El concepto de “arma inhumana” a veces parece absurdo, por el mismo carácter de las guerras. Sin embargo, la historia conoce varios ejemplos de que ciertas armas están bajo parcial o incluso total prohibición de uso, de tan desastrosas que son. Les presentamos las armas más peligrosas del mundo: solo el hecho de pensar que puedan ser usadas es escalofriante.
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La mayoría de las armas de guerra, desde pistolas a aviones de combate, son generalmente consideradas legítimas y, teniendo en cuenta que están diseñadas para matar, son herramientas humanas de la guerra.
Pero además de estas ‘herramientas’ existen armas que son asesinos indiscriminados e inhumanos y son capaces de afectar a la civilización humana a escala mundial. Algunas de estas armas de guerra son tan terribles que nunca deben ser utilizadas y la mayoría de ellas han sido prohibidas por la comunidad internacional.
Aun así, varias siguen existiendo y las presenta la página web de la revista estadounidense ‘The National Interest‘.
Armas Nucleares
Las armas nucleares son las armas más peligrosas del planeta. Su inmenso poder destructivo junto con la cantidad de las municiones que tienen esta carga las convierte en las únicas armas que pueden afectar a la civilización humana a escala mundial.
Desarrollada durante la Segunda Guerra Mundial dentro del llamado ‘Proyecto Secreto Manhattan’, la primera bomba nuclear fue probada en Alamogordo, Nuevo México, en 1945. Las armas nucleares solo han sido utilizadas dos veces: contra las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki en ese mismo año.
La carrera nuclear de la Guerra Fría se aceleró gravemente no solo por la potencia explosiva de las armas nucleares, sino también por su cantidad. La primera bomba atómica lanzada sobre Hiroshima era de aproximadamente 18 kilotones, o 18.000 toneladas de TNT en el rendimiento explosivo.
Para 1960, los bombarderos B-52 llevaban bombas termonucleares Mk.28 con un rendimiento explosivo de 1,1 megatones, o 1.100.000 toneladas de TNT. En 1986, el número de municiones nucleares en el mundo ascendía a 65.086.
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El poder explosivo de las armas nucleares es solo uno de los factores que las hace tan letales. La radiación que liberan es peligrosa no solo en el corto plazo, al contaminar los cultivos, el ganado, la infraestructura, las instalaciones de energía y otras necesidades de la civilización moderna. Estas áreas pueden ser peligrosas para los seres humanos durante decenas, sino cientos o incluso miles de años.
Y la tercera razón por la que estas armas nunca deben usarse: en 1982, un estudio encargado de examinar los efectos ambientales de una guerra nuclear concluyó que la expulsión de hollín y otras partículas después de una guerra nuclear podría tener un efecto global sobre el clima del planeta, bajando drásticamente las temperaturas en todo el mundo y dando lugar al llamado ‘invierno nuclear’.
VX
Actualmente solo disponible en el arsenal de EE.UU., el VX es particularmente peligroso porque es un agente muy estable: una vez expulsado a la atmósfera tarda mucho en evaporarse. En condiciones climáticas normales, el VX puede persistir durante días en las superficies, mientras que en condiciones muy frías puede conservar su poder letal incluso meses.
Al igual que otros agresivos químicos nerviosos, el gas VX pertenece a compuestos organofosforados (porque afecta a la transmisión de los impulsos nerviosos dentro del sistema nervioso) y se manifiesta en convulsiones, pasando a la parálisis general.
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Fue desarrollado en el Reino Unido en 1952 como pesticida a partir del amitón. Debido a su extrema toxicidad fue prohibido en la agricultura, pero atrajo la atención de los militares estadounidenses. VX mata con una enzima que regula el sistema nervioso. La producción y el almacenamiento de VX fue prohibida para la Convención sobre Armas Químicas de 1993.
El VX no tiene olor ni sabor, es un líquido oleoso e incoloro que gracias a su baja volatilidad y viscosidad se mantiene adherido a las superficies. Es sumamente mortal en estado líquido y aún más mortal si llega a un estado gaseoso/aerosol.
VX es una de las sustancias más letales en la Tierra: apenas diez miligramos matan a un ser humano. Una persona puede entrar en contacto con VX por inhalación, ingesta o absorción por la piel. Los síntomas se manifiestan en cuestión de segundos si se inhala, pero pueden retrasarse hasta 18 horas si penetra por vía cutánea.
El uso del gas VX en tiempos de guerra nunca ha sido confirmado y su uso está prohibido a los signatarios de la Convención sobre Armas Químicas.
El sarín
El sarín es un agente nervioso similar al VX. Aunque es igualmente mortal, existen diferencias fundamentales entre las dos armas químicas que justifican la existencia de ambas.
Como VX, el sarín no se encuentra de forma natural en el medio ambiente y también fue desarrollado originalmente para ser un pesticida en 1938 por científicos alemanes.
Aunque el sarín también mata de una manera similar al VX, se considera un agente nervioso no persistente, que se degrada con mayor rapidez y facilidad en el medio ambiente que el VX. Un ejército puede ocupar más rápidamente una zona contaminada con sarín que el terreno expuesto a VX.
El gas sarín no es difícil de sintetizar: a mediados de la década de 1990, la secta japonesa Aum Shinrikyo fabricó sarín y lo utilizó en dos ataques. El primer ataque ocurrió en 1994 en Matsumoto, Japón, y mató a siete personas, dejando contaminadas otras 600 personas. El segundo y ampliamente conocido ataque fue lanzado en el metro de Tokio y mató a 13 personas, contagiando a otras 6.000.
El sarín también se prohibió a los signatarios de la Convención sobre Armas Químicas.
Armas biológicas
Tal vez la clase más temible de armas de exterminio son las llamadas ‘armas biológicas’: armas invisibles que propagan indiscriminadamente la enfermedad y la muerte.
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Las armas biológicas consisten de microorganismos y toxinas dirigidas contra las personas, animales y cultivos. Desplegadas contra los seres humanos, las armas biológicas enferman y matan, reduciendo la eficacia de los ejércitos y aterrorizando a la población civil. Una vez usadas contra ganado y cultivos, los elementos tóxicos reducen el suministro de alimentos del enemigo.
Como su nombre indica, las armas biológicas son de naturaleza orgánica y están desarrolladas a partir de microorganismos que incluyen la peste bubónica y el ántrax.
A diferencia de otras armas de esta lista, las armas biológicas se han utilizado durante siglos y los ejemplos de uso abundan en varios continentes. Por ejemplo, en 1346, el ejército tártaro catapultó cuerpos infectados de peste en la ciudad amurallada de Kaffa (actual Feodosia, en Crimea) para infectar a sus defensores italianos. En 1763, las tropas británicas ‘regalaron’ mantas de enfermos de viruela a los indios de Delaware, y en los años 1930 y 1940 Japón usó patógenos mortales en China continental.
Las armas biológicas están prohibidas por la Convención de Armas Biológicas firmada en 1972 por Estados Unidos, la Unión Soviética y más de 100 países.
Armas de pulso electromagnético
En 1859, el astrónomo Richard Carrington fue testigo de una erupción de masa violenta y poderosa en la superficie del Sol. Al día siguiente, la energía liberada por la tormenta solar, la mayor jamás registrada, golpeó la Tierra.
La tormenta geomagnética resultante en la Tierra provocó manifestaciones de la aurora boreal hasta el sur de Cuba. La tormenta también causó estragos en los dispositivos eléctricos primitivos de la época. El telégrafo y los cables eléctricos se incendiaron, y telegrafistas recibieron descargas eléctricas durante el funcionamiento de su equipo. Aun así, el daño fue limitado: en el siglo XIX los dispositivos eléctricos eran todavía primitivos y escasos y la civilización humana no resultó tan afectada como hubiera resultado en la sociedad moderna.
La electricidad es ahora imprescindible: sin ella las computadoras dejan de funcionar,Internet desaparece, las entregas de alimentos se detienen. Igualmente dejaría de funcionar el transporte.
Un ataque de pulso electromagnético ha sido exagerado por los expertos en seguridad como una amenaza inminente no solo para los Estados Unidos, sino para el mundo entero. Los posibles escenarios de tal ataque normalmente implican un dispositivo nuclear detonado en el espacio sobre Estados Unidos. La efectividad de un arma es proporcional a la energía liberada, por lo que la mayoría de los escenarios prevén el uso de un arma nuclear.
Fuente: RT