Italia entró ayer en un periodo de incertidumbre tras la victoria en las elecciones legislativas de Giorgia Meloni, a la cabeza de una coalición de derecha dividida frente a importantes desafíos económicos y políticos.
Aunque obtuvieron la mayoría absoluta en el Parlamento, la dirigente de Hermanos de Italia (posfascista) y sus aliados Matteo Salvini de La Liga (antimigración) y Silvio Berlusconi de Fuerza Italia (derecha), la formación de un gobierno aún está a semanas de distancia e implicará consultas entre los líderes de los partidos y con el presidente Sergio Mattarella. Mientras, el premier Mario Draghi permanecerá en el gobierno de manera provisional.
El Ministerio del Interior informó a última hora de ayer que los partidos de derecha lograron 235 de los 400 escaños de la Cámara de Diputados, con lo que se confirma una sólida mayoría para respaldar un gobierno liderado por Meloni.
Hermanos de Italia, la Liga del Norte, Fuerza Italia y Nosotros Moderados suman 121 diputados electos por candidatura uninominal, a los que habría que sumar los plurinominales: 69 de Hermanos de Italia, 23 de la Liga y 22 de Fuerza Italia.
La oposición
La coalición de centro-izquierda suma 80 diputados, mientras Movimiento 5 Estrellas acumula 51 y la coalición centrista Tercer Polo, 21, según los datos definitivos difundidos por el Ministerio del Interior.
En el Senado son 112 los escaños obtenidos por los partidos de derecha, frente a 39 de centro-izquierda, los 28 senadores del Movimiento 5 Estrellas y los nueve de Acción-Italia Viva.
El recuento de los votos confirmó la clara ventaja de Meloni, que obtuvo más de 26 por ciento de votos. Su partido se convirtió en el primero del país, delante del Partido Demócrata (PD, centroizquierda) de Enrico Letta (19 por ciento).
Con La Liga y Forza Italia, tendrá una mayoría absoluta en la Cámara de Diputados y en el Senado.
En su primer discurso tras la elección, Meloni, de 45 años, prometió “gobernar para todos” los italianos.
“Italia tiene cinco años por delante de estabilidad”, prometió Salvini, mientras el magnate Berlusconi regresa al Senado tras haber sido expulsado del Parlamento en 2013 tras su condena por fraude fiscal.
“Voy a garantizar el perfil europeísta y atlantista del próximo gobierno”, anunció el magnate.
Meloni rechaza el término “extrema derecha” e insiste en que el fascismo italiano quedó relegado a los libros de historia con la muerte del dictador Benito Mussolini en abril de 1945, su partido aún enarbola la llama tricolor y su gobierno será el de línea más dura de Italia desde la Segunda Guerra Mundial.
Admiradora del autócrata húngaro Viktor Orban, Meloni promueve lo que considera valores familiares cristianos tradicionales y ha denunciado los derechos de la comunidad LGBT, se ha opuesto al aborto, la eutanasia y la migración de fuera de Europa, e incluso ha pedido un bloqueo naval para evitar que los barcos de refugiados que salen de Libia crucen el Mediterráneo.
Meloni, cuya pareja es el perodista Andrea Giambruno, quien trabaja para el canal Mediaset de Berlusconi, y con quien tiene una hija, también ha incursionado en teorías conspirativas, advirtiendo sobre la “sustitución étnica” y una izquierda internacional “globalista”.
La prensa conservadora estuvo exultante con su triunfo. “Revolución en las urnas”, tituló Il Giornale, el rotativo de la familia Berlusconi. “La izquierda derrotada ¡(somos) libres!”, publicó el diario Libero.
Para el periódico de los industriales La Stampa pesan “las mil incógnitas” que se abren en Italia tras la “histórica victoria” de la ultraderecha.
El secretario general del PD, Enrico Letta, auguró “días duros” tras el incontestable triunfo de Meloni y dijo que no se presentará a la primarias de su formación.
Fuente: AFP/ Europa Press/ AP