Buena ondita y libertario

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Por Alejandro Páez Varela

Equis González se entretiene en pensar cómo tomará venganza de los que no se compran su rol de multimillonario buena ondita y libertario a la Bruce Wayne, que de día come caviar y de noche toma no el traje de Batman, que no le da para tanto, pero sí el de progre rebelde, con cabello largo y sacos de pana

Es primero de diciembre, 2024. Claudio X González Guajardo entra a Palacio Nacional después de una larga salutación. Estrena su escritorio. Abre la laptop: doble clic a un documento que titula: “lista negra”. Se pregunta, ahora sí, qué sigue: ¿ordena detener a todos los que están en ella? ¿Investigarlos? ¿Espiarlos-acosarlos?

Equis González se entera, entonces, que la lista plantea un primer reto: hay que clasificarla. Poco más de tres años antes había planteado anotar a todos los que por omisión (por no hacer nada) o por decisión (directamente lopezobradoristas) apoyaron el movimiento del presidente Andrés Manuel López Obrador. Es decir, anotar en una lista a todos los que no votaron por su alianza y caen en el estatus de “omisos” o “activos”.

El señor Equis ve con asombro que somos 126 millones 014 mil 024 mexicanos. Los únicos que no están en su lista son aquellos que votaron por PRI, PAN y PRD, partidos que dirige desde 2021. ¿Cuántos son? Ese año, 2021, votaron por el PAN 8 millones 969 mil 288; por el PRI, 8 millones 715 mil 899 y por el PRD, un millón 792 mil 700. Esos se salvan.

Pero los demás sí están anotados. La amenaza decía claramente que integrarían la lista negra por acción (son abiertos lopezobradoristas) o por omisión (los que ni fu ni fa). En total: 106 millones 536 mil 137 ciudadanos que no votaron por PRI-PAN-PRD.

Es aquí cuando el señor Equis se da cuenta que hay que clasificar la lista. Somos 126 millones, se dice; y algo se debe hacer con esos 106.5 millones, que son mucha gente. Pues a clasificar. No queda de otra.

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Ahora estamos en el presente. Claudio X González Guajardo defiende su derecho a hacer una lista negra. “No hay amenaza ni explícita ni implícita en mi comentario”, dice. La cuenta de Sí por México retuitea a quienes defienden al junior multimillonario pero sus partidos, PRI, PAN y PRD, guardan silencio.

Nadie se extrañe de su silencio. Mientras no consolide algo de lo que se ha propuesto, el señor Equis no pasa de ser un hijo mimado que vive de los miles de millones que su padre ha conseguido, en gran parte por sus nexos con el poder; no pasa de ser un “filántropo” de sombreros ajenos que no hizo el dinero que se gasta, ni puede garantizarle a los que se lo dan que podrá regresárselos porque, por un lado, ya no son deducibles sus donativos y porque, por el otro, sus proyectos no van tan bien como él quisiera.

La semana pasada, al cumplirse un año su movimiento, Equis González debió echar mano de la manipulación para inflar sus logros. “La Coalición Va por México más Movimiento Ciudadano tuvieron cerca de dos millones de votos más que Morena y sus aliados”, dijo. Mentira. Suma los votos de MC que no son suyos para hacer parecer como si todo fuera viento en popa. Y antes dijo: “La ciudadanía y la Coalición Va por México lograron arrebatar la mayoría calificada a Morena y sus aliados en la Cámara de Diputados”. Mentira. Morena nunca ganó esa mayoría calificada: la construyó para sacar su agenda.

Dentro de la coalición, no tardan en decirle al señor Equis quién manda. Pasará, anótelo. Quien manda, el que tiene el poder en la relación, no es él. Tampoco es el PRI, que quizás en los siguientes dos años pierda lo que le queda de gubernaturas. El que manda es el PAN. En 2024 no hay de otra: el PRI se vuelve oficialmente satélite del PAN y acepta que un panista sea su candidato, o no hay Va por México.

Mientras tanto, Equis González se entretiene en pensar cómo tomará venganza de los que no se compran su rol de multimillonario buena ondita y libertario a la Bruce Wayne, que de día come caviar y de noche toma no el traje de Batman, que no le da para tanto, pero sí el de progre rebelde, con cabello largo y sacos de pana con parches de piel.

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De regreso al primero de diciembre de 2024. Hay que iniciar –se dice el señor Equis– clasificando, dentro de la lista negra, a los intelectuales que defendieron o que no hicieron nada en contra del movimiento del Presidente. Agrega periodistas, activistas, escritores, actores y otras personas públicas. Ya quedó un primer grupo. Lo marca, dentro de la misma lista, con un color distinto: son los que tienen prioridad.

Con otro color marca a la burocracia federal, completa. Defendió o no hizo nada “para detener” el avance de Morena. Y mete en el mismo color a las burocracias de gobiernos locales de Morena. Listo. Ah, piensa el señor Equis, ¿y los líderes de Morena, PT y el Verde? Esos también tienen prioridad y se separan. Agrega de una vez líderes y funcionarios partidistas nacionales y locales (estatales y municipales).

El señor Equis ya está listo para citar a los titulares de la FGR, el SAT, la UIF, la Secretaría de la Defensa y la Marina para entregarles esa primera selección de su lista negra, pero recuerda que hay algunos moneros, columnistas, activistas y reporteros que lo lastimaron profundamente. Los separa. Y hay algunos empresarios y exfuncionarios que le caen mal, mal. Los separa. Y uno que otro, incluso un vecino que nunca simpatizó con él. Los separa.

Y ahora sí: el señor Equis tiene su lista marcada por prioridades. Y a por ellos. Se trata de poner el ejemplo y darles una lección. ¿Por dónde empezar?, pregunta el de Marina. ¿Les abrimos una investigación o los detenemos primero y ya veremos?, secunda el de la Fiscalía. El señor Equis no quiere perder tiempo: “Deténganlos y ya veremos”. Y los manda al sureste; PAN y PRI estarán de acuerdo en que mejor allá que acá, donde hay progreso. Se necesitarán lugares para meterlos: entonces pide campos de reeducación.

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Es la mañana de dos de diciembre de 2024 cuando Claudio X González Guajardo sale de Palacio Nacional, cansado pero satisfecho, aunque sabe que todavía hay que resolver el destino de otros 106 millones de mexicanos (la lista de colores apenas da unos 500 mil) que por omisión o acción permitieron el movimiento de López Obrador.

Por hoy resta descansar. Luego verá de qué se trata el cargo que asumió porque en realidad no ha trabajado en toda su vida. Dormirá bien porque mañana, con el nuevo día, acudirá al acto público en el que se dinamitará el Tren Maya.

“La dictadura ha sido derrocada”, piensa el señor Equis, y se queda dormido abrazando su lista negra de poco más de cien mil mexicanos que no le entregaron su voto por omisión, o que acción se abrazaron del lopezobradorismo.

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