Investigadores de la Universidad de California en Santa Bárbara han concluido que existe una conexión entre la ciencia y la actividad moral, en tanto en cuanto el pensamiento científico implica la búsqueda de la verdad.
El nuevo estudio, que ha sido publicado en la revista PlosOne, sostiene que esta correlación está tan arraigada que el mero hecho de pensar en ciencia puede provocar un comportamiento más ético.
Los investigadores llevaron a cabo cuatro estudios distintos para comprobarlo. Por ejemplo, trataron de establecer una correlación simple entre el grado en el que las personas confían en la ciencia y su posición ante las normas morales cuando se les presenta una hipotética violación de las mismas.
Los participantes leían, por ejemplo, una historia de abuso sexual y se les pedía que calificaran la “maldad” de la infracción antes de rellenar un cuestionario para medir su confianza en la ciencia. De hecho, los que tenían una mayor fe en la ciencia condenaban el acto con más dureza.
Los científicos concluyen que la asociación conceptual entre la ciencia y la moral es tan sólida que tener pensamientos relacionados con la ciencia no solo aumenta la adhesión a las normas morales, sino a las intenciones altruistas hacia los demás.