El presidente chino, Xi Jinping, propone invertir 250.000 millones de dólares en 10 años
Por Xavier Fontdegloria
En los últimos 15 años, la relación entre China y América Latina se ha nutrido principalmente de los intercambios comerciales. Ambas partes han encontrado el cliente perfecto en el otro lado del Pacífico —una para las materias primas y los recursos energéticos, otra para sus manufacturas— y han logrado multiplicar por 20 el volumen de su comercio bilateral desde principios de siglo. Las inversiones, sin embargo, no han experimentado este mismo ritmo de crecimiento, algo que el gigante asiático se ha propuesto cambiar como parte de la nueva estrategia que definirá las relaciones con la región durante los próximos diez años y se empezó a articular este jueves.
El presidente chino, Xi Jinping, marcó la pauta de este nuevo enfoque al mercado latinoamericano. En su discurso de inauguración del primer foro ministerial entre China y los 33 países de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), estableció el objetivo de invertir en la región hasta 250.000 millones de dólares en la próxima década. Esto supondría, de media, unos 25.000 millones anuales, una cifra muy por encima de los aproximadamente 10.000 millones que las empresas del gigante asiático han desembolsado cada año desde 2010 en estos países, según cifras de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). Actualmente solo el 4,1% de las inversiones directas al extranjero de las empresas chinas recaen en la región.
“En el próximo lustro, China seguirá manteniendo un ritmo de crecimiento medio-alto, lo que traerá más oportunidades para otros países del mundo, entre ellos los latinoamericanos y caribeños”, señaló Xi, quien auguró que la evolución de la relación entre ambas partes “tendrá un impacto trascendental en la promoción de la cooperación sur-sur y la prosperidad mundial”. Xi también animó a las delegaciones a trabajar para lograr doblar el volumen de comercio bilateral hasta los 500.000 millones de dólares en los próximos diez años.
De los dos días de reuniones que empezaron este jueves saldrá el plan de cooperación entre China y la CELAC hasta 2019, un documento que se espera que concrete la creación de fondos bilaterales para la financiación de proyectos en la región. China ya anunció en julio del año pasado que aportará 35.000 millones de dólares para que se inviertan en seis áreas prioritarias: energía y recursos naturales, construcción de infraestructuras, agricultura, manufactura, innovación y tecnologías de la información y la comunicación. “Se trata de una zona relativamente pacífica y estable y que cuenta con amplios recursos naturales y energéticos. No es extraño que China apueste en esta dirección, y más teniendo en cuenta que algunos países necesitan de inversiones y préstamos”, asegura el investigador del Instituto de América Latina de la Academia China de Ciencias Sociales (CASS), Xu Shicheng.
En efecto, China es ya el segundo socio comercial de la región tras Estados Unidos y un pilar determinante para las economías de muchas de las naciones de la zona. Durante su visita oficial, el presidente venezolano, Nicolás Maduro, aseguró haber cerrado acuerdos por valor de 20.000 millones de dólares con varias empresas locales, mientras que Ecuador obtuvo una línea de créditode casi 5.300 millones de dólares por parte de un banco institucional chino. Este jueves, los jefes de Estado latinoamericanos presentes en el acto —Maduro, el ecuatoriano Rafael Correa y el costarricense Luis Guillermo Solís— calificaron el encuentro multilateral de “histórico” y abogaron por una cada vez mayor integración con Pekín.
“China ha logrado posicionarse como la gran potencia emergente y está demostrando que es posible serlo sin pretensiones imperiales y hegemonistas. Se trata de una oportunidad única y hay que valorarla”, aseguró Maduro en su discurso. Correa, por su parte, destacó que el gigante asiático “ha demostrado su capacidad económica y política para asumir el papel de socio inversor de Latinoamérica” e instó a los representantes de los países participantes a lograr cuanto antes “objetivos concretos, metas cuantificables y presupuestos comprometidos con plazos realistas”.
Fuente: El País