Doce años de PAN en la presidencia de la República bastaron a máxima líder del SNTE para fundar un imperio que se volvió incómodo para… muchos
Por Marco Antonio Martínez/ Sin Embargo
Para ese día 20 de febrero de 2004, Elba Esther Gordillo Morales escogió un traje sastre color palo de rosa. Iba como a ella le gustaba: entre bolsa, pendientes, una discreta cadena y la ropa de marca, traía unos 20 mil dólares puestos.
Su cumpleaños había sido 14 días antes. Ya había recibido la llamada de Vicente Fox.
Marta Sahagún de Fox, la esposa del Presidente de México, iba igualmente arreglada. Llegaron apenas con una diferencia breve al Jardín Versal del Distrito Federal y, de buen humor ambas, antes de la comida, se tomaron fotos.
Elba Esther estaba rodeada de mujeres: priístas, panistas, perredistas, periodistas e incluso activistas. Ella era Diputada federal del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Era el centro de la fiesta, y no era para menos: se sirvió una exclusiva paella porque era su cumpleaños.
Las esposas de los embajadores veían aquél espectáculo de poder y tomaban fotos. Los hombres del momento en la política mexicana agasajaban a la señora dirigente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, aunque desde lejos: era una fiesta básicamente entre mujeres. Como a Elba le gustaba.
Cuando no faltó nadie, la Primera Dama, Marta Sahagún de Fox, así como todas las personalidades, entonaron “Las mañanitas”.
Los mejores años de Elba Esther empezaban. Entre 2000 y 2012, fue la favorita presidencial.
El origen del imperio
La dirigente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) fue aliada pública de todos los ex Presidentes que le tocaron: Carlos Salinas de Gortari (PRI), Ernesto Zedillo Ponce de León (PRI), Vicente Fox Quesada (PAN) y Felipe Calderón Hinojosa (PAN). De 1989 al 2012. 23 años. Cuatro sexenios.
Con Salinas y con Zedillo obtuvo lo que quiso: libertad para mantenerse en el sindicato a pesar de que los estatutos no se lo permitían. Pero con Fox y con Calderón se convirtió en parte del Estado; es decir, era una más con ellos.
Los panistas le entregaron posiciones en la función pública, permitiendo que rebasara las fronteras del ámbito educativo. Si el despilfarro ya era conocido con Salinas y con Zedillo, con los panistas se descaró: empezó a construir un imperio inmobiliario, valuado hasta el momento en decenas de millones de dólares, a costa de las cuotas sindicales del magisterio, según dice la Procuraduría General de la República en la causa que le sigue.
Politólogos como José Antonio Crespo o periodistas como Ricardo Raphael ya habían advertido que Elba Esther Gordillo fincaba un imperio al amparo del Estado mexicano. Era del conocimiento público que prestaba departamentos de lujo a políticos y periodistas y que tenía casas en San Diego, California.
Pero todos estaban contentos, aparentemente. Por lo menos los políticos del PAN, que empezaron a beneficiarse de su estructura de poder desde las elecciones de 2000, y todavía hasta 2011, cuando la dirigente sindical apoyó la coalición de su partido, Nueva Alianza, con Luisa María Calderón (hoy Senadora del PAN). La hermana del entonces Presidente se empecinó en gobernar Michoacán. Aunque significara aliarse con el diablo.
La consentida
Un día después del arresto de Elba Esther, los reporteros le preguntaron al Senador Ernesto Cordero si Gordillo Morales se había enriquecido en dos meses, los que tiene el PRI en Los Pinos. Él fue Secretario de Hacienda con Felipe Calderón. Fue, en teoría, de los que cerraron los ojos mientras “La Maestra” fundaba su imperio.
“Pues no. Como lo dijo el Procurador [Murillo Karam] con mucha claridad: lo que detonó toda esta investigación fue una observación relevante como se denomina en la regulación bancaria en diciembre de 2012 y de ahí se inicia la investigación”, se justificó.
Horas después, Luis Alberto Villarreal, coordinador del PAN en la Cámara de Diputados, aseguró que gran parte de la información financiera que permitió la detención de Gordillo Morales fue aportada por los funcionarios del gobierno del ex Presidente Felipe Calderón.
“El actual Secretario de Relaciones Exteriores [José Antonio Meade] fungió en el pasado gobierno como Secretario de Hacienda y estoy cierto que parte de las averiguaciones y de los datos que el día de ayer [martes]dio a conocer el Procurador Murillo Karam emanan de esa administración, del entonces Secretario de Hacienda, Meade”, dijo.
En realidad, ambos se justificaban. “La Maestra” fue intocable desde aquel 15 de mayo del año 2000, cuando signó su alianza a Vicente Fox, candidato de la Alianza por el Cambio.
Era la recta final de la campaña presidencial. La profesora Gordillo preparaba su salida del PRI, pero también su reingreso a otra vida que le resultó mejor: la de “política independiente”, con poder dentro del Estado mexicano y en mente, la formación de un partido político, Nueva Alianza, que le permitiera sacar provecho de las jugosas prerrogativas del Instituto Federal Electoral.
La campaña de Francisco Labastida Ochoa se hundía. Ella tendió, entonces, su camino de salida.
Veintisiete meses después, el 8 de agosto de 2002, el Museo de Antropología e Historia de la Ciudad de México reunía a empresarios, miembros de organizaciones civiles y fundaciones, como Vamos México de Marta Sahagún, representantes de las iglesias católica, judía y ortodoxa, gobernadores, y autoridades educativas y sindicales del magisterio.
Fox Quesada, como Presidente de México, y Gordillo Morales, entonces secretaria general del PRI y en su papel de lideresa del SNTE, se sentaron uno junto al otro. Sellaban su relación. Fox agradeció a Gordillo “su respaldo para el logro del acuerdo” educativo. Se refería al “Compromiso Social por la Calidad de la Educación” que pretendía “revolucionar” el nivel de la enseñanza en el país y ponerlo a la “vanguardia” del mundo “más allá de los intereses particulares y los cambios de gobierno”.
El entonces Secretario de Educación, Reyes Tamez Guerra, aplaudía que “la educación de calidad fuera un asunto de todos”. Reyes
Tamez sería después comprado por Elba Esther. Lo convirtió en su empleado. Fue electo legislador por Nueva Alianza en la LXI Legislatura, de 2009 a 2012.
Luego, en otro evento realizado en el Museo de Antropología (febrero de 2006), Fox Quesada apareció enojado. Dijo que quienes negaban avances educativos en su sexenio lo hacían por “mezquindad política”. El Presidente era acompañado otra vez por Gordillo Morales.
“La Maestra” había ya acordado con el Presidente Fox posiciones para el próximo Gobierno: el de Felipe Calderón. Así lo confesó él poco antes de dejar Los Pinos, el 1 de diciembre de 2012.
En julio de 2005, cuando anunció su renuncia a la Secretaría General del PRI, esperaba la expulsión oficial de su partido adelantada por el entonces líder priista Roberto Madrazo. Pero Gordillo Morales ya tenía lo que quería: el Estado mexicano le entregaría Nueva Alianza (Panal).
Máquina de votos
Su intervención en el proceso presidencial de 2006 fue clave para que Felipe Calderón Hinojosa ganara a Andrés Manuel López Obrador. Ella, Elba Esther, y él, Calderón, lo presumirían tiempo después.
La noche previa al 2 de julio, día de las elecciones, el primer círculo de colaboradores del panista, conformado por Juan Camilo Mouriño y Jordi Herrera, se coordinó con el presidente nacional de Nueva Alianza, Miguel Ángel Jiménez, y el entonces director de Educación Básica del gobierno federal, Fernando González.
Reunidos en su penthouse de Polanco, el mensaje de la presidenta del SNTE traía adjunto el ofrecimiento de medio millón de votos al candidato panista, que de acuerdo con los últimos reportes electorales serían decisivos para marcar diferencia con el tabasqueño. El “donativo” estaba respaldado por la fuerza y movilización de 30 mil maestros que cruzarían la boleta electoral en favor de Calderón Hinojosa para Presidente y por los candidatos a diputados y senadores del Panal, en detrimento de su propio abanderado presidencial, Roberto Campa Cifrián. La estrategia, por supuesto, contemplaba la influencia de 58 secretarios sindicales.
La orden de “La Maestra” fue una carambola de muchas bandas, de acuerdo con los analistas. Ayudó a Calderón para la Presidencia y a los candidatos a diputados por Nueva Alianza; por los senadores, ordenó voto libre, con excepción del Distrito Federal, donde la orden fue respaldar al PRD y a Marcelo Ebrard Casaubón para la Jefatura de Gobierno. Así se dijo.
También operó para que gobernadores priistas dirigieran el voto a Calderón, ante el inminente tercer lugar del candidato tricolor Roberto Madrazo Pintado, con el que tenía un pleito cantado.
El panista Calderón, envuelto en diferencias por lo cerrado de la elección, triunfaría oficialmente con una ventaja de apenas 233 mil 831 votos.
Premio de la lealtad
Una semana después de los comicios, trascendió una plática entre “La Maestra” y el entonces Gobernador de Tamaulipas, Eugenio Hernández Flores, en donde su papel de operadora política quedó de manifiesto.
“Hay que saber cómo actuar y aquí sí viene la decisión de fondo, porque la información que hay acá en los estados de nuestros amigos […] Tamaulipas y Coahuila están con todo por el PRI y van a hablar, no sé si ya hablaron, vale más que ustedes se adelanten, si así lo deciden, con Felipe, para vender lo que tengan, el PRI ya se cayó, ¿eh?”. Era el golpe mortal de Elba a su enemigo político, y su pase otro sexenio de impunidad.
Ese mismo día, la alianza PAN-Panal llevó al panista Juan Manuel Oliva Ramírez a la gubernatura de Guanajuato. Ganadas las elecciones, “La Maestra” solicitó al nuevo gobierno cuatro secretarías: las que acordó con Fox.
Recibió la subsecretaría de Educación Básica –la más poderosa dentro de la SEP–, y las direcciones del ISSSTE y la Lotería Nacional.
Otro cumpleaños
La relación Felipe Calderón-Elba Esther Gordillo sería estrecha. Estrechísima. Tanto que el primer cumpleaños de Gordillo en el periodo de Calderón, el 6 de febrero de 2007, fue recibida en Los Pinos. Allí fueron parte de sus festejos por 62 años de vida.
El único negrito en el arroz fue la Secretaria de Educación Pública, Josefina Vázquez Mota. A ella le atribuyó que no la invitaran al Primer Informe organizado por la Presidencia, en septiembre de 2007. Y de allí para adelante, se torcieron la cara aunque en público intentaran llevar la fiesta en paz.
Aunque en un principio se consideraba que el gobierno de Calderón actuaría contra “La Maestra” por las mismas razones que Enrique Peña Nieto (la urgencia de legitimidad), no sucedió. Francisco Ramirez Acuña, primer Secretario de Gobernación, se atrevió a decir que “el tiempo de Elba Esther en el SNTE se consumía”. Primero se fue él.
Lo mismo le sucedió a Vázquez Mota: tuvo que dejar la Secretaría de Educación.
Pero Elba Esther no tuvo llene. El poder, mucho, la llevó a enfrentarse a sus enemigos, todos. Cuando Vázquez Mota fue candidata presidencial, le declaró la guerra.
“¡Que nadie se equivoque! La fortaleza de los maestros es vigente y lo seguirá siendo por sobre descalificaciones y gritos estetores (sic) y de fracaso”, dijo enfática en plena campaña presidencial.
Sin alianza con Enrique Peña Nieto debido a su voracidad (llegó a un acuerdo con Humberto Moreira que luego se cayó, como el mismo Gobernador), empezaban los días finales de su reinado.
Apuntes obligados
1. En 2003, el SNTE respaldó y difundió la Guía de Padres de la Fundación Vamos México, de Marta Sahagún.
2. En 2005 apoyó el programa tecnológico Enciclomedia, luego llamado Habilidades Digitales para Todos, que al poco tiempo se volvió obsoleto y señalado como un despilfarro por la Auditoría Superior de la Federación.
3. En la elección de 2006 operó para que Felipe Calderón ganara los comicios. Para ello se valió incluso de presionar a gobernadores priistas.
4. Tomás Ruiz encabezó la Lotería Nacional en el tramo final del sexenio de Fox; al término de la administración se va a dirigir al Panal.
5. Francisco Yáñez, operador financiero de la maestra y relacionado con el fideicomiso Vivienda Magisterial (VIMA) –que usaba créditos para viviendas de trabajadores y sobre el cual pesaban denuncias, estuvo desparecido de la escena política desde 2001. Llega a la Lotería Nacional al inicio del sexenio calderonista.
6. Roberto Campa, ex candidato presidencial del Panal en 2006, fue nombrado secretario del Sistema Nacional de Seguridad Pública en el sexenio de Felipe Calderón.
Fuente: Sin Embargo