Bachelet vuelve, la desigualdad sigue

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La socialista Michelle Bachelet asumió el martes la presidencia de Chile, en un histórico cambio de mando, con la promesa de cambiar el rostro de uno de los países con peor distribución de la riqueza en América Latina.

Bachelet, quien retoma el liderazgo de la centro izquierda tras el Gobierno del conservador Sebastián Piñera, se convierte así en la primera mandataria en gobernar por segunda vez en Chile desde el fin de la dictadura de Augusto Pinochet.

La médico de 62 años y madre de tres hijos se suma a la brasileña Dilma Rousseff y a la argentina Cristina Fernández como las mujeres que presiden importantes economías de la región más desigual del mundo.

“Sí, prometo”, dijo con voz firme la socialista pasado el mediodía, cuando la máxima autoridad del Senado, Isabel Allende -hija del derrocado ex gobernante Salvador Allende-, le tomó en el Congreso el juramento para ser investida oficialmente como presidenta de Chile por los próximos cuatro años.

Bachelet recibió el gobierno del mayor productor mundial de cobre de manos de Piñera, quien abandona la presidencia con una aprobación de un 50 por ciento.

Tras entregar la banda presidencial, Piñera se retiró del Congreso en la ciudad de Valparaíso entre aplausos y manejando su propio vehículo.

“Hace cuatro años atrás iniciamos un gran proyecto, una gran aventura en el buen sentido de la palabra y hoy día los sentimientos que tengo son, por una parte de alegría, porque creo que hoy Chile es un país mucho mejor (…) y eso la gente lo sabe”, había dicho Piñera previo a la ceremonia.

Una apretada agenda

La socialista consiguió retornar a la presidencia tras un aplastante triunfo electoral en diciembre después de haber gobernado entre el 2006 y el 2010, cuando se convirtió en la primera mujer en tomar las riendas del país.

En medio de una apretada agenda de bilaterales, Bachelet se reunió con Rousseff poco antes de asumir y acordaron que un diplomático brasileño integre la misión chilena en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, donde Chile es miembro no permanente hasta el 2015.

“Este es un primer paso que es muy significativo, simbólico de la intensidad de las relaciones que queremos darle a los vínculos entre Brasil y Chile”, dijo el próximo canciller chileno Heraldo Muñoz.

Las relaciones con América Latina serán una “prioridad” para el nuevo Gobierno, agregó Muñoz.

La ceremonia del traspaso de mando contó con la presencia del vicepresidente de Estados Unidos, una decena de mandatarios de América Latina y otros invitados de organismos internacionales.

Entre los cambios de última hora estuvo la cancelación de la participación del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, en medio del rechazo de opositores en Chile y cuando se cumple un mes de violentas protestas antigubernamentales en ese país.

Los nuevos miembros del Congreso brindaron juramento el martes antes del cambio de mando.

Bachelet ha prometido aumentar los impuestos a los empresarios para financiar una reforma educacional y busca cambiar la Constitución heredada de la dictadura, junto con mejoras a la salud, entre otros desafíos.

Luego de los actos, enfrentará una apretada agenda que incluye un paquete de 50 medidas que prometió lanzar en los primeros 100 días de su Gobierno.

Fuente: Reuters

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