Ante “la acumulación de ignominias y corrupción” en el país —en buena medida provocada por funcionarios y legisladores a quienes “en el menos agresivo de los casos se les puede llamar ignorantes—, la sociedad se está organizando para encontrar un rumbo distinto, aseguró el obispo de Saltillo, Raúl Vera López.
En entrevista, el sacerdote cuestionó: “¿Qué tipo de régimen tenemos frente a nosotros? Es una acumulación de ignominias, corrupción; es una acumulación impresionante de aberraciones. ¿Dónde estamos los mexicanos? Somos muchos ciudadanos que estamos pensando seriamente en la recuperación del país”.
Vera López refirió que aún no se conoce la ruta para recuperar al país, pero se descarta la opción de las armas, pues “ya mucho tenemos con las manifestaciones de violencia por parte del crimen organizado”.
Tras plantear que es necesario ir a las bases, refirió que “existen muchos caminos; no podemos estar pensando ya en tonterías, en derramamiento de sangre. Tenemos que encontrar el camino para nuestro país, se está buscando, me consta. Somos muchos en México que estamos pensando la manera de recuperar nuestro país y estamos coincidiendo en muchas cosas”.
El prelado señaló que las reformas constitucionales del anterior y actual sexenio son la consumación de una política económica diseñada hace más de 30 años con la idea de aprovechar los recursos del país para convertir en millonarios a unos cuantos, aunque eso signifique “el desastre nacional”. En todo ello, destacó, hay una responsabilidad histórica que tienen los diputados y senadores.
“¿Qué confianza tenemos en la clase política, en los partidos políticos que nos ponen a este tipo de legisladores? ¿Qué futuro nos espera? En este momento, los mexicanos tenemos que pensar seriamente no por una vía violenta, sino en cómo restaurar la vida nacional”.
Antes de hablar sobre la reforma energética, “la más radical de las aberraciones que se han cometido en este régimen”, Raúl Vera repasa otras modificaciones constitucionales que en su opinión se hicieron para arropar al sistema económico neoliberal.
Fuente La Jornada y Vanguardia
