Desde el mediodía del 8 de enero casi de lo único de lo que se habla en México es de la captura, por tercera ocasión, de Joaquín Guzmán Loera, El Chapo.
Las imágenes de las calles donde fue perseguido por marinos y policías federales en la ciudad de Los Mochis, Sinaloa, han inundado las pantallas de televisión y los espacios en portales de noticias.
También el mensaje del presidente Enrique Peña Nieto al anunciar el resultado del operativo.
“Hoy México confirma que sus instituciones tienen la capacidad necesaria para hacer frente y superar a quienes amenazan la tranquilidad de las familias mexicanas. Los ciudadanos pueden confiar en las instituciones”, celebró el mandatario.
Pero en medio del optimismo, muchos se preguntan si la reaprehensión de uno de los delincuentes más buscados del mundo representa un cambio importante en el escenario de violencia en el país.
Y la respuesta es: no.
Especialistas en seguridad recuerdan que la detención de capos no ha logrado frenar a los carteles del narcotráfico.
“México tiene bastantes años capturando líderes de la delincuencia organizada”, señala Ernesto López Portillo, director del Instituto para la Seguridad y la Democracia (Insyde).
“Y desgraciadamente hoy tenemos organizaciones criminales en todo el país“, recuerda.
Los datos confirman el escenario.
Desde 2007, cuando el entonces presidente Felipe Calderón empezó la guerra contra los carteles, unas 160.000 personas han sido asesinadas. Otras 27.500 permanecen desaparecidas.
Según el Sistema Nacional de Seguridad Pública, sólo el año pasado se produjeron 17.055 homicidios dolosos relacionados con el crimen organizado.
Un capo más
En otro punto de su discurso, Peña Nieto aseguró que la tercera captura de Guzmán significaba “un logro en favor del Estado de derecho” y “una acción contra la impunidad” en México.
El presidente de aquel país también soltó una cifra importante: “Con esta operación son 98 de 122 delincuentes más buscados que ya no representan una amenaza para la sociedad mexicana, criminales que durante años han venido lastimando al país”.
Especialistas como Fred Álvarez consideran que la la reaprehensión del capo equivale a la suma de casi todos estos detenidos, pero aclara: la estructura de su organización, el Cartel de Sinaloa, sigue en funcionamiento.
“No le han pegado donde al Chapo más le duele, el dinero. El gobierno puede recuperar millones de dólares”, afirmó en una entrevista con la empresa Televisa.
Por otra parte el doctor en sociología del Colegio de México Eduardo Paz González, explica a BBC Mundo que hay tres aspectos importantes que tienen comprometida a la gestión de Peña Nieto.
“Por un lado, las bochornosas características del escape del líder del Cártel de Sinaloa en julio del año pasado, que habla del grado de infiltración del narcotráfico en el Estado“, dice Paz González.
Al mismo tiempo “la dramática situación económica del país con la devaluación del peso y la caída de los precios del petróleo. Y finalmente se cuenta el desmoronamiento de la versión del gobierno sobre el caso de los normalistas desaparecidos de Ayotzinapa”, señala.
Y, por eso, para Paz la “victoria” puede hacerse pírrica desde el punto de vista de la ciudadanía.
“La captura da crédito a aparatos militares que, desde el gobierno de Calderón, se han caracterizado por violentar a la población donde operan. Así, se da continuidad a un estilo de encarar la lucha contra el narcotráfico que ha probado acarrear más problemas de los que soluciona“, concluye.
¿Golpe al narcotráfico?
De acuerdo con el gobierno mexicano y la agencia antidrogas de Estados Unidos, la DEA, el Cartel de Sinaloa es la organización de tráfico de drogas más poderosa del continente.
Es, también, una de las más importantes del mundo. Grupos vinculados con el Cartel han sido localizados en países tan lejanos a México como Australia o Malasia.
La operación del grupo se mantuvo incluso cuando Guzmán Loera, uno de los líderes principales, estuvo en prisión.
Es decir, explica a BBC Mundo el escritor Ioan Grillo, la vida de la organización no cambió en ese período y es previsible que tampoco lo haga con la recaptura de El Chapo.
“El Cartel de Sinaloa es como una gran federación de narcotraficantes, un colectivo de sicarios, abogados, empresarios, políticos y policías corruptos”.
“Un conjunto de muchas cosas, eso es el cartel de Sinaloa. Hablamos de miles de personas en una red dentro de un territorio muy grande en México y que opera en muchos países”.
También ayuda la experiencia en el negocio. Algunas de las familias que crearon al grupo forman parte de los primeros traficantes del país, y en algunos casos su origen se remonta a los años 20 del siglo pasado, dice el especialista.
Desde entonces “crearon instituciones sofisticadas para mover la droga y el dinero, hablamos de miles de millones de dólares cada año. Es una estructura igual a un sector empresarial de cualquier país”
Más violencia
Una coincidencia entre expertos de seguridad es que descabezar a los grandes carteles, como ha ocurrido en México, no termina con el tráfico de drogas.
Y lo más importante: el objetivo de las autoridades, acabar con la violencia, tampoco se cumple. Al contrario dice López Portillo.
“El problema es que las organizaciones siguen allí, se fragmentan y provocan más violencia porque los líderes luchan por controlar el poder“, le explicó el analista a medios locales.
Un ejemplo es lo que sucedió en Tamaulipas. La corporación que dominó el terreno durante décadas, el Cartel del Golfo, se dividió en dos grupos que pelean el control de las rutas de narcotráfico.
Las autoridades casi han desmantelado a uno de ellos, Los Zetas, pero el lugar que dejó en los estados donde operaba ha sido ocupado paulatinamente por el Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
En las horas que siguieron a la recaptura de Guzmán Loera algunos afirmaron quela imagen del gobierno de Peña Nieto recuperó algunos puntos perdidos con la fuga del capo.
Pero hay que moderarse con el optimismo, dicen analistas como Ioan Grillo. La reaprehensión es un emblema positivo pero resolver el problema de fondo necesita de otras acciones.
“Hay que bajar los niveles de homicidios, secuestros, varias cuestiones donde debe dar resultados. Todo eso puede ayudar”.
Fuente: BBC Mundo