Pell se encargaba de las finanzas vaticanas y era del círculo de confianza de Francisco, aunque está desde hace meses con una dispensa para afrontar el juicio que ahora ha acabado en condena. La Santa Sede manifesta su “máximo respeto” ante el fallo contra Pell, pero confirma su expulsión, y la de los cardenales Errázuriz y Monsengwo, del C9, el grupo de cardenales que asesora al Papa en la reforma de la Curia vaticana
Es el alto cargo de mayor rango en la Iglesia católica mundial en ser condenado por abusos sexuales a menores. Y no es un cualquiera, sino uno de los hombres del círculo de confianza del papa Francisco. El cardenal australiano George Pell, aún prefecto de la Secretaría de Economía de la Santa Sede (una suerte de ‘superministro’ de finanzas), ha sido condenado por un tribunal de Melbourne por abusar sexualmente de dos monaguillos en la década de los noventa.
Un proceso que ha estado envuelto en el más absoluto silencio, toda vez que el tribunal había decretado la ‘ley mordaza’ sobre el procedimiento, del que prácticamente no se ha podido informar desde que en mayo pasado se conociera que el cardenal iba a ser procesado. La sentencia concreta se conocerá en febrero.
Según informan algunos medios australianos y American Magazine, el veredicto habría sido unánime, después de tres jornadas de deliberaciones. Pell es culpable. Durante un encuentro con la prensa, el portavoz del Vaticano, Greg Burke, manifestó su “máximo respeto” por la Justicia australiana a la espera de conocer oficialmente la sentencia contra Pell, y subrayó la necesidad de respetar el secreto del juicio.
“La Santa Sede tiene el máximo respeto por las autoridades judiciales australianas. Somos conscientes de que hay un proceso en curso que impone silencio y respetamos esa orden”, declaró Burke, quien confirmó que el Papa ha prescindido del purpurado australiano y del cardenal chileno Errázuriz, ambos salpicados por polémicas relacionadas con la pederastia, de su consejo de asesores.
El año pasado, cuando salieron a la luz las acusaciones contra el purpurado, Pell pidió una dispensa al Papa para viajar a Australia y poder defenderse. Una dispensa que, según la Santa Sede, “se mantiene”. La estancia de Pell en el continente austral también ha estado salpicada por la polémica, pues el cardenal se alojó en residencias pagadas por la diócesis. Pese a ello, el Arzobispado de Melbourne ha asegurado que el religioso abonaría de su bolsillo su defensa.
Pell había sido acusado de abusar sexualmente de dos monaguillos durante un viaje en la década de los 90, cuando era obispo en Ballarat. El prelado siempre ha negado enérgicamente las acusaciones, y su abogado, Robert Richter, señalaba en 2017 que hay pruebas “voluminosas” para demostrar que “lo que se alegó es imposible”.
El proceso contra Pell comenzó después de que el cardenal declarara en tres ocasiones como testigo ante la Comisión Real que investigó la respuesta de las instituciones públicas y religiosas de Australia a los abusos sexuales de menores cometidos en su seno.
Según la Comisión, la Iglesia católica recibió quejas de 4.500 personas por presuntos abusos a menores cometidos por unos 1.880 miembros de la institución, sobre todo sacerdotes, entre 1980 y 2015, aunque algunos casos se remontan a la década de 1920. Sin embargo, la Comisión no investigó los presuntos casos de pederastia de Pell.
Fuente: ElDiario.es