China está apuntando a hacerse dueña de la carrera espacial en la próxima década.
El ambicioso y creciente programa espacial chino tiene como objetivo un alunizaje en el lado oscuro de nuestro satélite natural para el 2018 y planea llegar a Marte para fines de la década.
La agencia espacial del país asiático organizó una conferencia de prensa el pasado martes para anunciar la publicación de la iniciativa oficial, y subrayó las metas gubernamentales en la exploración del espacio profundo.
Wu Yanhua, subdirector de la Administración Espacial Nacional, dijo que Beijing busca lanzar su primera sonda a Marte cerca del 2020 con el fin de orbitarlo y llevar a cabo labores de exploración, a lo que le seguirá una segunda misión que incluiría la recolección de muestras del suelo planetario.
Wu aseguró que otros planes incluyen el enviar sondas a Júpiter y sus lunas. “Nuestra meta es que, para cerca del 2030, China esté entre las grandes superpotencias espaciales en el mundo”, añadió.
Unos rezagados que juegan duro
China entró tarde en la carrera especial, no mandó su primer satélite al espacio sino hasta 1970, poco después de que Estados Unidos pusiera al primer hombre en la Luna.
Pero en las décadas siguientes, el país asiático ha invertido millones de dólares y otros recursos en investigación y entrenamiento.
Desde el 2003, China ha hecho caminatas espaciales, hizo alunizar un explorador y lanzó un laboratorio espacial con el que espera allanar el camino para una estación espacial de 20 toneladas.
También ha enviado cinco tripulaciones al espacio en el mismo lapso de tiempo, lo que lo hace el tercer país en el mundo —tras Rusia y Estados Unidos— en conseguir eso.
Viajes a la Luna
Wu les dijo a los reporteros que China aún está estudiando la posibilidad de enviar un hombre a la Luna, pero se enfocará por ahora en misiones lunares robóticas, entre ellas un primer alunizaje en el lado lejano de la Luna para cerca del 2018.
También hizo énfasis en la creciente cooperación china con otras agencias espaciales internacionales, con excepción de la NASA.
Desde el 2011, el Congreso estadounidense le ha prohibido a la NASA trabajar con los chinos por inquietudes de seguridad nacional.
Durante su campaña, el presidente electo estadounidense, Donald Trump, profesó su amor por la NASA y dijo que “el espacio es fantástico”. Sus asesores principales han abogado por una “nueva visión” para el programa espacial de EE.UU.
“La NASA debería enfocarse primordialmente en actividades espaciales profundas en vez de llevar a cabo un trabajo centrado en la Tierra, que es manejado de mejor forma por otras agencias”, escribieron en octubre Robert Walker y Peter Navarro.
“Mientras el programa espacial del gobierno estadounidense ha sufrido por falta de inversión, tanto China como Rusia continúan avanzando rápidamente con iniciativas centradas militarmente”, añadieron. “Cada uno continúa desarrollando armas explícitamente diseñadas… para “negar, degradar, engañar, interrumpir o destruir” los ojos y oídos de EE.UU. en el espacio”.
Funcionarios chinos reiteraron el martes los “motivos pacíficos” del país detrás de su exploración y utilización espacial, pero muchos han apuntado hacia el artículo de Walker y Navarro como un signo de que la posible colaboración chino-estadounidense en materia espacial sería algo poco probable, y aún más después de los recientes tuits de Trump que desafían las políticas de China en temas que van desde Taiwán al comercio y al Mar de China Meridional.
Fuente: CNN