La fiscalía de Justicia ha concluido que no hay delito que perseguir en la explosión de la planta de Blueberry que dejó un saldo de nueve trabajadores muertos y más de 40 heridos. Lo más asombroso es que no se ha encontrado el origen del estallido que conmovió una vez más a Ciudad Juárez… El magnate Eloy S. Vallina aparece como dueño de la compañía.
Por Luis Javier Valero Flores
Increíble lo que nos reporta ayer El Diario de Juárez: “No hay delito qué perseguir en siniestro de Blueberry: Fiscalía y Protección Civil”.
“La Fiscalía General del Estado y la Unidad de Protección Civil del Municipio dieron a conocer a través de un comunicado los avances obtenidos por el dictamen pericial en el que hasta el momento no se ha encontrado indicador de que el accidente en la maquiladora Blueberry haya sido causado por omisión, negligencia o deber de cuidado, por lo que hasta el momento no hay delito que perseguir en contra de la empresa”. (Nota de Jesús Salas, El Diario, 13/XI/13).
Según la información, las autoridades informaron que el accidente no ocurrió en el área de calderas pues éstas se encuentran intactas; tampoco se haya debido a un desperfecto en las instalaciones de gas (“porque no existe instalación de gas natural”); descartaron, además, por explosión de gases del drenaje general. Vamos, tampoco, dicen, se debió al almacenamiento de solventes y sustancias peligrosas, ni a una falla del sistema eléctrico y descartaron una falla humana, en el manejo de alguna maquinaria, como causa de la explosión; es decir, la explosión ocurrió, no dejan más que esa explicación, porque fue un designio de Dios.
Nada se descompuso, no había gases explosivos en el área de la explosión; no hubo corto circuito, los materiales que podían originar una explosión eran inexistentes. Nada falló, es más, todo lo que hemos vivido, y sobre todo las víctimas y sus deudos y familiares (en el caso de los heridos), ha sido un fenómeno virtual, no existió.
Y sin embargo, ya van ocho decesos y aún permanecen en la unidad de atención de quemados en Guadalajara otras dos víctimas de la explosión en condiciones críticas.
¿Acaso la explicación, al reporte de que no encontraron alguna causa de la explosión, debamos buscarla en la parte central de la siguiente nota informativa?
Dice así: “También peritos de EU buscan causas de explosión en Blueberry”.
“Peritos estadounidenses contratados por la maquiladora Blueberry trabajan en conjunto con los de la Fiscalía General del Estado (FGE) para determinar las causas del accidente del pasado 24 de octubre, que a la fecha ha dejado seis muertes, confirmó ayer el comandante del Cuerpo de Bomberos, Ramón Lucero García”. (Nota de Carlos Hernández, El Diario, 7/XI/13).
¿Cómo está eso de que la empresa investigada participa en la investigación? ¿Acaso no le debería estar vedado el acceso a la zona del accidente a cualquier persona -así fuera el mejor de los peritos del planeta, si está contratado por la presunta responsable del accidente- que pudiera tener una representación de la empresa?
¿Por ventura los fiscales no saben nada de una figura existente en nuestra legislación, denominada responsabilidad civil objetiva?
¿Cómo es que lo permiten? ¿Será, otra vez la coincidencia, porque, se dice -y no es cualquiera el que lo dice, ni más ni menos que el alcalde de la ciudad, Enrique Serrano- que el propietario de la empresa es Eloy Vallina?
Tal cosa la informó el munícipe a escasos minutos de la tragedia:
“Al llegar al lugar del siniestro, el presidente municipal Enrique Serrano Escobar aseguró a los medios de comunicación que la empresa es de ‘los señores Vallina’, una de las familias más acaudaladas del estado que son los principales propietarios de terrenos industriales en la zona de San Jerónimo. El alcalde aseguró que se comunicó con los propietarios para tratar el caso. No dio mayores detalles. Por la noche, a través de su vocero, Guillermo Terrazas Villanueva, el alcalde dijo que ‘al parecer’, el empresario Eloy S. Vallina Lagüera es uno de los accionistas”. (Nota de Gabriela Minjáres, El Diario, 25/X/13).
¡Ah, cuántas cosas ocurren en el antiguo Paso del Norte bajo el manto del sospechosismo del presunto involucramiento de los más poderosos de tan noble urbe!
Y todas ocurren en agravio de los más humildes ¿Alguien nos podrá quitar de la cabeza que, de haber existido una unidad de atención a quemados en Juárez, algunos de quienes fallecieron después del accidente podrían estar vivos?
Ahora resulta que ni siquiera se pueden encontrar las causas del accidente, a pesar de los antecedentes de la empresa.
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