Por Arturo Alcalde Justiniani
Las fiestas decembrinas son para algunos motivo de celebración religiosa, descanso o cercanía familiar. Para otros es ocasión de consumo y jolgorio, para muchos más, significa frustración y angustia al no poder satisfacer deseos de orden personal o familiar por razones de pobreza, lejanía, soledad o por estar privados de la libertad.
También son tiempos de reflexión, revisión de vida y de propósitos, por ello es común compartir un brindis como expresión de algunos deseos especiales.
Brindo por las mujeres y hombres, jóvenes y mayores, quienes durante este año participaron en el plano social o electoral en la construcción de un país distinto para esa mayoría de mexicanos y mexicanas que en las actuales circunstancias están impedidos de vivir con la dignidad que merecen.
Brindo porque las víctimas de la irresponsable guerra desatada por Felipe Calderón y por las mafias criminales que se han apoderado de extensas regiones del país, encuentren consuelo y respuesta a sus agravios. Que la paz, producto de la justicia social y del reconocimiento de derechos universales, sea el producto de sus reclamos.
Brindo por los migrantes, los que vienen del sur, los que van hacia el norte y los que en el interior de nuestro país transitan de un lado a otro, arrastrando la cobija, para buscar mejorar las condiciones de vida, que les son negadas en su lugar de origen. Son ellos la expresión viva del fracaso de las políticas que los expulsa de sus comunidades, al negarles trabajo remunerado, salud, seguridad y sobre todo, futuro para sus hijos.
Brindo por los trabajadores del campo, que a duras penas producen los alimentos que consumimos, sin recibir la compensación que merece su esfuerzo. Las ganancias quedan esparcidas en esa larga cadena de intermediación que los tiene postrados.
Brindo por los trabajadores que no se dan por vencidos a pesar de la represión constante que busca someterlos. Porque a los electricistas se les respete el derecho al trabajo, reconocido en la sentencia emitida por un Tribunal Colegiado y que ahora, mediante una burda maniobra, busca ser revocada por la vía de nuestro máximo tribunal de justicia; porque de una vez por todas, se cierre este capítulo mediante una concertación justa. Por los mineros, también víctimas de la complicidad gobierno-empresarial, que les ha costado vidas y toda clase de agravios y que sin duda, ha generado un gran desprestigio del gobierno mexicano en el entorno internacional. Por los tenaces trabajadores y trabajadoras de Sandak, quienes después de año y medio siguen resistiendo en Calpulalpan, Tlaxcala, la presión de la trasnacional zapatera Bata, la que apoyada por el gobierno local, busca convertirlos en una maquila familiar más, sin derecho a la seguridad social y a la asociación gremial.
Por las víctimas de los últimos coletazos de la administración laboral calderonista, en abierta complicidad con las trasnacionales Automotriz Honda en El Salto, Jalisco, y la llantera Continental Tire en San Luis Potosí. En estos últimos días del año, los trabajadores de la automotriz fueron informados del laudo de la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje que decidió cancelar el registro al sindicato democrático por el delito de disputar la titularidad del contrato colectivo a un sindicato cetemista de protección patronal. Por su lado, los obreros de la llantera, en pleno mes de diciembre, fueron notificados también de la decisión de la junta laboral de cancelar la vigencia del Contrato Ley del Hule, en esa fuente laboral; la última perla de la administración laboral panista fue resolver que un contrato colectivo que es obligatorio en todo el país, no lo sea ahora tan solo para esa trasnacional que solicitó para sí ese privilegio.
Brindo porque en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, sus autoridades entren en razón, respeten la voluntad de la comunidad y reconociendo el gigantesco valor social y educativo de esta institución, eviten incrementar la confrontación y apostar al desprestigio de la misma. Desde luego, que respeten el contrato colectivo y cubran las cuotas sindicales y prestaciones colectivas indebidamente secuestradas a sus trabajadores por más de dos años.
Brindo porque los gobiernos de izquierda en nuestro país y en particular el de la ciudad de México, rediseñen su política de justicia penal, civil y laboral; porque el ciudadano pueda acceder a la justicia de barandilla sin corrupción, sin temor y con la confianza de que se trata en serio de gobiernos cercanos a la gente; porque los jóvenes pobres no sean la clientela común de nuestras cárceles, en donde se padecen todo tipo de violencia y abusos a los que nos estamos acostumbrando.
Brindo por Morena para que su presencia constituya un aliento a favor de los intereses de las mayorías, hoy excluidas por el modelo económico-social vigente. Que la esperada presencia de Morena recupere en los jóvenes la esperanza de que un mundo mejor es posible y la convicción de que ese sueño será realizable en la medida en que se organicen y luchen por ello.
En recuerdo de Mercedes Barquet, siempre alegre, siempre solidaria en la lucha de las mujeres y los intereses profesionales de su gremio.
Fuente: La Jornada