Una corresponsal de AP afirma que el ataque con armas químicas fue obra de los rebeldes al gobierno de Siria. Las fuentes rebeldes usadas por Dale Gavlak confiesan que eran armas químicas enviadas por Arabia Saudí que explotaron al ser mal manipuladas
La acción punitiva inminente de Estados Unidos y Francia contra Siria, en represalia por el ataque con armas químicas del pasado 21 de agosto en Damasco, podría apuntar al objetivo equivocado.
Según Dale Gavlak, corresponsal de la agencia norteamericana Associated Press, de sus múltiples entrevistas de estos días pasados con residentes y rebeldes en el barrio de Ghouta y en otras zonas de Damasco, se desprende una conclusión sorprendente y escandalosa: las armas químicas que explosionaron hace diez días, matando a centenares de personas —entre ellos muchos niños— estaban en manos de los rebeldes y procedían de Arabia Saudí. Las fuentes utilizadas por Gavlak afirman que se produjo “un accidente” cuando fueron erróneamente manipuladas.
Abu Abdel-Moneim, residente en Ghouta y padre de un rebelde, dijo que su hijo murió junto a otros 12 combatientes en el interior de un túnel, utilizado como almacén de armas recibidas de manos de un yihadista saudí, Abu Ayesha, comandante de un batallón insurgente. El padre describió las armas que custodiaba su hijo: tenían “una estructura de tubo”, y otras eran como “una enorme botella de gas”.
El túnel estalló el día que se produjo el ataque con armas químicas, que la Inteligencia norteamericana achaca al ejército de Al Assad.
Un error fatal
“No nos dijeron qué tipo de armas eran, ni cómo usarlas”, se quejó una combatiente a la corresponsal de AP, que la denomina como “K”. “No sabíamos ni nos podíamos imaginar que eran armas químicas”. “Cuando el príncipe Bandar (jefe de la Inteligencia saudí) entrega esas armas debería hacerlo a quienes saben cómo usarlas”.
Un conocido líder rebelde del barrio de Ghoutta, al que se denomina “J”, declaró a Dale Gavlak que “desgraciadamente algunos de nuestros combatientes manipularon erróneamente esas armas, y dieron lugar a las explosiones”.
Hasta que se produjo el dramático incidente del 21 de agosto, tanto las fuerzas de Al Assad como los rebeldes habían sido acusados en el pasado de utilizar armas químicas, pero de modo muy ocasional y de manera muy limitada.
Arabia Saudí es conocida como la principal fuente de financiación y de entrega de armas a los rebeldes sirios, a través de sus servicios de Inteligencia. Riad tiene un interés particular en la caída del régimen de Assad, por el apoyo que recibe de Irán, el archienemigo de Arabia Saudí.
Fuente: ABC.es
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