Por Clara Jusidman*
El segundo debate entre los candidatos y la candidata a la Presidencia nos aportó pocos elementos nuevos como para tomar nuestra decisión sobre por quién votar el próximo 1 de julio.
Parecería que en las propuestas y promesas que se hicieron se difumina el perfil ideológico de las posiciones de la y los contendientes y de sus partidos, pues escuchamos propuestas muy similares y nada novedosas.
Sorprendió la poca profundidad de los tres candidatos punteros sobre la agenda en materia de política exterior, cuando el país enfrenta un desdibujamiento de su presencia internacional y una falta de claridad sobre su inserción en un mundo cada vez más globalizado.
Dos asuntos preocupan de los candidatos y la candidata: En primer lugar su carencia de una visión de Estado clara y profunda tan necesaria en un momento de la historia como el que estamos viviendo, y junto con ello la ausencia de una mayor comprensión del cambio de época que está teniendo lugar y de la creciente complejidad en la que estamos viviendo.
Las propuestas parecerían estar más atadas al pasado que mirar hacia el futuro. Algunos ejemplos. La guerra interna en la que se secuestra y mata a decenas de personas, se despoja de propiedades y de inversiones productivas, y hay un aumento de poblaciones desplazadas y de otras que ya viven en condiciones de violencia crónica, parece no asumirse como una real emergencia nacional en el debate electoral.
Tampoco se mencionan los efectos duraderos en la vida de miles de personas y en la producción agropecuaria del cambio climático que, en forma de sequías o lluvias excesivas, ha experimentado en los últimos años más de la mitad de los estados del país.
Poco asumen los candidatos el desastre urbano nacional por la voracidad de las empresas inmobiliarias y la permisividad de los gobiernos de los tres niveles, que se muestra en la proliferación de desarrollos en todo el territorio con una gran cantidad de viviendas, de mínimo tamaño, mala calidad, alejadas de las ciudades, sin servicios de saneamiento y sociales, y con altos costos de transporte para sus habitantes.
Sólo Josefina Vázquez Mota lo mencionó como un gran logro de los gobiernos panistas porque dieron acceso al crédito hipotecario, y crearon miles de propietarios de palomares mal construidos.
Quadri ha destacado el tema en varias intervenciones. No se toma conciencia de que esos desarrollos son nuevos campos de cultivo para las violencias de todo tipo.
¿Cómo entonces ante la poca profundidad del debate podemos tomar la decisión de por quién votar? Se me ocurría que cada uno tendríamos que formular unas cinco o seis preguntas sobre temas que nos interesan y tenemos opinión, y buscar qué candidato o candidata coincide más con nuestros puntos de vista.
Aventuraría algunas preguntas que personalmente me interesan.
Una primer grupo refiere al papel que los contendientes le asignan al Estado.
Así, ver si sostienen que entre menos Estado es mejor, y que éste debe concentrarse sólo en los temas de seguridad pública y nacional, o si reconocen la necesidad de reconstruir un Estado que tenga una participación activa en la regulación y ordenamiento de la vida social, económica y cultural el país y cumpla la obligación de proteger y garantizar los Derechos Humanos de las y los habitantes del país.
Otra derivada de la anterior, sería cuál es el papel que le asignan al mercado, al Estado, a las familias y a las personas en el logro del bienestar social. En qué medida piensan que los principales responsables son las personas mismas y las familias, y cuánta responsabilidad le compete al Estado.
Si el gobierno debe asumir la provisión directa de servicios sociales como salud, educación y protección social en general, o sólo ser un financiador mediante transferencias directas de ingreso a las familias, y dejar que los proveedores de servicios sociales sean empresas privadas.
Otra pregunta se referiría a la posición que tienen respecto del derecho de las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo, o si ese derecho debe someterse al supuesto bien superior de la familia y la vida. ¿Cómo miran a la juventud y qué proponen para ella y con ella?
Qué piensan sobre la reelección de presidentes municipales y legisladores y de la figura de revocación de mandato, así como sobre la autonomía y cómo hacerla efectiva en las instituciones de transparencia y acceso a la información, auditoría, rendición de cuentas, protección de Derechos Humanos y procuración de justicia.
¿Cuál es su posición frente al poder de los consorcios de las telecomunicaciones?
Y finalmente ¿cuál es su compromiso con la participación ciudadana en el desarrollo de planes, programas y políticas públicas y, en su caso, cómo la van a poner en práctica?
Creo que si cada uno nos detenemos un momento y hacemos una lista de preguntas sobre lo que creemos que debe realizar o dejar de hacer el Estado mexicano, tendremos más claridad para ejercer un voto informado.
* Analista del Cambio Social y presidenta de INCIDE Social A.C.
– Fuente: CIMAC