Por Armando G. Tejeda
“Nuestra adicción a los combustibles fósiles está empujando a la humanidad hacia el borde del abismo. Nos enfrentamos a un dilema: o lo detenemos o vamos a extinguirnos. Es tiempo de decir basta de destruir nuestra biodiversidad, de matarnos a nosotros mismos con el carbón, de tratar a la naturaleza como un excusado”, afirmó, tajante, el secretario general de la ONU, el portugues Antonio Guterres, antes del inicio de la sesión plenaria de los principales líderes del planeta.
Atentamente escuchaban los representantes de 197 países, que ahora tienen la responsabilidad fijar nuevos compromisos para evitar que el mundo se precipite, pues -se insistió una y otra vez- la diferencia entre reducir la temperatura 1.5 grados celsius y 2 grados a final de siglo es que con la primera tendremos una oportunidad como especie, y con la segunda “tendremos una sentencia de muerte segura”.
El segundo día de actividades en Glasgow, la capital de Escocia, donde se celebra la Cumbre Climática (COP26), inició en medio del caos y el nerviosismo. A la entrada del recinto, donde ingresan la mayoría de los participantes -representantes de la sociedad, diplomáticos, prensa- se registró una aglomeración que provocó el malestar y la preocupación, máxime en tiempos de pandemia. Miles de personas a la intemperie esperaron durante más de una hora para poder entrar al recinto, mientras sobrevolaban los helicópteros que llevaban hasta el lugar a los altos mandatarios. O pasaban los vehículos de alta cilindrada por la entrada de autoridades.
Entre los activistas se reprochó precisamente eso: cómo es posible que a una cumbre sobre el clima, la mayoría de los mandatarios lleguen en aviones privados y para moverse por la ciudad utilicen comitivas de vehículos muy numerosas y contaminantes.
La primera sesión de los líderes mundiales inició con media hora de retraso porque decidieron esperar hasta que llegara, con un notable retraso, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, que participará en su primera Cumbre de este tipo como mandatario y que además supone el regreso de Estados Unidos a este consenso multilateral, después del periodo de gobierno de Donald Trump, que retiró a su país y él mismo no participó.
Después de que una joven interpretó con su gaita una canción tradicional de la cultura celta y de que se emitió un breve documental para insistir en que la “Tierra es el único lugar que tenemos para vivir”.
Boris Johnson habló a continuación e inició su discurso con una imagen que sorprendió a la audiencia, a los que les pidió que recordaran o se imaginaran la imagen de James Bond atado a una bomba de tiempo y está tratando desesperadamente de desactivarla. “Estamos en una situación similar y esto no es ficción”, afirmó.
En su calidad de anfitrión y primer ministro del Reino Unido, y también fue tajante: “Falta un minuto para medianoche y tenemos que actuar ahora. Si no nos tomamos en serio el cambio climático hoy, será demasiado tarde para que nuestros hijos lo hagan mañana. Nos juzgarán con amargura, y tendrán razón”. El premier inglés comprometió aumentar los fondos económicos para fortalecer los fondos que se destinarán anualmente para que los países en vías de desarrollo hagan una transición de sus economías hacia energías más sostenibles.
Después tomó la palabra el secretario general de la ONU, Guterres, quien señaló a los combustibles fósiles como los principales responsables de las emisiones de efecto invernadero y el alimento de la economía mundial desde esa Revolución Industrial. Y “esto tiene que cambiar”, por eso pidió a las 197 delegaciones y a los 120 mandatarios presentes a revisar sus planes y políticas climáticas para poder asegurarnos que la temperatura del mundo no subirá más allá de los 1,5 grados a final de siglo y por eso se espera que puedan salir precisamente promesas de abandonar el carbón o poner fecha de caducidad a los coches de combustión. También, como ha recordado Guterres, es necesario que se termine de desarrollar el Acuerdo de París. En concreto, que se termine de acordar la aplicación del artículo 6, el que hace referencia a los mercados de carbono como una herramienta para luchar contra el calentamiento y que no se sigan utilizando como mercadeo.
Guterres reconoció que“hay un déficit de credibilidad y un exceso de confusión sobre las reducciones de emisiones y los objetivos de cero emisiones, con diferentes significados y diferentes métricas. Porque muchos prometen esa neutralidad de las emisiones para 2050 sin que se trace una senda clara de reducción de sus gases de efecto invernadero para esta década”. Y para eso -recordó- será vital cumplir o ampliar con lo establecido en los Acuerdos de París.
Después tomó la palabra Brianna Fruean, una campesina de Samoa, que sobre todo explicó las diferencias devastadoras que hay en las islas pequeñas entre que la temperatura del globo terráqueo suba 1,5 o 2 grados. “Todos ustedes tienen hoy el poder de ser mejores. De encerrarse en los cuartos de negociación para salvarnos, tienen las herramientas para hacerlo. Si están aquí hoy ya saben lo que está haciendo el clima en nuestros pueblos. Tienen la oportunidad de hacer lo correcto”, les espetó a los líderes mundiales.
Desde el Amazonas brasileño, de Rondonia, viajó a Glasgow la joven activista Txai Suruí, quien les recordó a los mandatarios que “la Tierra ha hablado y nos está diciendo que el tiempo se agota”. De ahí recordó cuando su padre le digo que había que escuchar a las estrellas, a las montañas, a las flores. “Y sis las escuchamos y las observamos podemos ver que la tierra está muriendo y que no tenemos más tiempo. Que necesitamos un cambio global y lo necesitamos ahora. Y que mientras muchos de ustedes han cerrado los ojos a esa realidad, muchos compañeros nuestros han muerto defendiendo a la tierra, a nuestros pueblos”.
El naturalista y documentalista David Attenborough, que se ha dedicado a lo largo de su vida a explorar la vida de los océanos y la naturaleza, insistió en que estamos ante una oportunidad para “crear un mundo más igualitario y con mayor estabilidad. De hacer que las causas de la devastación de la naturaleza sean menos”. Y -les recordó- “les estaremos observando y tomaremos nota de lo hagan o dejen de hacer”.
Fuente: La Jornada