El próximo martes 6 de noviembre, además de elegir al presidente de Estados Unidos, los ciudadanos del condado de Los Ángeles votarán si quieren ponerle condón a la industria del porno, una medida cuyo alcance legal y económico va mucho más allá de evitar el contagio de enfermedades en los rodajes triple equis.
La llamada “Ley para un sexo más seguro en el sector del cine para adultos”, también conocida como “propuesta B”, requerirá, si es aprobada en las urnas, una regulación sanitaria más estricta para las producciones pornográficas y obligará so pena de multa a que los actores usen preservativos, según EFE.
De acuerdo con la agencia, pese a que la iniciativa tendría efecto solo en el condado de Los Ángeles, su impacto podría afectar al futuro del negocio del cine X, según observadores.
“El Valle de San Fernando, en el sur de California, es al porno lo que el Valle de Silicio, en el norte, es a la tecnología”, cita.
Se estima que un 90 por ciento de los filmes de sexo explícito que se distribuyen legalmente en EEUU se realizan en esa zona, que abarca seis municipios del área metropolitana de Los Ángeles.
No en vano, el Valle de San Fernando es también conocido como “La capital mundial del porno”.
“Los impulsores de la medida, incluyendo la AIDS Healthcare Foundation (AHF), avalaron su propuesta con más de 370,000 firmas y cuentan con el apoyo de algunos intérpretes del sector infectados por el VIH, y de asociaciones médicas”, según EFE.
Según AHF, esta regulación limitaría los riesgos de transmisión de sida, hepatitis, gonorrea, clamidia y otras enfermedades venéreas que, además de producir un drama humano, son un problema de salud pública.
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Una tesis “bien intencionada”, según la calificó en un editorial el diario Los Angeles Times, justo antes de recomendar a sus lectores que voten en contra porque es “imposible predecir” qué pasaría si es aprobada.
“Nuestros clientes no verían películas con condones”, aseguró Marci Hirsch, vicepresidenta de producción y ventas internacionales de Vivid Entertainment, uno de los principales estudios de cine porno en todo el mundo, con sede en el condado de Los Ángeles.
Vivid Entertainment es una de las numerosas compañías que se plantearían mudarse a otro lugar, dentro o fuera de EEUU, si el uso de preservativo fuese obligatorio en la industria.
“En nuestra compañía, el condón es opcional y siempre hay disponibles en el set. Los actores son adultos para tomar sus propias decisiones”, explicó Hirsch.
“(La medida) supone que el Gobierno se entrometa en cómo tiene que ser el sexo entre adultos. Que hagamos un producto para el que no hay demanda. Las empresas que han probado hacer filmes solo con condón han cerrado o han terminado por cambiar”, insistió Diane Duke, directora de la organización que representa al sector, Free Speech Coalition (FSC).
“Por otra parte, existen dudas sobre si la medida contraviene la Primera Enmienda de la Constitución de EEUU, que garantiza la libertad de expresión, y podría ser recurrida. Según sus detractores, la medida además supondría un varapalo para la industria y para la economía del condado”, se explica en el cable.
Ninguno de los organismos californianos consultados por EFE, tanto públicos como privados, lleva contabilidad de las operaciones de las compañías de porno como sector productivo, pero el consenso es que cada año ingresan entre $1,000 y $2,000 millones.
Un lucrativo negocio que emplea hasta 20,000 personas anualmente entre actores y técnicos, lo que lo convierte en uno de los motores económicos más importantes de California y una abundante fuente de ingresos para las arcas públicas, si bien los políticos, tal y como comprobó, evitan hablar del tema.
“Somos una industria tabú. Se trata de sexo y a la gente le da vergüenza”, declaró Duke.
FSC aclaró que la industria del porno somete a sus intérpretes a pruebas sanitarias quincenales cuyos estándares son mayores que los que se aplican en sectores como el alimentario o el farmacéutico.
Se señala además que entre el 2008 y el 2011, de los más de 6,400 casos de contagio de sida en el condado de Los Ángeles, solo dos correspondieron a actores porno, y ninguno se infectó durante un rodaje, algo que no ocurre desde el 2004.
Si los angelinos imponen el condón al porno, es probable -aseguran los conocedores del sector- que aumentarán la filmaciones clandestinas y se tendría que crear un cuerpo de inspectores que certifique que se cumple la norma, una medida costosa y difícil de articular.