Estos son algunos de los trabajos científicos más importantes del famoso divulgador estadounidense.
Como una semilla de diente de león, de esas que sobresalen en medio de los pastizales de casi cualquier parte del mundo y que los niños soplan para que vuelen. De esa manera Carl Sagan explicó la ‘Nave de la imaginación’, el vehículo con el que durante 13 capítulos puso a ‘viajar’ a los televidentes del planeta con sus enseñanzas científicas en la mundialmente reconocida serie Cosmos. El programa se transmitió originalmente en el Servicio público de Radiodifusión de Estados Unidos en 1980 y también se vio en Colombia en la misma época.
Cosmos, que contó con un presupuesto de casi 10 millones de dólares para la producción de sus 13 capítulos, tenía como principal objetivo la divulgación científica: hablar de ciencia a todas las personas, independientemente de su condición socioeconómica, su raza o su ubicación geográfica. Tal fue el éxito del programa que, hoy en día, cientos de prestigiosos científicos reconocen que el programa fue el motor de su inspiración cuando eran niños, y que gracias al mismo se adentraron en el mundo de lo que Sagan llamaba el pensamiento crítico.
“Con mi hermano hacíamos varias cosas relacionadas con el libro Cosmos (en 1982 la serie fue llevada a la literatura): lo leíamos y nos grabábamos en casetes con diferentes fondos musicales. También hacíamos otras cosas, como construir nuestro propio planetario con materiales caseros”, cuenta el astrofísico colombiano Santiago Vargas quien, junto a la profesora de ciencias Leandra González, dictó recientemente un conversatorio en el Planetario de Bogotá con motivo de los 20 años de la muerte del Sagan. El científico, nacido en Nueva York, falleció en Seattle el 20 de diciembre de 1996, a los 62 años, aquejado por una enfermedad de la médula ósea.
El día del conversatorio, Vargas y González estaban ataviados con una pinta muy al estilo Sagan: blazer y saco cuello de tortuga. El escenario estaba decorado para emular a la Nave de la Imaginación y las sillas estuvieron ocupadas casi en su totalidad por personas de todas las edades. “Sagan enganchó a diferentes públicos con experimentos simples y analogías. Él supo llegarle a la gente que normalmente no tenía acceso a ciencia, rompió ese esquema de que la divulgación debía ser solo hacia quienes tenían algún conocimiento científico”, asegura Vargas.
No obstante, Vargas reconoce que todo el esfuerzo divulgativo fue un arma de doble filo para Sagan -un científico en todo el sentido de la palabra con un doctorado en astrofísica de la Universidad de Chicago- pues fue criticado por destinar demasiado tiempo a causas como Cosmos o por buscar vida en otros planetas, una de sus mayores obsesiones. Para Vargas, si Sagan se hubiera dedicado de lleno a la investigación, habría hecho más avances y sería más reconocido en el ámbito científico.
“De todas maneras -dice-, creo que la divulgación fue más importante porque motivó a muchísimas personas a hacer todo tipo de investigaciones. Así, divulgar se convierte en una forma para que la ciencia avance, porque impulsa la formación de más científicos y muestra a la sociedad la importancia de la ciencia”.
Estos son algunos de los avances científicos e investigaciones en las que Carl Sagan jugó un rol fundamental, desde su formación como astrofísico y gracias a los cuales es considerado como pionero de las ciencias planetarias y la astrobiología:
Efecto invernadero en Venus
En la actualidad, con todas las facilidades para el acceso a la información, que una tesis doctoral alcance un impacto mediático internacional es toda una hazaña. Esto fue, precisamente, lo que ocurrió con el trabajo de grado como doctor en astrofísica de Sagan, el cual se tituló ‘Estudios físicos de planetas’.
“Sagan encontró, con cálculos que él mismo describe como ‘desprolijos’, que el CO2 es el responsable del efecto invernadero en Venus y por consiguiente de sus altísimas temperaturas. Con este trabajo Sagan se adquirió una gran relevancia en la comunidad planetaria”, explica el geólogo planetario David Tovar.
Tovar agrega que, en la década de los 60, las observaciones de Venus por radiotelescopio evidenciaron que la temperatura de su superficie llegaba hasta los 600° K, lo que causó una gran decepción en la comunidad científica, que pensaba que Venus podría albergar vida debido a su espesa atmósfera.
“En este mismo periodo, Carl Sagan se había dado a la tarea de estudiar la relevancia que jugaban diferentes gases en el incremento de la temperatura, particularmente CO2. La alta densidad de la atmósfera y su composición compuesta, es lo que genera que la radiación infrarroja quede atrapada en Venus, y no pueda escapar, produciendo un intenso efecto invernadero”, comenta Tovar.
Proyecto Seti
Aunque los primeros experimentos para encontrar formas de vida extraterrestre venían desarrollándose desde el siglo XIX, a partir de los trabajos de científicos como Nikola Tesla y Guillermo Marconi, pioneros del trabajo con ondas de radio, una de las iniciativas más ambiciosas para buscar vida inteligente por fuera del planeta Tierra, en la actualidad, es el proyecto del Instiututo Seti (Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre).
De acuerdo con Dan Werthimer, cofundador de Seti en Casa (Seti@home) , una variante del Seti que busca que todas las personas ayuden a buscar emisiones de radio desde sus computadores, al ser un experto en Seti y en astrobiología, “Sagan llevó a cabo varios experimentos excelentes y nos dio un maravilloso asesoramiento sobre nuestras indagaciones”.
Misiones de exploración espacial
Además de Seti, Sagan abogó para que las misiones espaciales, que durante la década de los 70 ya se adentraban en los confines de nuestro Sistema Solar, tuvieran un segundo objetivo: prever un posible contacto con civilizaciones extraterrestres. Fue así como, por ejemplo, en las sondas Pioneer 10 y 11, que se dirigían hacia Júpiter y Saturno, Sagan insistió en que llevaran placas de oro y aluminio con un esquema sobre la ubicación de la Tierra en el Sistema Solar, la trayectoria de las sondas, la estructura de los átomos de hidrógeno y un dibujo sobre la anatomía masculina y femenina, y su tamaño en relación con la sonda. El propósito era que, en caso de que las Pioneer se cruzaran con alguna forma de inteligencia, esta supiera más acerca de la raza humana.
Este es el diseño de la placa de oro y aluminio que Carl Sagan pidió que fuera en las misiones Pioneer.
Julián Arenas, asesor del programa de ingeniería aeroespacial de la Universidad de Antioquia, explica que, si bien Carl Sagan también participó en las misiones Voyager 1 y 2, sin ser investigador principal, sí hizo trabajos con los datos que recogieron y fue parte de algunos de los comités científicos de las mismas.
“Se podría decir que hasta las misiones de los Pioneer, Sagan era sólo conocido en los medios científicos. En 1973, él le propuso al Hans Mark, director del Centro Ames de la NASA en California, que hicieran una transmisión en vivo por televisión de la llegada de la Pioneer 10 a Júpiter y luego de la Pioneer 11 a Júpiter y Saturno. Mark aceptó, siendo este cubrimiento todo un éxito y, tal vez, el que lanzó a Carl Sagan a la tremenda carrera que haría como divulgador científico, al hacerse conocer con estas transmisiones en directo, lo que, a la postre, lo consolidaría como estrella mediática en 1980, con el lanzamiento de Cosmos, y además como escritor de grandes obras de la divulgación científica.
Fuente: El Tiempo