Por Jorge Zepeda Patterson
Ojalá que en esta ocasión sí le hayan tirado a la cabeza a Nazario Moreno “El Chayo”, a quien el gobierno de Calderón había reportado como muerto hace tres años. Es bien sabido que los zombis, o muertos caminantes, sólo pueden ser liquidados de esa manera; algo que seguramente García Luna desconocía, por lo cual erróneamente había dado por fallecido al líder del Cártel de la Familia. Por lo visto Nazario resultó más bien Lázaro y resucitó cuando menos se le esperaba.
Más allá del ridículo y la correspondiente chunga que el incidente ha provocado, la segunda muerte de El Chayo constituye una llaga más en la deteriorada mortaja del sexenio calderonista. Por desgracia no van a resucitar los otros 70 mil muertos que deja la guerra del ex presidente panista, muchos de ellos sin tener vela en ese entierro. Algunos escépticos comienzan a preguntarse si El Lazcano o Nacho Coronel, otros de los capos “asesinados” en el sexenio anterior, no serán también walking deads sin que lo sepamos. Lo cierto es que con García Luna y sus montajes, el brazo fuerte del ex presidente, nunca terminaremos de saberlo.
Justo este martes se dio a conocer que un juez concedió la libertad a cinco sujetos encarcelados desde hace tres años y medio acusados de ocasionar la explosión de un coche bomba en Ciudad Juárez. Todas las “confesiones” habían sido arrancadas a punta de torturas. Una más de las falsas estrellitas en la frente que gustaba colocarse el niño mimado del sexenio anterior.
Los ominosos escándalos de la empresa Oceanografía que se han ventilado durante las últimas semanas cuestionan tanto o más severamente a la presidencia panista. Son menos morbosos que la nota policiaca, pero mucho más lesiva para el país. No nos habla del México de las alcantarillas profundas y de las sierras inaccesibles donde operan los narcos bajo códigos cerriles y brutales, sino que remite a criminales de cuello blanco y corbatas Hermes, que negocian en los yates y los restaurantes de lujo de Polanco y Las Lomas. Durante años la empresa se convirtió en una privilegiada prestadora de servicios para Pemex y desde allí cometió fraudes en contra de bancos, autoridades hacendarias, IMMS e Infonavit, con la complicidad de los más altos niveles de funcionarios públicos y privados. La lesión en contra del patrimonio público ascendería a miles de millones de dólares.
Las autoridades tendrán que probar si los hijos de Martha Sahagún tenían algún tipo de involucramiento responsable, lo cual remite el inicio del fenómeno al sexenio de Vicente Fox. Pero es evidente que el gobierno anterior prefirió omitir cualquier investigación seria al respecto, pese a los reiterados reportes en la prensa sobre las irregularidades de la empresa. Peor aún, los abusos contra Pemex y el erario continuaron gracias al involucramiento de autoridades de alto nivel. La paraestatal abrió estos días un proceso administrativo en contra de Mario Ávila Lizárraga, un panista de Campeche vinculado a Juan Camilo Mouriño, ex subdirector de Mantenimiento y Logística en Pemex, quien le otorgó un contrato por 834 millones de pesos a Oceanografía cinco días después de haber dejado el puesto. Esperaron seis años para investigar el delito.
Hace unos días Felipe Calderón difundió antes que cualquier autoridad mexicana una felicitación al ejército por el operativo en el que murió Joaquín “El Chapo” Guzmán. Un acto irresponsable que pinta de cuerpo entero la frivolidad protagónica del ex mandatario, porque eran momentos en que la presidencia de Peña Nieto prefería esperar a obtener la confirmación definitiva sobre la identificación del cadáver. Luego resultó que no había sido el ejército sino la Marina, institución que está enfrentada a Calderón desde hace años. Pero el síndrome “García Luna” de apuntarse la estrellita en la frente, aunque fuera de rebote, fue más fuerte que la prudencia. Su segundo tuit rezaba: “El equipo creado especialmente en la @SEMAR_mx ha sido muy perseverante. Localizó a Lazcano, a Treviño y ahora a Guzmán Loera. Felicidades”. Los desafortunados tuits del panista fueron oportunamente registrados y comentados en este espacio por Salvador Camarena (ver http://www.sinembargo.mx/opinion/25-02-2014/21898).
A ratos de la sensación de que el verdadero walking dead man es Felipe Calderón. El fantasma detrás de Ernesto Cordero en su proyecto para hacerse del control del PAN, el que intenta inaugurar fundaciones para figurar, el que envía tuits desesperados para hacernos creer que todavía está vivo. Para su desgracia, cada vez que examinamos su administración huele más feo.
@jorgezepedap