El cambio climático amenaza la diversidad de aves en México al reducir las áreas donde viven las especies endémicas, según un estudio que ha publicado este viernes la revista científica estadounidense Science Advances.
“Hay más áreas donde las poblaciones de las especies han desaparecido que sitios nuevos donde se han logrado establecer. Si esta tendencia se mantiene en el medio o largo plazo, es posible que algunas de esas especies puedan verse en riesgo de extinción”, explicó a Efe el autor principal del estudio, Town Peterson.
La temperatura es el principal factor del clima que determina los lugares donde una especie puede vivir cuando se hace un análisis a escalas geográficas y de tiempo amplias, como es el caso de este estudio, porque a menor escala otros factores como la deforestación pueden ser más importantes.
“Si hay cambios en las temperaturas en lapsos de décadas, como sucede ahora con el cambio climático, es esperable que las especies respondan moviéndose de lugar. Nosotros observamos que esos movimientos de ajuste tienden a reducir las áreas de distribución geográfica de las especies, lo que tiene implicaciones importantes para su conservación”, señaló Peterson.
La reducción de áreas con especies endémicas afecta principalmente al noroeste de México, al sur del desierto de Chihuahua y al sureste del estado de Chiapas, según indica esta investigación.
La ampliación de zonas con especies endémicas, mucho menor a la reducción, se da principalmente en el área centro-norte del desierto de Chihuahua y el noroeste del estado de Baja California.
Todas las especies tienen límites de temperaturas máximas y mínimas que pueden soportar para sobrevivir, límites que varían de especie a especie.
Cuando la temperatura cambia y supera esos límites en el lugar donde vive una especie, esta tiene que reaccionar, algunas pueden adaptarse, pero la mayoría se va de esos espacios adversos.
“En algunos casos se pueden establecer en otros territorios que se volvieron benéficos, si los hay. El problema viene cuando no existen esos nuevos sitios o no pueden llegar a ellos. Si esto ocurre de manera crónica, la especie tiende a perder y abandonar zonas adecuadas para que viva hasta que llega el punto que se pierden todas esas zonas y se extingue”, explicó Peterson.
Ecosistemas como los bosques de niebla y los páramos de altura tienen una extensión muy limitada y son particularmente sensibles a los cambios del clima, por lo que las especies que habitan en ellos son muy vulnerables.
“En este contexto de los cambios ambientales, lo más útil que podemos hacer es, por un lado, aumentar las zonas naturales bajo diversos esquemas de protección y por otro, aumentar la conexión entre las zonas naturales que quedan por medio de corredores de vegetación natural inmersos en las zonas ya perturbadas”, apuntó el investigador de la Universidad de Kansas.
Es decir, si la forma de responder de las especies a los cambios en el clima es moviéndose a lugares donde las condiciones son más favorables, lo que proponen los autores del estudio es facilitar esa posibilidad aumentando los lugares por donde se puedan mover y donde se puedan establecer.
En el estudio participaron asimismo investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México y de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad de México (CONABIO).
Fuente: EFE