Parlamentarios conservadores advirtieron que su partido político podría dividirse si el ex primer ministro Boris Johnson regresa como líder tras la dramática renuncia ayer de Liz Truss después de sólo 45 días como primera ministra.
Informes de que más de cincuenta parlamentarios conservadores se han comprometido a apoyar a Boris Johnson para que sea el próximo líder del partido y regrese como primer ministro.
De hecho, el ministro de defensa del Reino Unido, Ben Wallace, se desvincula de la carrera por el puesto de nuevo primer ministro y dice que se “inclina” hacia Boris Johnson como la persona que puede “ganar las elecciones”.
La dimisión de la Primera Ministra de Reino Unido, Liz Truss, aboca al país a una nueva mudanza en Downing Street, la quinta en apenas siete años y todas ellas correspondientes a líderes del Partido Conservador, que no logra encontrar la tecla de la estabilidad mientras se hunde en los sondeos.
Truss admitió ayer que no podía “cumplir el mandato” por el que fue elegida después de seis semanas de agitación social, principalmente por la situación económica, que culminaron con el despido de su ministro de Finanzas, Kwasi Kwarteng, y antier la renuncia de su ministra del Interior, Suella Braverman, con días de diferencia.
Es la tercera renuncia de un premier conservador en tres años y deja un instituto político dividido en busca de un líder capaz de reconciliar las facciones beligerantes.
Truss entregará el cargo a un nuevo primer ministro el próximo día 28, en un contexto de grave crisis económica y con una inflación de 10.1 por ciento en septiembre, la más alta en 40 años.
La crisis ha estado acompañada por una serie de protestas sociales y paros laborales en los sectores gubernamentales.
Allegados al ex ministro de Finanzas Rishi Sunak declararon al diario británico The Independent que él estará en la papeleta electoral, después de perder ante Truss en una votación de 170 mil miembros en la que se determinó al sucesor de Johnson.
Otros que se espera que se unan a las candidaturas incluyen a la líder de la Cámara de los Comunes, Penny Mordaunt, y la ex ministra Braverman, con especulaciones que también giran en torno a posibles ofertas del secretario de Comercio, Kemi Badenoch, o el secretario del Interior, Grant Shapps.
El actual ministro de Finanzas, Jeremy Hunt; el secretario de Asuntos Exteriores, James Cleverly, y el titular de Defensa, Ben Wallace, indicaron que no se presentarán a la contienda.
En un tuit al ex primer ministro, que se cree que está de vacaciones en el Caribe, el parlamentario conservador James Dudderidge ironizó: “Espero que hayas disfrutado de tus vacaciones, Boris. Hora de volver. Pocos problemas en la oficina que necesitan ser abordados”.
Los aspirantes deben superar la barra alta de 100 nominaciones para el lunes, lo que significa que no más de tres candidatos conservadores pueden participar en la carrera, y los 357 tories reducirán el número a dos en una votación ese día antes de que la elección final pase a los miembros en una boleta en línea que cerrará el próximo día 28.
Si se unen detrás de un solo candidato, habrá una “coronación” este lunes. Además, se celebra una votación indicativa sobre los dos candidatos finales, para que los miembros tengan una idea clara de qué candidato cuenta con el apoyo.
El jefe de la oposición laborista, Keir Starmer, pidió la celebración inmediata de elecciones generales anticipadas, sin esperar a que culmine la legislatura a finales de 2024 o inicios de 2025. Los conservadores están “faltando a su deber patriótico básico de dejar al pueblo británico al margen de sus patéticas disputas”, afirmó ante el Congreso de Sindicatos (TUC).
Pero fueron las intenciones de Johnson las que dominaron la conversación en los salones de té de Westminster, después de que sus colaboradores hicieron saber que estaba sondeando a sus amigos sobre un regreso al liderazgo del partido y de la nación.
El ex primer ministro, que aún enfrenta una investigación sobre si mintió al Parlamento sobre el escándalo de Partygate, quiere “terminar el trabajo” que comenzó, dijo un político clave.
La perspectiva de un segundo cargo de Johnson sólo dos meses después de que entregó las llaves del número 10 fue aplaudida por los partidarios en los escaños conservadores.
El parlamentario Brendan Clarke-Smith expuso que Johnson era “la única persona que puede sacarnos de este lío”, mientras la ex secretaria de Cultura Nadine Dorries lo aclamó como “el único elegido por el público británico con un manifiesto y un mandato hasta el 25 de enero”.
El veterano diputado Roger Gale, el primero en declarar que había presentado una carta de no confianza en Johnson, comentó a The Independent: “Mientras esté bajo investigación por engañar a la Cámara, no hay forma de que deba ser considerado para ningún puesto en el gobierno. Sería tan divisivo como lo fue anteriormente: queremos un candidato de unidad, no de división”.
Agregó que se podía esperar que “bastantes” se negaran a tomar el banderín del partido si Johnson regresaba. Y otro legislador aludió que conocía al menos a un correligionario que se pasaría al Partido Laborista en lugar de servir bajo Johnson.
El ex ministro del gabinete David Davis sostuvo que “mucha gente estaría preocupada por el instituto político” si Johnson regresa.
La ex primera ministra Theresa May espera que, tras la salida de Truss, Gran Bretaña pueda contar con un gobierno “sensato” y “competente” capaz de capear las actuales turbulencias políticas y económicas.
El primer ministro de Irlanda, Michel Martin, aprovechó este suceso para recordar los retos pendientes que afectan a ambos países, al advertir que la firma de un acuerdo que permita la aplicación del Protocolo de Irlanda del Norte es “aún más urgente” ahora.
En otra reacción desde el exterior, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, prometió continuar la “cooperación estrecha” con Reino Unido tras la renuncia, mientras su par de Francia, Emmanuel Macron, señaló que espera que Gran Bretaña regrese pronto a la “estabilidad política”.
El gobierno de Rusia se congratuló de la salida de Truss diciendo que era una vergüenza de líder que sería recordada por su “catastrófico analfabetismo”.
Fuente: AFP