Con el TLC, México importó la obesidad

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México, junto con Estados Unidos, es de los países más obesos en el mundo y parte de ese fenómeno se debe a la irrupción, con la firma del tratado de libre comercio, de una dieta que se basa más en alimentos procesados importados, publica The New York Times.

En la década de los ochenta, México comenzó a revocar los aranceles y permitir una mayor inversión extranjera con el fin de generar una transición hacia el libre comercio que culminó en 1994, cuando México, Estados Unidos y Canadá implementaron el Tratado de Libre Comercio de América del Norte. En México, los opositores al tratado advirtieron que el país perdería su independencia cultural y económica.

Sin embargo, pocos críticos predijeron que ese acuerdo terminaría por transformar la dieta y el ecosistema alimentario del país para parecerse cada vez más al de Estados Unidos. En 1980, el siete por ciento de los mexicanos era obeso, pero esa cifra se triplicó al 20,3 por ciento en 2016, según el Instituto de Evaluación y Mediciones de Salud de la Universidad de Washington. Ahora la diabetes es la principal causa de muerte en México; acaba con 20.000 vidas al año, según informa la Organización Mundial de la Salud.

Para muchos mexicanos, el TLCAN prometía convertir en realidad “los delirios de unirse a la economía moderna”, dijo Timothy Wise, un experto en comercio del Small Planet Institute y la Universidad Tufts. “Todos los antiguos trabajadores rurales tendrían nuevos empleos en las industrias de manufactura burguesas posteriores al TLCAN. Pero eso no ha sucedido”.

“Lo único en lo que México se convirtió en un país del ‘primer mundo’ fue en términos de su dieta”, explicó Wise.

El fenómeno no se limita a México. Las investigaciones muestran que el libre comercio está entre los factores clave que han acelerado la propagación de alimentos bajos en nutrientes y muy procesados de Occidente, “impulsando la epidemia de obesidad en China, la India y otros países en desarrollo de todo el mundo”, según los resultados publicados por la Escuela de Salud Pública T. H. Chen de la Universidad de Harvard.

Sin embargo, Jaime Zabludovsky Kuper, el subjefe de negociación del pacto, dijo que el TLCAN no causó la obesidad. Explica que, al contrario, el tratado bajó los precios de la comida y alivió la desnutrición. En 2012, el 1,6 por ciento de los niños mexicanos sufría de desnutrición severa, una reducción notable del 6,2 por ciento registrado en 1988, según datos del gobierno.

Zabludovsky Kuper dijo que desde hace mucho tiempo los mexicanos se habían sentido atraídos por la comida estadounidense pero los altos aranceles la encarecían aunque estuviera disponible. El experto asevera que ahora la economía es más estable y los mexicanos viven más años lo que, según él, en parte explica por qué la gente está falleciendo de enfermedades no contagiosas como la diabetes y las cardiopatías. “Es el síntoma de una relativa prosperidad”, dijo.

Las ventajas y los defectos más notorios del TLCAN se están escudriñando de manera profunda desde que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, amenazó con desmantelarlo. Entre sus principales defensores se encuentran los intereses de la agricultura estadounidense y la venta minorista de alimentos, cuyas fortunas se han beneficiado del mercado abierto. Las exportaciones mexicanas a Estados Unidos se han disparado desarrollando una estructura económica más estable. La tasa de desempleo se ha mantenido constante pero los sueldos promedio han caído un poco desde 1994, de 15.500 a 15.300 dólares al año, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos.

Los críticos del TLCAN reconocen que las causas de la obesidad son complejas, pero argumentan que el libre comercio intensificó el problema al abrir la economía mexicana que estuvo aislada durante mucho tiempo.

Además de reducir drásticamente los aranceles transfronterizos, el TLCAN permitió la entrada de miles de millones de dólares en inversión extranjera directa a México; alimentó el crecimiento de las tiendas de conveniencia y los restaurantes estadounidenses de comida rápida, y dejó que el maíz barato, la carne, el jarabe de maíz de alta fructosa y los alimentos procesados inundaran el país.

La inversión agrícola de Estados Unidos permitió la modernización de los métodos mexicanos de cultivo, pero también desplazó a dos millones de personas que cultivaban alimentos para su sustento y el de sus comunidades, según el Centro Woodrow Wilson. Muchos antiguos campesinos emigraron hacia las ciudades, sumándose a las filas de consumidores mexicanos que dependen de la comida procesada.

Las principales cadenas de víveres y la mayoría de los negocios que venden comida en México cuentan con el respaldo de Estados Unidos o son socios de empresas como Walmart, Subway y Pizza Hut. Oxxo, la cadena de tiendas de conveniencia, es propiedad de Femsa, el conglomerado de alimentos y bebidas asociado con Coca-Cola, que ha crecido a 16.000 tiendas en contraste con las 400 que existían en 1990.

Lea aquí el reporte completo de NYT:

El TLCAN y su papel en la obesidad en México

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