La acampada de los maestros en el Zócalo amenaza la celebración del día de la independencia en México, que incluye un desfile militar
Por Sonia Corona
La tensión por el pulso entre los profesores mexicanos inconformes con la reforma educativa y el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto ha crecido en las últimas horas. La jornada nacional de resistencia de los maestros de este miércoles –en la que incluso ha habido enfrentamientos con la policía capitalina– ha paralizado durante varias horas el primer cuadro de la ciudad de México, pero el punto de máxima preocupación es la resistencia de los docentes a abandonar el Zócalo, la principal plaza de la capital del país, donde la noche del domingo debe llevarse a cabo la celebración de la emblemática fiesta conmemorativa del grito de independencia y el lunes el respectivo desfile militar.
La Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), disidencia del magisterio de este país, mantiene en el Zócalo una acampada desde abril para protestar contra la reforma educativa finalmente promulgada esta semana por Peña Nieto Tradicionalmente, la celebración de la independencia de México en la capital del país consiste en una verbena la noche del 15 de septiembre en el Zócalo a la que asisten decenas de miles de personas y en la que el presidente mexicano en turno sale al balcón principal del Palacio Nacional para gritar vivas a los personajes que lucharon por la independencia del país. Después, la mañana del 16 de septiembre, el mismo escenario se convierte en la sede de un solemne desfile militar.
La incertidumbre sobre la ocupación de la principal plaza del país continúa a pesar de que el Gobierno mexicano ha confirmado que “el grito” se celebrara en el Zócalo. El secretario de Gobernación (Interior), Miguel Ángel Osorio Chong, ha declarado a la prensa mexicana que tanto la fiesta del 15 de septiembre como el desfile militar tendrán como sede esta importante plaza porque la administración mantiene una mesa de negociación con la CNTE. Lo cierto es que hasta ahora, en los 46.000 metros cuadrados de la también llamada Plaza de la Constitución, las tiendas de campaña se han extendido hasta formar una especie de comunidad donde los docentes, sus familias y algunos adeptos a la causa comen y duermen.
Una vez que la reforma educativa ya ha sido aprobada por el Congreso mexicano, a los profesores les queda el Zócalo como último lugar de resistencia. Este miércoles han protestado en las calles cercanas a la residencia presidencial de Los Pinos, la policía les impidió acercarse y se enfrentó a ellos por primera vez en tres semanas (los policías impidieron el intento de los manifestantes a bloquear una vez más el Periférico, vital arteria de esta capital). Esta jornada de protestas se ha desarrollado además en 22 estados del país, mientras el Gobierno mexicano se ocupa de llegar a un acuerdo con los docentes sobre la acampada en la principal plaza de la capital. Osorio Chong se reunirá con los líderes docentes el jueves.
En las mesas de negociación con los maestros también está el Gobierno del Distrito Federal (GDF), que como encargado de la seguridad de la capital del país también ha intervenido para que los profesores abandonen la plaza. Héctor Serrano, secretario de Gobierno, explicó en mayo pasado a este diario que el GDF no usaría la fuerza para obligar a los miembros de la CNTE a desalojar el Zócalo aunque allí se tenían programados varios actos a lo largo del año. “En el Gobierno del Distrito Federal no somos represivos, la policía persigue el delito, no es una policía que atente contra manifestantes”, argumentó. Ahora, el GDF se mantiene expectante al acuerdo al que los maestros y el Gobierno de Peña Nieto puedan llegar.
La postura de los maestros, sin embargo, ha sido inamovible. Uno de los líderes de la CNTE, Rubén Núñez, ha explicado la mañana de este miércoles que los docentes mantendrán la acampada. “Con nosotros no ha habido ningún convenio, ningún acercamiento, porque nosotros seguimos sosteniendo que el plantón representativo de la CNTE va a permanecer en el Zócalo”, ha comentado. También aseguró que los líderes sindicales analizarían la tarde del miércoles la posibilidad de abandonar la plaza, según el resultado que arrojaran las movilizaciones de la CNTE en todo el país.
La acampada impidió que el domingo pasado, el excandidato presidencial, Andrés Manuel López Obrador, celebrara un mitin contra la reforma energética de Peña Nieto en el Zócalo. De última hora, el líder del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) cambió la sede del acto, al que acudieron unas 44.000 personas, a la Avenida Juárez, una de las avenidas cercanas a la principal plaza de la capital mexicana. El opositor reconoció el derecho de los maestros a manifestarse contra los cambios legislativos, a pesar de que la acampada afectó su pronunciamiento.
En los últimos años, la celebración de la independencia en la capital de México ha sido un acto que se decide de última hora a causa de diferentes movilizaciones. En 2006, López Obrador, el excandidato de la izquierda, mantuvo una acampada similar con sus simpatizantes para protestar contra los resultados oficiales de la elección presidencial y la retiró la mañana del día de la celebración. En 2007, el Partido de la Revolución Democrática (PRD) instaló un templete en la plaza para hacer una celebración independiente a la del entonces presidente, Felipe Calderón. Con lo que en los hechos, se celebraron ahí “dos gritos”. El año pasado, en el último grito de Calderón la fiesta se celebró en medio de las protestas de algunos miembros del movimiento Yo Soy 132 que denunciaban la elección de Enrique Peña Nieto como presidente.
Fuente: El País