Por Bernardo Barranco V.
Las 11 grabaciones que fueron obtenidas por el periódico Zócalo de Saltillo no se deben pasar por alto, ni perderse en la abigarrada agenda política y mediática de México. Se trata de las voces de los cardenales Angelo Sodano, secretario del Estado Vaticano bajo Juan Pablo II; del eslovaco Franc Rodé, prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, y Darío Castrillón Hoyos, de Colombia, prefecto de la Sagrada Congregación para el Clero entre 1998 y 2006.
Altos prelados de la cuestionada curia romana. Dichas voces justifican la figura, la actuación y el proceder de Marcial Maciel a sabiendas de la condena del mismo Vaticano. Ya no se trata sólo de encubrimiento institucional, sino de complicidad delictiva, por lo que el ex sacerdote Alberto Athié estudia la posibilidad de iniciar una demanda ante las cortes internacionales por violación de derechos humanos y complicidad agravada. Usted puede acceder a las aterradoras grabaciones, registradas presumiblemente en 2009, en la siguiente dirección: zocalo.com.mx
En tres encuentros en diferentes momentos con seminaristas y sacerdotes legionarios de Cristo, los altos prelados de la curia vaticana parecen disculpar el comportamiento del fundador Maciel, señalando que sólo Dios puede juzgar el comportamiento del prelado depredador mexicano. Lanzaron un mensaje de unidad, e incluso se atrevieron a solicitar la devoción a la figura de Marcial Maciel ya plenamente defenestrada por las denuncias de pederastia y perversión extrema.
Son personajes lamentables que han sido severamente criticados por la opinión pública internacional como miembros de una curia monárquica que detenta privilegios burocráticos y corrupción plenamente condenados por las congregaciones que precedieron el cónclave pasado. Son malhechores con sotana a los que el papa Francisco no sólo debe neutralizar su inmenso poder, sino eclipsarlos del mapa eclesiástico.
Pese a la insistencia en el enfoque a víctimas, la tolerancia cero, las lágrimas y solicitud de perdón de Benedicto XVI en sus diferentes viajes, resulta intolerable escuchar los lamentos de Darío Castrillón al expresar que él venera a Maciel: “un hombre escogido por Dios, como Marcial Maciel, que tomó la luz divina e hizo lo que Dios quería –refiriéndose a Maciel– como gloria a la Legión aunque víctima de la debilidad humana, víctima de la fuerza del mal, un hombre escogido por Dios”.
A pesar de haber sido exaltado por Gabriel García Márquez hace ocho años, Castrillón es un pillo. El prelado ha reincidido, pues años atrás se vio involucrado en un escándalo mayúsculo al publicarse una polémica carta dirigida al obispo de la diócesis francesa de Bayeux-Lysieux, monseñor Pican, en la que lo felicitaba por haberse negado a entregar a los tribunales civiles a un cura acusado de abusos sexuales a menores.
Angelo Sodano, admirador y favorecedor de la cruenta dictadura de Augusto Pinochet en Chile, se cuece aparte. En el encuentro con los legionarios demanda mantener vivo el carisma y la devoción al legionario Maciel: “Nosotros debemos tener esta gran veneración para nuestro fundador, si todos somos pecadores… Uno puede decir: ‘mira cómo está sucio de barro el anillo del cardenal’, pero fue un momento; siempre un diamante es un diamante, por esto puedo concluir (que) me parece que el plan de Dios sobre la legión es que continúe; me parece de la voluntad de los sumos pontífices, de la voluntad de los obispos, tantos cristianos homónimos que han encontrado al Señor por medio de nuestro apostolado”. Sodano fue el cardenal decano en el interregno que precedió la elección del papa Francisco.
Muy cuestionado por encabezar los intereses bonapartistas de la curia romana: ex secretario de Estado del Vaticano señalado de haber sido comprado con donaciones millonarias por Marcial Maciel para que le ofreciera protección en Roma, cuando se encontraba cercano al papa Juan Pablo II. Esta denuncia está en el voluminoso y bien documentado libro de Jason Berry,Las finanzas secretas de la Iglesia,Debate, 2012. Además de ser tío de un estafador, apresado por la FBI por lavado, quien por recomendación de Sodano compraba propiedades baratas a las diócesis estadunidenses, urgidas y presionadas por tener efectivo para liquidar indemnizaciones, y las vendía caras.
El episodio muestra la resistencia de la alta curia a dejar de ser cómplices de los delitos de sacerdotes que violentan el orden moral y social, y sin duda entran en falta a los principios éticos cristianos. La tarea que tiene el papa Francisco es descomunal, porque no se trata sólo de los clérigos abusadores sexuales, sino también de la maquinaria protectora que los abriga, que genera un doble discurso e incluso, como hemos escuchado en las grabaciones, se atreven emitir una justificación teológica. Francisco debe enfrentar a la chatarra clerical en Roma. Cómo creer las intenciones del papa Francisco de que mantendrá la línea de tolerancia cero contra toda clase de abusos sexuales contra menores.
Así lo manifestó el pasado 4 de abril durante una audiencia privada en el Vaticano. Francisco ha recomendado en particular que la Congregación de la Doctrina de la Fe siga la línea trazada por Benedicto XVI, actúe con decisión en todo lo que se refiere a los casos de abuso sexual, promoviendo ante todo medidas de protección de los menores, ayuda para los que en el pasado han sufrido violencia, las medidas debidas hacia los culpables, el compromiso de las conferencias episcopales en la formulación y actuación de las directrices necesarias en este ámbito tan importante para el testimonio y la credibilidad de la Iglesia.
La pregunta es cómo reaccionarán los Sodanos, también llamados los cuervos, ante un Papa con mayor vigor que más tarde que temprano los enfrentará. Estas grabaciones sin duda reflejan la operación sistémica de una Iglesia que se resiste a cambiar; una Iglesia que a ultranza defiende un clericalismo de privilegios. Con tales apoyos desde la curia, ahora vamos comprendiendo por qué Benedicto no pudo o no quiso entrevistarse en León con las víctimas de Maciel.
Fuente: La Jornada