presentándose él mismo como alternativa al Ejecutivo de entonces.
La moción prosperó gracias a los votos de todos los partidos de políticos del arco parlamentario, con la excepción del PP y de Ciudadanos, éste último insistió en que la alternativa a la descomposición del gobierno era un adelanto electoral.
Tras el triunfo de la moción de censura, para lo que fueron determinantes los 17 diputados de los dos partidos con representación parlamentaria en Madrid del independentismo catalán, Sánchez asumió el cargo con el compromiso de convocar a unos nuevos comicios “lo antes posible”. Si bien, una vez instalado en La Moncloa -la residencia oficial- decidió agotar la legislatura a pesar de la extrema debilidad de su gobierno dado que sólo contaba con 85 escaños de los 350 del Parlamento. Para lo que necesitaba alianzas con varios partidos para poder sacar adelante cualquier reforma, decreto o iniciativa de ley.
El pasado miércoles quedó en evidencia esa debilidad parlamentaria, con el rechazo a la admisión a trámite de los presupuestos generales del Estado, que sólo fueron respaldados por el Grupo Socialista, por Unidos Podemos y por el Partido Nacionalista Vasco. En este ocasión el bloque del separatismo catalán votó en contra, ya que había condicionado su apoyo a las cuentas públicas a que se instalara una mesa de diálogo para permitir la celebración de un referendo de independencia. A lo que el gobierno español se negó en rotundo. Y se quebró la ya de por si frágil mayoría parlamentaria que permitió sacar adelante la moción de censura contra Mariano Rajoy.
En una declaración institucional, en la que no se permitió a los medios de comunicación realizar preguntas, el todavía presidente Sánchez defendió su gestión: “Fruto de ese intenso trabajo, en poco más de ocho meses de gobierno y tras años de parálisis, se han aprobado 13 leyes en el Congreso de los Diputados y más de 25 Reales Decretos Ley. Se han traspuesto directivas que dormían el sueño de los justos, que amenazaban al erario público su incumplimiento en la transposición y se ha recuperado la presencia europea e internacional, que hacía falta”. Y destacó entre sus prioridades el sacar adelante iniciativas vinculadas a la Ley de Memoria Histórica, entre ellas la exhumación del Valle de los Caídos del dictador Francisco Franco (1939-1976).
Sánchez explicó que “la disyuntiva que se nos plantea es clara como gobierno, y a mí como presidente del gobierno. O continuar gobernando con unos presupuestos que no son los nuestros y que incumplen las exigencias sociales que necesita nuestro país”. Y anunció: “Por este motivo, les anuncio, que, en ejercicio de las facultades que ostento como presidente del gobierno de España, y previa deliberación del Consejo de Ministros, he propuesto la disolución de las Cámaras y la convocatoria de elecciones generales, para el día 28 de abril”.
Fuente: La Jornada