El escándalo del padre Marcial Maciel Degollado, abusador de menores, mujeres y religiosos por igual, fue el que terminó por empujar a Benedicto XVI, en una visita a México, hacia la renuncia, dice The New York Times en un amplio reportaje de Rachel Donadio, corresponsal del diario en el Vaticano.
“Fue en su viaje a México y Cuba –en marzo 2012–, empañado por el escándalo, que parece que finalmente convenció a Benedicto XVI a considerar la idea de hacerse a un lado, comentaron funcionarios del Vaticano”.
“La visita a México fue perseguida por el fantasma del padre Marcial Maciel Degollado, fundador mexicano de los Legionarios de Cristo, una orden religiosa poderosa y profundamente conservador con estrechos lazos con el papado de Juan Pablo II.
Antes de morir en 2008, se supo que el padre Maciel había violado a seminaristas, engendró varios hijos y participó en el abuso de drogas”, agrega el Times.
A lo largo de la visita, agrega el diario, grupos de víctimas y defensores organizaron conferencias de prensa y otros eventos para llamar la atención sobre lo que consideraban un triste récord de la iglesia sobre el abuso sexual, a pesar de que Benedicto XVI, como principal funcionario doctrinal del Vaticano, había vuelto a abrir una investigación sobre el padre Maciel que finalmente reveló su doble vida.
Benedicto esperaba que su papado reavivaría la fe católica en Europa y obligaría a los católicos a forjar vínculos entre la fe y la razón, comenta la corresponsal del diario de la Gran Manzana.
Pero después de una serie interminable de escándalos, el Papa de 85 años de edad, llegó a entender que sólo un nuevo Papa, uno con energías mucho mayores que las de él, podría llevar las riendas de esta iglesia global y limpiar la casa.
Al final, según expertos del Vaticano citados por el periódico, decidió que demitir podría servir mejor a la Iglesia, en una decisión trascendental con implicaciones de largo alcance que aún no se entienden completamente.
“No era una cosa, pero sí una combinación de ellas” la que le llevó a dimitir, dijo Paolo Rodari, un experto del Vaticano periódico Il Foglio.
Los escándalos de abusos sexuales no dieron descanso al papado, hubo una erupción de denuncias en Estados Unidos, Irlanda y en toda Europa, y hasta Australia.
Pero el más reciente, el escándalo que involucra al mayordomo, “fue un golpe de tambor constante sobre el Papa”, dijo el analista citado por NYT. Al final, dijo Rodari, el mensaje fue: “Yo no puedo cambiar las cosas, así que voy a borrar todo”.
Aunque el Papa claramente ha ido perdiendo fuerza en los últimos años, comenta Rachel Donadio, algunos expertos vaticanos vieron la decisión de Benedicto menos como un signo de debilidad física sino como de fortaleza, “pues envía un mensaje claro –y un desafío– a los prelados del Vaticano, contra las fechorías que él luchó por frenar: Nadie es insustituible, ni siquiera el Papa”.
Fuente: Sin Embargo