Los documentales son los filmes de menos popularidad, porque no hacen gala de efectos especiales o de superestrellas, y los protagonistas son usualmente gente ordinaria que encara circunstancias extraordinarias.
Tampoco se exhiben en grandes salas de cine suburbanas ni compiten en las carteleras, pero a través de lo que comunican política y socialmente pueden hacer cambiar los corazones y las mentes de muchas personas en todo el mundo.
Ese podría ser el caso, entre otros, del documental de Dock Kirby nominado al Oscar, The Invisible War (La guerra invisible), que aborda de una manera que le revuelve las entrañas a cualquiera las violaciones en las filas de las fuerzas armadas de EE.UU.
El filme documenta que desde 1991 alrededor de medio millón de militares estadounidenses, hombres y mujeres, han sido objeto de agresiones sexuales por parte de sus colegas, y sus jefes no han hecho nada por castigar a los culpables.
“Mientras más entrevistas hacíamos, más nos percatábamos de que era una documental que teníamos que terminar”, dijo Kirby, quien al igual que los documentalistas más premiados ponen al descubierto las verdades que hacen de sus obras algo duro de ver.
Otro de los que compiten este año es The Gatekeepers (Los guardianes), favorito de los críticos, del director israelí Droro Moreh, quien entrevistó a seis exjefes de Shin Bet, la agencia de espionaje doméstico en Israel encargada de recopilar información de inteligencia en la Cisjordania ocupada.
Según sus miembros, para combatir a los terroristas palestinos tuvieron que violentar las reglas sobre moralidad y daños colaterales. El filme expone las divisiones internas en Israel y ofrece una desalentadora perspectiva sobre el futuro del país si no llega a hacer la paz con sus enemigos.
El documental Five Broken Cameras (Cinco cámaras rotas), de Emad Burnat, un palestino, y del cineasta israelí Guy Davidi, recoge imágenes de la vida diaria del primero bajo la ocupación de Israel en Cisjordania, y es un testimonio de cómo los palestinos batallan contra las barreras de seguridad israelíes que los separan de sus tierras.
Cómo sobrevivir a una plaga (How to Survive a Plague) se suma a la lista como una crónica de los primeros años de la epidemia de SIDA y de cómo un puñado de activistas se enfrentaron a esa letal oleada de la enfermedad.
“Todo lo que tiene que ver con la forma en que se administra hoy la medicina y el cuidado de la salud es resultado del SIDA y del activismo que este puso en movimiento. De modo que yo quería relatar una historia de triunfo y aciertos”, dijo su realizador, David France.
Los libretos de estos cuatro documentales nominados para el Oscar son poderosos y cuentan además con un rodaje innovador, pero hasta ahora ninguno se ha robado los corazones de los votantes de la Academia en igual medida que Searching for Sugarman (Buscando al hombre de azúcar).
Este filme de Malik Bendjelloul es sobre Rodríguez, un músico de rock de Detroit de la década de los 70 que no tenía ni idea de que iba a convertirse en un ídolo en Sudáfrica.
“En este momento hay que decir que este es el supuesto favorito”, según la documentalista Nina Seavey, ganadora de un Emmy, para quien la Academia parece inclinarse más por premiar a documentales de entretenimiento. YSearching for Sugarman parece llenar ese cometido.
Aunque los premios Oscar pueden constituir una especie de concurso de popularidad, los cinco documentales mencionados fueron nominados primordialmente por sus méritos, no por la atracción que lleguen a provocar después en las taquillas de cine.
Fuente: Voz de América