El expresidente Felipe Calderón descalificó la información que dio a conocer este semanario sobre su involucramiento en el diseño y la operación de Etileno XXI. Más documentos confirman su participación proactiva en ese proyecto y muestran cómo una cuantiosa inversión generó aún mayores pérdidas para el erario, así como ventajas indebidas para la empresa privada Odebrecht-Braskem y prácticamente la ruina de la industria petroquímica nacional. Para él, eso es “basura”; lo importante es que él “atrajo” dicha inversión…
Felipe Calderón Hinojosa impulsó el proyecto Etileno XXI desde 2003; como presidente de México designó un grupo especial para concretarlo y canceló inversiones por 10 mil millones de pesos para complejos petroquímicos mexicanos.
El resultado de la “gran inversión” que promovió generó “multas” por 3 mil millones de pesos, el desmantelamiento de la industria petroquímica nacional, préstamos por 5 mil 200 millones de pesos a Braskem y la necesidad de importar entre 35 mil y 40 mil millones de dólares en productos petroquímicos.
La semana pasada Proceso publicó que desde la Presidencia de la República se operó el contrato entre Braskem, filial de Odebrecht, y Pemex Gas Petroquímica Básica, el cual está plagado de beneficios irregulares para la firma brasileña y de afectaciones multimillonarias al erario federal.
En respuesta Caderón calificó de “basura” la información y destacó que durante su administración trajo grandes inversiones al país.
El complejo petroquímico Etileno XXI, en Coatzacoalcos, Veracruz, costó 5 mil millones de dólares y es un desastre, según documentos internos de Petróleos Mexicanos, así como las actas de los consejos de administración de la propia Pemex y de la Auditoría Superior de la Federación (ASF), copias de los cuales tiene Proceso.
Así, mientras México pierde, Braskem obtiene ganancias gracias a dicho contrato. De acuerdo con la empresa, el pasado 2 de diciembre logró colocar una emisión de bonos por 900 mil millones de dólares, con lo cual podrá refinanciar la deuda que contrajo en 2012 para la planta Etileno XXI y mediante el cual obtuvo un crédito sindicado con 17 bancos con respaldo del gobierno de Calderón.
En su informe, Braskem señala que podrá pagar “en su totalidad la deuda de los bancos de desarrollo de México y Brasil, reduciendo la deuda con los demás acreedores”.
Para lograr el proyecto Etileno XXI, el gobierno de Felipe Calderón le facilitó a la filial de Odebrecht un crédito de 400 millones de dólares a través de la banca de desarrollo: 280 millones de dólares de Nacional Financiera y 120 millones de dólares de Banco Mexicano de Comercio Exterior, ambos dirigidos por Héctor Rangel Domene.
Tales recursos, al cambio de 13 pesos en aquel año, suman 5 mil 200 millones de pesos que el gobierno de Calderón entregó a Braskem para que pudiera iniciar los trabajos del complejo petroquímico Etileno XXI.
De esta manera, en la operación de Etileno XXI y sus consecuencias negativas para la industria petroquímica nacional y el erario federal se implicaron el propio Calderón, el entonces director de la banca de Desarrollo, Rangel Domene; el secretario de Hacienda Agustín Carstens (quien aprobó el proyecto como presidente del Consejo de Administración de Pemex), el director de Pemex Petroquímica, Rafael Beverido Lomelín, y el director de Pemex Gas y Petroquímica Básica, Jordy Herrera Flores, este último de todas las confianzas de Calderón.
El expediente de Etileno XXI forma parte del proceso judicial que se le sigue a Emilio Lozoya Austin, director general de Pemex durante la administración de Enrique Peña Nieto y quien se relacionó con la firma brasileña desde 2008, cuando ésta comenzó a participar en la construcción del complejo petroquímico en Veracruz.
Fragmento del reportaje publicado en la edición 2285 de la revista Proceso, ya en circulación.