Aunque se puso sobre la mesa la opción de propiciar mayor confrontación en el primer debate presidencial, INE aprobó sin cambios el formato.
Pese a inquietudes de partidos y consejeros electorales, el Consejo General del INE aprobó sin cambios el formato flexible del primer debate presidencial, a realizarse el 22 de abril en la Ciudad de México.
Por unanimidad, el Consejo General avaló el acuerdo perfilado ayer en comisiones y que posteriormente se adapten algunas modificaciones a la manera en que deberán conducirse los moderadores.
El consejero Ciro Murayama circuló un engrose en el que proponía flexibilizar aún más algunos segmentos del debate a fin de que todos los candidatos presidenciales, sin excepción, interactúen y se lancen cuestionamientos.
Sin embargo, durante la votación del proyecto, decidió no presentar su propuesta al Consejo para someterla al análisis.
Murayama justificó que ningún candidato debe ser ignorado a lo largo del ejercicio, como sucedió en el primer debate presidencial del 2012, donde Enrique Peña Nieto fue interpelado en 14 ocasiones, mientras que Gabriel Quadri fue ignorado por todos sus contrincantes.
Pedro Vázquez, representante de PT, pidió establecer restricciones a la participación de los moderadores de los encuentros.
Afirmó que se les debe dejar claro que el objetivo de su participación es flexibilizar los debates y no su “lucimiento personal”.
Dijo que tienen que evitar, al calor de la discusión, lanzar preguntas tendenciosas y personalizadas, y no deben expresar filias o fobias hacia ninguno de los cuatro candidatos.
El petista demandó que posteriormente se establezca la obligatoriedad de los concesionarios de radio y televisión de transmitir los encuentros.
La consejera Dania Ravel planteó que a los intérpretes de Lengua de Señas Mexicana se les requiera acreditar mediante un documento oficial que conocen el lenguaje jurídico para garantizar la comprensión de las discusiones.
Fernanda Caso, representante de la independiente Margarita Zavala, pidió dar a los participantes, al inicio del debate, un tiempo de un minuto y medio para expongan sus propuestas más relevantes en función de cada uno de los temas que se abordarán.
Caso expuso que esa medida permitiría a Zavala remontar la inequidad a la que ha estado sometida por no tener el mismo acceso a spots y cobertura mediática de los otros tres candidatos.
“Los candidatos llegan en condiciones muy distintas al primer debate, lo que podría provocar una visión sesgada del auditorio sobre la plataforma de unos y otros”, expuso.
“Hacer debates equitativos requiere reconocer las inequidades fácticas y legales con respecto a las condiciones que unos y otros enfrentan el proceso. Hoy, con una pequeña modificación, se puede hacer mucho para emparejar el piso de la competencia”.
El formato del primer debate consistirá en cuatro bloques, que a su vez se dividirán en dos segmentos: en el primero los candidatos recibirán preguntas e interpelaciones de los moderadores, mientras que en el segundo un candidato realizará una ponencia sobre el tema en discusión y podrá ser cuestionado por sus contrincantes.
Los cuatro bloques temáticos serán seguridad y violencia; combate a la corrupción e impunidad; democracia, pluralismo y grupos vulnerables; así como política y gobierno.
El Consejo General decidió aplazar para la próxima semana la aprobación de los formatos de los otros dos debates para que puedan ser estudiados a detalle por los candidatos y sus equipos.
Sin embargo, se adelantó que en el segundo debate, que se realizará en Tijuana el 20 de mayo, habrá público que interactúe con los abanderados; y en el tercero, el cual se llevará a cabo el 12 de junio en Mérida, ciudadanos podrán enviar preguntas en redes sociales para los aspirantes.
