Confirman la existencia de dos nubes de polvo que orbitan la Tierra

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Los investigadores realizaron una simulación por computadora para determinar sus características y cómo se forman.

Un equipo de astrónomos y físicos húngaros pudo confirmar la existencia de dos nubes de polvo esquivas a solo 400.000 kilómetros de la Tierra, que podrían orbitar nuestro planeta.

Las nubes fueron descubiertas hace aproximadamente medio siglo por el astrónomo polaco Kazimierz Kordylewski entre la Tierra y la Luna, pero debido a su baja densidad y brillo son extremadamente difíciles de observar, por lo que el hecho de su existencia fue cuestionada por los científicos.

No obstante, ahora, gracias a nuevas observaciones, cuyos resultados fueron publicados en la revista Monthly Notices of the Royal Astronomical Society, los investigadores no solo pueden estudiar este fenómeno, sino también determinar si el polvo cósmico podría amenazar las futuras misiones espaciales.

De acuerdo con el estudio, los investigadores realizaron una simulación por computadora para determinar las características de las nubes y cómo se forman. Los científicos construyeron un modelo que incluía el sistema Tierra-Luna-Sol y partículas de polvo, y observaron cómo evolucionaría durante 3.650 días. Además, los astrónomos trataron de determinar cómo se verían las nubes cuando se observaran utilizando filtros polarizadores, que permiten aislar los rayos de la luz natural con una orientación específica del vector eléctrico.

Sobre la base de estos datos, los científicos hicieron observaciones del sistema, que tiene cinco puntos de estabilidad donde las fuerzas gravitacionales mantienen la posición relativa de los objetos ubicados, en el Observatorio privado de Slíz-Balogh en Hungría. Los resultados han determinado que la posible ubicación de la nube Kordylewski se encuentra en el punto L5.

Las imágenes de los astrónomos muestran la luz polarizada reflejada en el polvo. Además, los datos de las nuevas observaciones coinciden con los resultados anteriores, realizadas hace seis décadas. Los investigadores también lograron eliminar los artefactos ópticos y otros ruidos, lo que confirma su existencia.

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