El médico narró paso a paso lo ocurrido la noche del 26 de septiembre en el Hospital Cristina y los posteriores interrogatorios que le hicieron militares que viajaron desde la Ciudad de México. Los resultados de esa indagatoria castrense no se conocen públicamente.
Por
Un médico cirujano que intentó brindar atención médica a normalistas de Ayotzinapa la noche del 26 de septiembre en el Hospital Cristina, en Iguala, reveló que la Procuraduría de Justicia Militar integró una investigación propia sobre los hechos ocurridos esa noche en Iguala, y que él fue interrogado en dos ocasiones como parte de esa indagatoria.
En su declaración ante la Procuraduría General de la República (PGR), el médico narró los interrogatorios de los que fue objeto por parte del Ejército, uno de ellos dentro de la base del 27 Batallón de Infantería y otro ante el agente del Ministerio Público Militar.
Según lo referido por el cirujano, los militares le indicaron que por órdenes del secretario de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos, y el Estado Mayor de la Defensa, se estaba “integrando un expediente” de investigación, y que por ello personal ministerial castrense se trasladó desde la Ciudad de México a Iguala.
Los interrogatorios hechos al médico se centraron en el encuentro que tuvieron los soldados del 27 Batallón de Infantería con el grupo de normalistas que se refugió en el Hospital Cristina la noche del 26 y madrugada del 27 de septiembre, tras haber logrado huir de una agresión que sufrieron a manos de policías municipales de Iguala.
En dichos testimonios, el cirujano narró –tal como lo hizo antes a la PGR– cómo los militares le impidieron inicialmente el paso a la clínica, la disculpa que le ofreció un capitán del batallón a los normalistas, y la presencia de civiles “bien vestidos” que luego preguntaron por uno de los estudiantes heridos.
Las revelaciones de lo que pasó en el Hospital Cristina y del interrogatorio que le hicieron los militares al cirujano se encuentran en el tomo 81 de los 83 que tiene la versión pública de la investigación que la PGR inició por la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, y que Animal Político ha podido revisar gracias a una solicitud de transparencia.
Este expediente incluye el desarrollo de al menos cuatro averiguaciones previas que la PGR ha ido abriendo o acumulando como parte de los hechos ocurridos en Iguala, además de la que realizó inicialmente la Fiscalía de Guerrero. No está incluida ni se conoce hasta ahora públicamente el resultado de la averiguación que llevó a cabo la Procuraduría de Justicia Militar.
El Hospital Cristina fue visitado dos meses después por la PGR, pero el lugar se encontraba cerrado y vandalizado, revela el acta de la diligencia ministerial incluida en una de las averiguaciones.
Los interrogatorios
El cirujano declaró que aproximadamente a las 2 de la mañana del 27 de septiembre, cuando los normalistas buscaron atención médica para uno de sus compañeros y los soldados del 27 Batallón que acudieron a revisar ya se habían ido del Hospital Cristina, llegó “súbitamente” una camioneta Toyota de doble cabina y modelo reciente a la clínica.
“En ella venía gente que se veía no era de Iguala, su forma de vestir era más elegante y el copiloto traía una laptop y al parecer venía tecleando algo. Uno de ellos preguntó con voz de autoridad endonde estaba el estudiante herido y cómo se llamaba. Le dije que no había preguntado su nombre. Luego de eso se fueron”, narró el médico.
El lunes 29 de septiembre, continuó el médico, un capitán del 27 Batallón que le había pedido sus datos la noche del incidente con los estudiantes se comunicó con él para indicarle que “altos mandos” de la Procuraduría de Justicia Militar que venían del Distrito Federal estaban investigando lo ocurrido y lo llamarían a declarar.
Dijo que aproximadamente a las 15 horas llegó al 27 Batallón de Infantería donde le ofrecieron primero de comer, lo que rechazó, y luego lo llevaron a una sala grande donde había una “mesa con 30 o 40 sillas” en donde había tres hombres que no estaban uniformados pero que se identificaron como agentes de Justicia Militar.
“Me pidieron que les relatara detalladamente los hechos del día 26 de septiembre del 2014, me hicieron varias preguntas y eran insistentes en la forma en como los soldados (que acudieron a la clínica) portaban las armas, como fue su forma de conducirse hacia mí y hacia los estudiantes. Dos de ellos tomaron nota todo el tiempo”, dijo.
El cirujano explicó que la declaración e interrogatorio duró aproximadamente 40 minutos,pero no le dieron nada para que la firmara. Unos días después el personal de la Procuraduría de Justicia Militar se comunicó de nuevo con él para indicarle que “el Estado Mayor de la Defensa y el general Cienfuegos” estaban al tanto del asunto e integrando el expediente.
Posteriormente, los militares le indicaron que su primer declaración se había recabado de manera informal y que era necesario que rindiera una nueva ante el agente del Ministerio Público Militar. La misma se realizó el 7 de octubre las 14 horas en el Hospital Cristina.
“Me recabaron la declaración en el Hospital, misma que sí firmé y le puse mis huellas a un costado de dicha declaración, además de que me solicitaron una copia de mi identificación. Yo pedí una copia de la declaración pero me comentaron que no era posible y que era una diligencia de carácter militar. Después de eso ya no supe más”, dijo el cirujano.
La noche en el Cristina
En su declaración ante la PGR el doctor describió, además de los interrogatorios del Ejército, los hechos ocurridos en el Hospital Cristina entre la noche del 26 y madrugada del 27 de septiembre de 2014.
Dijo que hasta antes de la noche, la jornada del viernes 26 de septiembre en la clínica había transcurrido en calma. Por la tarde prácticamente no se había presentado ningún paciente a consulta y la mayor parte del personal se retiró antes de las 9 de la noche.
Lo único extraño, recordó el médico, fue que después de las 8 pasaron varios autobuses a una velocidad considerable seguidos de patrullas y que se escucharon ruidos fuertes, pero que pensaron que eran cohetes y no disparos.
Ya al estar en su domicilio, aproximadamente a las 22:30 horas, el cirujano recibió una llamada de la enfermera de guardia quien le indicó que “personas extrañas habían tomado el hospital” y que exigían atención, por lo que decidió marcar al 066 para reportar a la policía lo ocurrido y dirigirse al nosocomio.
“Al llegar veo que el hospital está rodeado por el Ejército. Un militar se acercó y me dijo que no podía pasar ya que había un operativo. Le conté que trabajaba en el hospital pero aun así me impidió el paso y me quedé esperando (…) por una de las ventanas se veía el movimiento incluso en el piso de arriba de los militares”, dijo.
Luego de un rato –no precisa exactamente cuánto tiempo–, el cirujano se acercó de nuevo a la puerta principal donde el capitán que estaba al frente del grupo militar le pidió que se identificara y tras hacerlo, le permitió el pasar para que atendiera a uno de los jóvenes que estaba lesionado.
El cirujano describe que había aproximadamente 30 jóvenes entre ellos el que estaba lesionado en los labios al parecer por arma de fuego. De acuerdo con la versión del doctor, el joven en repetidas ocasiones se negó a que lo atendiera, a pesar de la petición de su maestro que estaba presente. El normalista estaba consciente y en pleno uso de sus facultades, según el doctor.
Tras completar la revisión en el hospital, el capitán que iba al frente del operativo reunió a los normalistas en la sala para explicarles por qué fue revisada la instalación, además de disculparse por haberlos “tratado como delincuentes”.
“Jóvenes, primero que nada quiero decirles que somos el Ejército y somos una institución que estamos para servirle a la sociedad y ante todo les pido una disculpa si se sintieron tratados como delincuentes pero entiendan que ustedes invadieron propiedad privada y tomaron posesión de unas instalaciones de manera poco convencional”: fue lo que dijo el capitán, según el cirujano.
Tras lo anterior los soldados se retiraron. El cirujano añadió que el estudiante herido seguía negándose a que lo atendieran y la ambulancia que los propios militares pidieron no llegaba, por lo que decidieron buscar un taxi para que lo llevaran al Hospital General de la ciudad.
“El primer taxi que paramos afuera del hospital dijo que tenía órdenes de no levantar a nadie y se fue sin más, pero a los 5 minutos pasó otro y aceptó llevárselo junto con su maestro”, declaró el cirujano.
El 4 de noviembre, personal de la PGR se trasladó a las instalaciones del Hospital Cristina, ubicado en la calle Juan Álvarez, para realizar una diligencia de investigación en las instalaciones; sin embargo, de acuerdo con el parte informativo el mismo ya estaba abandonado y hasta vandalizado.
En el documento, se detalla que las instalaciones lucían descuidadas lo que daba la impresión de que nadie se había presentado en días y las paredes tenían pintas con aerosol. Un vecino confirmo que la clínica ya no daba servicio luego de los incidentes del 26 de septiembre.
“Esta persona comentó que desde que ocurrieron los hechos de los estudiantes ahí en Iguala que el hospital estuvo un tiempo abierto, como una semana, pero que después lo cerraron porque se había puesto feo el ambiente sin conocer más del tema”, concluye el parte ministerial.
Fuente: Animal Político