La agria lucha por la Casa Blanca entre Hillary Clinton y Donald Trump se acerca a su fin, y los candidatos subirán al escenario el miércoles para su último debate en horario de máxima audiencia.
Para Trump, el debate es quizá su última oportunidad de darle la vuelta a una carrera que parece se le está escapando. Sus comentarios agresivos sobre mujeres y una oleada de acusaciones de agresiones sexuales han agravado su impopularidad entre las mujeres y estrechado su camino a la victoria. Sus seguidores siguen siendo muy leales, pero hay pocos indicios de que esté atrayendo a los nuevos votantes que necesita con desesperación.
A su vez, Clinton llega al debate con sus propios desafíos. Aunque los sondeos parecen inclinarse en su favor, la demócrata enfrenta una nueva ronda de preguntas sobre su autenticidad y fiabilidad, preocupaciones que han lastrado toda su campaña.
El ataque informático a los correos de uno de sus principales asesores de campaña mostró a una candidata reacia a disculparse, que puede mostrar un tono en privado y otro diferente en público, y que sólo toma algunas decisiones tras meticulosas deliberaciones políticas.
El debate, el último en una serie de tres, se celebra en Las Vegas apenas tres semanas antes del Día de las Elecciones y mientras algunos estados indecisos celebran ya votaciones anticipadas.
Para las últimas semanas de campaña, Trump ha optado por una estrategia cada vez más agresiva que ha incluido insistir en que las elecciones serán amañadas, pese a la ausencia de pruebas de fraude electoral generalizado en las elecciones presidenciales estadounidenses.
También ha acusado a Clinton de atacar e intimidar a mujeres implicadas en las aventuras de su marido, y en el segundo debate llevó como invitadas a tres mujeres que acusaron al expresidente Bill Clinton de contactos sexuales no deseados e incluso de violación. El expresidente nunca fue procesado por delitos relacionados con esos encuentros, aunque sí llegó a un acuerdo legal en una demanda por acoso sexual.
En esta ocasión, el empresario llevará como invitado al debate al medio hermano del presidente Obama, Malik Obama. Clinton llevará al multimillonario y frecuente crítico de Trump Mark Cuban, y a la directora ejecutiva de Hewlett Packard Enterprise, Meg Whitman, una de las figuras republicanas más destacadas que apoyan a la ex secretaria de Estado.
La candidata demócrata “estará lista para cualquier táctica de tierra quemada que intente (Trump)”, dijo el portavoz de Clinton Brian Fallon.
Los republicanos se aferran a que Trump pueda cerrar la campaña centrándose en los puntos flacos de Clinton, una estrategia que, según admiten algunos en privado, podría no bastar ya para dar la victoria a Trump, pero sí ayudar a que algunos candidatos republicanos al Senado ganen sus carreras.
En los últimos días, el empresario ha mostrado una nueva concentración en ocasiones, por ejemplo al llamar la atención sobre la petición de un miembro destacado del Departamento de Estado de que el FBI ayudara a rebajar el nivel de clasificación de un correo del servidor privado de Clinton. La oferta formaba parte de un trato que habría permitido al FBI desplegar más agentes en países extranjeros, aunque en un primer momento n estaba claro si había sido el miembro del Departamento de Estado o un agente del FBI el que planteó primero esa posibilidad.
Trump describió el martes ese caso como “corrupción ilegal” durante un acto de campaña en Colorado y afirmó que es peor que el escándalo del Watergate que le costó el puesto al expresidente Richard Nixon.
Clinton, que ha preparado de forma meticulosa los tres debates a costa de pasar tiempo en estados indecisos, alteró visiblemente a Trump en su primer duelo al emplear las polémicas declaraciones del magnate sobre las mujeres y las minorías en su contra.
El empresario salió a la defensiva desde el principio en el segundo debate —que se produjo días después de la publicación de un video en el que presumía de besar y agarrar a mujeres_, pero terminó en una posición más sólida, atacando a Clinton por ser un producto de Washington que no podrá traer cambios.
Trump negó en el segundo debate que hubiera puesto en práctica los avances sexuales no deseados que describe en el video. Su desmentido hizo que algunas de las mujeres que le han acusado de agresión salieran a la luz pública.
El republicano ha cedido ante algunos asesores que le presionaron para que preparase el debate más en serio tras el primer duelo. Sin embargo, ha seguido eludiendo las simulaciones y las sesiones de preparación de varios días por las que critica a Clinton.
“Lleva 30 años haciendo esto y ahora tiene que preparar el debate durante cinco días”, dijo Trump. “¿Saben lo que es preparar un debate? Es descansar. Es tumbarse y echarse a dormir”.
El moderador Chris Wallace, el primer periodista de Fox News que moderará un debate, ha dicho que tiene previsto preguntar a los candidatos sobre deuda y derechos adquiridos, inmigración, economía, el Tribunal Supremo, las regiones de conflicto internacional y su capacidad física para ser presidentes. Su objetivo es dedicar 15 minutos a cada tema.
Fuente: AP