Chihuahua desafía al bipartidismo tradicional

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Con las elecciones de este 6 de junio, los chihuahuenses definen más que un cambio de gestión en el gobierno del estado, por primera vez en la historia política de Chihuahua, un partido distinto al PAN y al PRI, Morena, puede asumir el poder y romper la configuración del bipartidismo que por décadas han dominado el escenario local

Gabriela Minjares / La Verdad

Dos proyectos de gobierno con agendas sociales y políticas opuestas, uno conservador y otro progresista, con posiciones claramente definidas sobre todo en materia de derechos humanos, están en juego hoy en Chihuahua en la elección en la que se renovará la gubernatura, 67 presidencias municipales y sindicaturas, así como las diputaciones locales y federales.

Además, por primera vez en la historia política del estado, un partido distinto al PAN y al PRI que solo han goberando Chihuahua, en este caso Morena, puede asumir el poder y romper la configuración del bipartidismo que por décadas han dominado el escenario local.

“Siempre se afirma que toda elección es histórica, pero en realidad todas las elecciones lo son, algunas tienen más trascendencia que otras. En este caso hablamos de una elección trascendente por varias razones, una de ellas es que, en efecto, puede darse el caso de que por primera vez en la historia de Chihuahua un partido de izquierda asuma el poder con toda su agenda social y política”,

Jesús Antonio Camarillo, académico e investigador.

La importancia de ello, explica, radica en la perspectiva de la izquierda, que implica privilegiar escenarios de mayor igualdad, mayor libertad política y religiosa, la defensa del Estado laico, respeto a los derechos fundamentales de grupos minoritarios y grupos que históricamente han estado fuera del foco de atención de las políticas públicas.

“Me parece que es una oportunidad, ciertamente histórica, para que ocurra un cambio en ese sentido, donde por primera vez los más desprotegidos formen parte de la agenda pública con todo lo que esto implica”, añade.

Si bien en la boleta de la elección de gobernador los ciudadanos tienen ocho opciones para votar por el próximo titular del Poder Ejecutivo estatal, en la campaña se conformaron dos bloques con mayor fuerza político-electoral, uno encabezado por la panista María Eugenia Campos Galván y otro por el morenista Juan Carlos Loera de la Rosa.

Mientras que Campos Galván oficialmente es la candidata de la coalición  “Nos une Chihuahua, conformada por los partidos Acción Nacional (PAN) y De la Revolución Democrática (PRD), durante la campaña se adhirieron a su proyecto Alejandro Díaz Villalobos, abanderado del partido Fuerza por México, así como María Eugenia Baeza García, de Redes Sociales Progresistas, y Graciela Ortiz González, del Partido Revolucionario Institucional (PRI); aunque solo Díaz declinó de manera oficial a su aspiración.

En tanto, con Loera de la Rosa, abanderado de la alianza “Juntos Haremos Historia”, integrada por Morena, Partido del Trabajo (PT) y Nueva Alianza Chihuahua (NACh), se sumó el partido Fuerza por México ante la declinación de su abanderado.

Los otros candidatos que se disputan la gubernatura son Jorge Alfredo Lozoya Santillán, de Movimiento Ciudadano; Brenda Francisca Ríos Prieto, del Partido Verde Ecologista de México (PVEM); y Luis Carlos Arrieta Lavenant, del Partido Encuentro Solidario.

Sin embargo, para el académico y politólogo Servando Pineda Jaimes resulta claro que estos comicios no solo se desarrollarán en un escenario altamente reñido, sino que por primera vez los electores pueden elegir entre dos modelos de gobierno claramente definidos.

“Creo que hacía mucho tiempo que no teníamos una claridad en ese sentido de dos proyectos muy distintos, normalmente casi eran matices los que había, por decir, entre el candidato del PAN y del PRI, eran muy leves esos matices, hoy creo que sí están muy claras las dos posturas que están en juego y en el cual la sociedad tendrá qué decidir”.

Servando Pineda Jaimes

Expone, por ejemplo, que mientras el programa de gobierno presentado por la alianza encabezada por el PAN tiene un perfil muy claro que se puede calificar como conservador ante la posición en contra que asumen en temas como el aborto y la comunidad lésbico gay; el proyecto que impulsa Morena plantea una postura distinta en estos temas, además que hace prevalecer nuevamente la figura del Estado y busca acabar con los elementos del neoliberalismo.

Para Camarillo, un aspecto a destacar en esta elección es el tema de los derechos, identificar cuál de las opciones políticas manifiesta una preocupación y un abierto manifiesto programático con relación a los derechos fundamentales.

“Me parece que esa opción no la encontramos en la posición ideológica tradicional de la derecha. La derecha no se va a preocupar por la agenda de los derechos humanos o derechos fundamentales, al contrario, lo que se observa en la opción política que ahora representa la candidata de la derecha es una opción en donde abiertamente se ha manifestado un retroceso en el campo de los derechos básicos de las personas”, dice.

Enumera que en los temas que forman parte de la agenda contemporánea, como lo son los derechos de la población homosexual, el matrimonio igualitario y el progresivo derecho al libre desarrollo de la personalidad, la candidata del PAN adopta una posición francamente antagónica a la progresividad y gradualidad de los derechos fundamentales.

Un nuevo bipartidismo

Con la irrupción de Morena en el escenario político, partido fundado por el presidente de la Andrés Manuel López Obrador, el bipartidismo y la alternancia en el poder en Chihuahua entre el PRI y el PAN también está en juego en los comicios de este domingo.

“Digamos que Chihuahua sigue siendo o seguirá siendo bipartidista, pero la diferencia es que va a cambiar de color, porque habíamos sido panistas o priistas y hoy va a ser de panistas o morenistas, en ese sentido, creo que esa sí es una diferencia importante respecto a lo que está en juego en las próximas elecciones”, menciona Servando Pineda.

Camarillo agrega que aun cuando Chihuahua ha permanecido bajo el dominio de un bipartidismo, la realidad es que esto solo ha sido en términos formales, porque en términos materiales o reales ese bipartidismo quizá no existía o no ha existido, cuando menos en los últimos años.

“Vemos que no hay mucha diferencia y ahora estas alianzas de última hora así lo reafirman, entre el PRI y el PAN, unidos ahora por una sola causa, cuando menos hablo de sus cabezas visibles, sus líderes, porque quizá sus bases, en el caso de las bases del PRI, obviamente están divididas y están también confundidas por la decisión que van a tomar de último momento en las urnas”, expone.

Entonces, subraya, este bipartidismo es un bipartidismo eminentemente formal, pero no real y ahora la irrupción de Morena en las elecciones torna el ambiente político mucho más interesante, porque hay una propuesta política diferente en el plano del combate a la corrupción, en temas específicos de la administración pública, del privilegio hacia los que menos tienen, del combate a la pobreza y toda la proyección social a la que se brinda mucha prioridad por parte del partido de izquierda.

Fuente: La Verdad

 

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