La alcaldesa de Barcelona ha roto los lazos oficiales de su ciudad con Israel, acusando al país del crimen de apartheid contra el pueblo palestino.
La decisión de la alcaldesa Ada Colau tiene poco impacto práctico, siendo el efecto más concreto la suspensión de su acuerdo de hermanamiento de 25 años con Tel Aviv.
Pero el anuncio de la ciudad, un popular destino turístico y hogar de uno de los clubes de fútbol más conocidos del mundo, conlleva un considerable simbolismo y se suma a una creciente lista de críticos que han calificado a Israel como un Estado de apartheid. Israel rechaza tales acusaciones como deslegitimadoras y antisemitas y calificó la decisión de “lamentable”.
En una carta al primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, Colau dijo que la medida se tomó en respuesta a una campaña de decenas de grupos locales y miles de activistas.
Citó una serie de políticas israelíes, incluyendo su ocupación militar de Cisjordania durante 55 años, su anexión del este de Jerusalén y su construcción de asentamientos en tierras reclamadas por los palestinos para un futuro Estado.
En años recientes, tres reconocidos grupos de derechos humanos, Human Rights Watch, Amnistía Internacional y B’Tselem de Israel, han acusado a Israel de apartheid, tanto dentro del país como en los territorios ocupados.
Amnistía y los otros grupos afirman que la fragmentación misma de los territorios en los que viven los palestinos es parte de un régimen general de control diseñado para mantener la hegemonía judía desde el mar Mediterráneo hasta el río Jordán.
Señalan las políticas discriminatorias dentro de Israel y en el este de Jerusalén anexado, el bloqueo de Israel de la franja de Gaza, que ha sido gobernada por el grupo militante Hamas desde 2007, su continuo control de Cisjordania y la construcción de asentamientos judíos que la mayoría de la comunidad internacional considera ilegal.
Fuente; AP