Además de Emiliano Salinas, hijo del expresidente mexicano Carlos Salinas de Gortari, en su testimonio Laureen Salzman, pareja por 21 años del líder del culto Nxivm, vincula a Mónica Durán, Daniela Padilla, Camila Fernández, Loreta Garza Dávila y Rosa Laura Junco, hija de Alejandro Junco dueño de Reforma, dentro del círculo estrecho de la secta sexual NXIVM dirigida por Keith Raniere.
Nueva York. Laureen Salzman, una de las más longevas amantes del fundador de Nxivm, Keith Raniere, reveló que son mexicanas cinco de las ocho “maestras” del primer círculo de la organización DOS, en la que las mujeres eran marcadas con un cautín y obligadas a tener relaciones sexuales con el acusado.
Además de la propia testigo del viernes figuraban en el círculo las mexicanas Mónica Durán, Daniela Padilla, Camila Fernández, Loreta Garza Dávila y Rosa Laura Junco —las cuatro últimas de Nuevo León—, así como las actrices Allison Mack y Nicki Clyne, quien trabajó en la cinta Battlestar Galactica y no había sido mencionada en el juicio. Ambas se casaron en 2017 por órdenes de Raniere.
Junto a su hermana Carola, Loreta Garza Dávila dirigió la filial en México de Rainbow Multicultural Garden, un programa creado por Nxivm para enseñar siete idiomas a los niños de preescolar, y en el juicio se ha dicho que ellas escondieron a Raniere en sus residencias en Monterrey y Puerto Vallarta, cuando el gurú huyó a México tras ser exhibido en un reportaje en el New York Times. Durán entró al grupo como asistente de Clare Bronfman, pero al poco tiempo consintió ser esclava de la máxima autoridad.
Este viernes Salzman dijo que periódicamente este primer círculo debía reunirse para tomarse fotos grupales desnudas, donde se les viera la marca que se les tatuó en el vientre, y que luego eran enviadas a su jefe.
En 1998 Laureen tenía 21 años y su madre le presentó a Raniere. Nancy Salzman y el líder espiritual estaban iniciando un “instituto de potencial humano” y por eso invitaron a la joven a un curso con duración de seis meses. A partir de 2001 inició una relación más bien disfuncional con el acusado, quien durante la audiencia no dejaba de mirarla, como si le interesara mucho lo que ella tenía que decir, aunque también parecía querer intimidarla. Luego de siete años de serle fiel mientras él tenía relaciones con las demás esclavas, prosiguió la declarante, consideró dejarlo, pero él la convenció con falsas promesas de que tendrían hijos, cosa que tampoco le cumplió.
Laureen Salzman en su arribo a la Corte
Antes también testificó Sean Welch, vendedor de una empresa de juguetes sexuales, quien refirió un pedido hecho por Daniela Padilla, una de las maestras del primer círculo, en el que había ordenado cosas como una celda de cárcel descrita como “verdadero mueble de mazmorra”, un tapón remoto que se coloca en el trasero y tiene una cola de cachorro curvada hacia arriba, así como una jaula de goma colgante.